¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La hora de García Luna
En casi cualquier democracia del mundo un secretario de Seguridad
Pública federal como Genaro García Luna habría comparecido varias veces
ante una comisión plural del Congreso de la Unión (o específicamente de
la Cámara de Diputados) para que aclarara su rol en distintos eventos
turbios. Ejemplos: por las acusaciones de corrupción y enriquecimiento
ilícito; por sus presuntas reuniones con jefes del crimen organizado,
ventiladas por varios medios; por la posibilidad de que durante estos
años haya beneficiado al cártel de Sinaloa y a Ismael “El Mayo” Zambada y
a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera; por la ola de crímenes en ciudades
como Juárez, Torreón, Monterrey o varias de Michoacán, que curiosamente
se elevaron en cuanto hubo presencia de su Policía Federal y por otras
sospechas.
Pero
deje de lado las sospechas. Estos seis años, García Luna debió
comparecer por los hechos: por disponer de recursos del pueblo de México
para hacerle un museo a la Policía Federal que fue fundada por él en
esta administración (con más dinero del que utiliza, por ejemplo, el
Museo de la Revolución Mexicana); por utilizar presupuesto de la nación
para pagarse una serie de televisión que lo ensalzara; por manipular
información oficial y realizar montajes con el objetivo de ocultar
evidencia o para alterar escenas de crímenes o para beneficiarse
públicamente de publicidad de los medios, y aquí sobran los casos: el
Florence Cassez es quizás el más emblemático, y el último es el de Tres
Marías.
En casi cualquier democracia del mundo, el Secretario de Seguridad
Pública federal habría comparecido para explicar, con todas sus letras,
documentos en la mano, qué pensaba cuando lanzó –una ala de los
militares sostiene que vino de los civiles– la guerra que costó la vida a
unos 100 mil mexicanos, y cómo había planeado detener esa matanza.
En una democracia ordinaria, casi en cualquiera, hubiera tenido que
explicar el viraje en política internacional que dio México al entregar
enormes proporciones del trabajo de inteligencia interna a Estados
Unidos.
Aquí no sucedió. Y no sucedió porque el Presidente Felipe Calderón fue
su gran defensor hasta el último día de su mandato (bueno, falta poco) y
porque el PAN en la Cámara de Diputados se opuso. Si creemos en la
normalidad democrática de México, Genaro García Luna todavía estará
disponible para la justicia, ¿qué no? Si creemos en nuestro Congreso,
podrá ser llamado a declarar ante esa comisión en los días, semanas,
meses e incluso años posteriores al mandato de Calderón, ¿qué no? Genaro
García Luna debe muchas explicaciones. Y quizás el momento de darlas
será cuando no tenga en la Presidencia de México su mejor defensa. ¿Es
posible eso? ¿Es posible que esta Legislatura inicie cuanto antes la
conformación de esa comisión que muchos mexicanos han pedido durante
años, y llame a comparecer al, para entonces, ex Secretario de Seguridad
Pública?
Cualquier proceso de sanación deberá empezar por allí, ¿no están de
acuerdo? ¿Por qué no llamar a García Luna a comparecer el 2 de diciembre
de este 2012? ¿No son muchos los muertos, desaparecidos y desplazados?
¿Qué, no son muchas las dudas?
(SIN EMBARGO.MX)
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