Ahora dice que hay que privatizar el Ejido

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Estado de los ESTADOS
Por Lilia Arellano

 
Vergonzoso adiós

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“Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo los pueblos están resignados”. Octavio Paz

En apariencia el clima empieza a perder tensión. Los anuncios que corrieron como reguero de pólvora al medio día de ayer contribuyeron a generar nuevas expectativas y llevaron a los del equipo de Peña Nieto a contar con algunos momentos de tranquilidad. Aunque para los ciudadanos habrá un despertar distinto apenas den las seis de la mañana de hoy mismo, tiempo en el que se instalarán en las inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro tres mil 372 agentes de seguridad que intentarán que más de 20 mil manifestantes, entre los que se encuentran los del SME, la CNTE, los de la UNT, del Sindicato de la UNAM y otros asistentes que han resultado víctimas de la “guerra” decretada por Calderón, no lleguen a los límites de la alteración del orden.

Con este panorama de fondo, las reuniones del equipo calderonista dieron inicio desde temprana hora y se puso en marcha todo un operativo que llevo a Felipe Calderón a determinar, no sin un mal modo y muchos improperios, la presentación de un “mensaje a la Nación” que sería, obviamente, transmitido en cadena nacional por todos los medios electrónicos y a dejar elaborada la agenda del último día de su gobierno en la que aparece una reunión-cena con los invitados especiales y extranjeros a la ceremonia de ascenso al poder de Enrique Pena Nieto y, posteriormente, justo en el último minuto, llevar a cabo en Palacio Nacional una ceremonia de entrega de mando.

En este último episodio no habrá un sólo discurso y están estudiando la posibilidad de que entren las televisoras y radiodifusoras privadas, situación hasta el cierre de estas líneas todavía no definida ya que no habrá ningún discurso, por lo que se considera que puede ser filmado el acto con la productora gubernamental y el material distribuido posteriormente para su difusión a los medios. Ahora bien, esto es lo que se planea en los respectivos cuartos de guerra tanto del saliente como del entrante, Estado Mayor Presidencial de por medio con sus respectivas recomendaciones para garantizar la seguridad de ambos personajes. Del otro lado ya se están dando algunas instrucciones para que se monte guardia en las inmediaciones del Palacio Nacional, para que se movilicen algunos grupos al Zócalo y manifiesten, una vez más, su repudio al michoacano.

De esta forma lo que los opositores a la llegada del mexiquense al poder y los simpatizantes de las oposición también comienzan a mover sus agendas. Los del #YoSoy132 han reiterado que estarán desde las 6 de la mañana del día primero en las inmediaciones del recinto legislativo y, una vez concluida la ceremonia de protesta, marcharán rumbo al Zócalo en donde se reunirán con quienes, desde una noche antes, montarán guardia. Tal y como se había previsto y pese a la serie de reuniones, juntas, acuerdos, compromisos que se supone habían contraído los operadores peñistas, esta transición de mando no estará como miel sobre hojuelas aunque tampoco habrá disturbios que pongan en entredicho la enclenque paz social de la que todavía se disfruta.

Con estas modificaciones se evitaría la llegada de Felipe Calderón al recinto legislativo. Una vez hecha la ceremonia de traspaso de poderes, evento que se realizará en un recinto totalmente oficial como lo es el Palacio Nacional, cuando ya se ha dirigido un mensaje a la Nación, una vez que se cubre ese requisito que se pretende se erija en un pasaporte de impunidad manejado a través de una cena con jefes de Estado invitados a la ceremonia de Peña Nieto, ya nada queda por hacer, es inútil una exhibición más. Se le cierran, de nuevo, las puertas del inmueble que alberga a los representantes de más de 117 millones de mexicanos.

