jueves, 22 de noviembre de 2012

Realmente se trató de una vil emboscada

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso 
Caso Tres Marías: hablan los agentes de la CIA heridos
 

MÉXICO, D.F. (apro).- Stan Boss y Chase Garner, los dos agentes de la CIA que sobrevivieron al ataque del que fueron objeto, junto con un capitán de la Marina, por parte de elementos de la Policía Federal el pasado 24 de agosto, en un paraje de Tres Marías vivieron un verdadero infierno.

De acuerdo con sus declaraciones ministeriales que reproduce el diario Reforma en su edición de este jueves, los agentes de inteligencia de Estados Unidos narran paso a paso los momentos de terror que sufrieron y que a punto estuvieron de costarles la vida.

Según los dichos de Boss, quien conducía la camioneta diplomática Toyota Land Cruiser, placas BCM 242, en el momento en que los federales vestidos de civiles les disparaban, comentó a sus acompañantes que se haría el muerto, para ver si así cesaban los disparos.

Sin embargo, refirió que su plan no tuvo éxito.

Chase Garner reconstruyo esos momentos de esta manera:

“(Boss) nos dice que se va a hacer el muerto tirándose sobre el manubrio con el objeto que dejen de disparar, sin embargo no lo hacen y continúan disparándole al vehículo, entonces, mientras disparan, el piloto recibe dos impactos adicionales de bala, uno en el brazo derecho y otro en el muslo derecho.

“Unos cuantos segundos después de eso dejaron de disparar y miré por las ventanas, percatándome que se veían entre ellos como si no trajeran más municiones, quedando todo muy quieto, entonces los pistoleros no nos hablan, no se acercan al vehículo y el piloto sigue haciéndose el muerto”.

Garner, quien iba en el asiento del copiloto se pasó al asiento trasero de la camioneta, en busca del botiquín de primeros auxilios, para tratar de detener la hemorragia que le produjo un balazo en su brazo izquierdo.

A su compañero el rozón de un tiro le destrozó la mitad de la oreja derecha, le incrustó los lentes en la cara y produjo un desmayo momentáneo, que fue interrumpido cuando recibió otro balazo en el brazo y se dio cuenta que también empezaba a sangrar de una pierna.

Boss prosiguió su relato:

“El primer impacto que sentí fue en la cabeza, en la zona del oído derecho, de atrás hacia adelante y en la mejilla, me lesionó con un rozón, de hecho me destrozó la oreja en la parte media, a consecuencia de ello perdí el sentido.

“Cuando vuelvo en me percato que fui impactado en el brazo derecho, pero tenía diferentes esquirlas, aproximadamente 10, las cuales no tuvieron salida, sentí otra lesión en la pierna derecha, en el muslo, igual por una bala; en ese momento me dedico a hacerme el muerto para que dejaran de atacarnos”.

Según la reconstrucción de hechos que hicieron los agentes de la CIA, la llanta trasera de la camioneta se ponchó y eso impidió que llegaran a su objetivo: la gasolinera de Tres Marías.

Ambos estadunidenses concuerdan en que al menos cuatro agentes vestidos de civil que los perseguían en dos vehículos particulares, descendieron y les dispararon, uno desde un desnivel y los otros desde unos árboles.

Uno de los federales, dijeron, fue el que más disparó. “Cargaba un arma larga que en un principio a los estadounidenses les pareció que era una AK-47 y disparó directamente a la altura de la ventanilla del conductor, luego en el parabrisas y el cristal del copiloto”.

Como los disparos no cesaban, el capitán de la Marina, Fabián Molina Llera, gritó una y otra vez: “¡Son diplomáticos!, ¡son diplomáticos!”.

El oficial mexicano se encontraba en el asiento posterior del vehículo e intentaba de manera desesperada pedir ayuda a través de su teléfono celular, pero no salían las llamadas. Según la indagatoria, pretendía hacer contacto con el teniente Leonardo Ruiz Canche, entrenador del campo de adiestramiento de la Marina en “El Capulín”.

Cuando los agresores tenían rodeada la Toyota, llegaron cinco patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Uno de los mandos uniformados de la PF bajó de una de ellas y se acercó a la camioneta perforada con 152 balazos.

Cuando el mando se acercó, Chase Garner pidió al capitán, quien fungía como enlace y traductor, que cuestionara al mando policiaco por la agresión.

“El hombre de la AK-47 me estaba tratando de matar y el capitán Molina le tradujo eso al jefe, pero yo creo que el jefe ya había entendido lo que había dicho en inglés y le contestó que me habían disparado porque se pasó un punto de control de la policía”, relató Garner.

Sin embargo, de acuerdo con el expediente de la PGR, presentado ante la juez federal Griselda Sáenz Horta, la mañana del 24 de agosto nunca hubo un retén de policía ni una agresión de parte de los tripulantes de la Toyota.

Los momentos previos a su traslado al Hospital de la Marina, Boss los recuerda así:

Yo estaba tratando de usar mi celular, pero había tanta sangre en mis manos que no pude hacer nada.

“Vi que (Garner) se desplomaba enfrente del vehículo y alcancé a ver que sus piernas y toda la parte de atrás estaba llena de sangre, entonces yo intentaba abrir la puerta del vehículo”.

“Después se me extrajo (una bala) del muslo al ser atendido en el hospital de la Marina en la Ciudad de México, misma que me fue entregada y yo a su vez se la entregué al investigador del Departamento de Estado adscrito la Embajada de Estados Unidos en México”, contó.

Por estos hechos, la PGR consignó a 14 federales por los presuntos delitos de tentativa de homicidio y daño en propiedad ajena, así como a cinco mandos por encubrimiento. Estos últimos enfrentarán el juicio en libertad, uno bajo fianza y el resto porque se ampararon antes de ser detenidos.

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