“ME HAIGA IDO COMO ME HAIGA IDO”

Felipe Calderón selló un sexenio marcado por la muerte con un video de “agradecimiento” a México que estuvo plagado, una vez más, como toda su gestión, de mentiras. Dio las gracias a los mexicanos por el “voto de confianza” que depositaron en él, olvidando que la legitimidad de su elección fue cuestionada hasta el final de su mandato. Agradeció a los trabajadores por mantener a México de pie cuando su administración se ensañó contra ellos, reduciendo su nivel de vida y cerrando importantes fuentes de trabajo, cuando fue impotente para crear las plazas que demanda la población económicamente activa del país. Culpó nuevamente a las crisis internacionales de las condiciones en que deja a los mexicanos, cuando muchas de las adversidades enfrentadas fueron resultado de decisiones equivocadas de su gabinete. Dijo que deja una cobertura nacional de salud, cuando en muchas regiones del territorio nacional, no sólo en rancherías y lugares apartados, sino en ciudades medias y pequeñas, se constata cada día que esto es mentira.

Agradeció la participación de los militares, marinos, policías federales, ministerios públicos por apoyarlo en “su” guerra contra algunos cárteles del narcotráfico, olvidando que ésta regó de sangre al país hasta los últimos días de su mandato, y que la actuación de las fuerzas armadas fue ilegal y se caracterizó por amplias violaciones a los derechos humanos. Sostiene que deja un México más fuerte, cuando lo que deja tras de sí es un gran tiradero en materia económica, no sólo por el mediocre crecimiento anual promedio de tan sólo 1.8 por ciento del PIB, el menor desde los tiempos de Miguel de la Madrid, sino por la desaceleración de la economía, que el próximo año crecerá todavía menos que en éste y será impotente para crear los empleos que demandan los trabajadores mexicanos para poder satisfacer los requerimientos de sus familias. Mención destacada es el número de pobres que deja a su paso, que superan el 60 por ciento de la población del país.

Calderón no da ninguna disculpa por las condiciones en que deja a la Nación, por el contrario sostiene hasta el final que “cumplí con mi deber y responsabilidad”, cuando una gran parte de la población espera que su gestión no quede impune y su actuación, sobre todo en la guerra irregular contra el narcotráfico sea juzgada no sólo por los anales de la historia sino por tribunales penales en México y la Corte Penal Internacional, en donde ha sido demandado por crímenes de lesa humanidad. El michoacano amenazó con que seguirá “sirviendo a la Patria” hasta el final de sus días, cuando los mexicanos esperan que no quede impune su actuación al frente de los destinos de México.

Así, Felipe Calderón llegó por la puerta de atrás del Congreso para asumir la titularidad del Poder Ejecutivo Federal del país, y se va de forma vergonzosa con un video plagado de mentiras.

SIGUE LA MATA DANDO

En los estertores de la muerte del poder, Felipe Calderón sigue en ese afán sin cordura de pretender marcar rumbos que dejó pasar, que no tuvo la habilidad de exponer, que olvidó presentar. Todos ellos no dan otro perfil, tal parece que no cuentan con mayores propósitos que los de seguir dañando a quienes menos tienen y a los que se ha sumido en la peor de las ignorancias. Ahora se atrevió a enviar al Senado una iniciativa en la se pretende privatizar la propiedad ejidal. Así, no conforme con haber hundido al campo en la peor de las miserias ahora resulta que se aprovecharan los que conforman la clase económicamente dominante de la hambruna campesina para lograr adquirir con todas las de la ley las hectáreas que les permitan convertirse, ahora sí, en los propietarios únicos del territorio nacional.

En entidades dedicadas al turismo éste será todo un botín que habrán de disfrutar gracias a las componendas y recomendaciones de los “coyotes” que laboran para terratenientes disfrazados, para quienes ocupan incluso propiedad para manejar al narcotráfico. En las tierras en las que no se produce ningún alimento ya estará perfectamente decretado que no llegarán ni los tractores, ni las yuntas, ni habrá fertilizantes ni semillas sino que habrán de levantarse edificios, fraccionamientos, zonas de lujo. Los ejidatarios, sumidos en la hambruna como se encuentran, verán en cualquier cantidad de dinero que les ofrezcan la posibilidad de garantizarse un tiempo de alimento y sobrevivencia y la interrogante se despierta sobre lo que pasará una vez que el dinero se les termine.
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