¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Caso Tres Marías: hablan los agentes de la CIA heridos
MÉXICO, D.F. (apro).- Stan Boss y Chase Garner, los dos agentes de la
CIA que sobrevivieron al ataque del que fueron objeto, junto con un
capitán de la Marina, por parte de elementos de la Policía Federal el
pasado 24 de agosto, en un paraje de Tres Marías vivieron un verdadero
infierno.
De acuerdo con sus declaraciones ministeriales que
reproduce el diario Reforma en su edición de este jueves, los agentes de
inteligencia de Estados Unidos narran paso a paso los momentos de
terror que sufrieron y que a punto estuvieron de costarles la vida.
Según
los dichos de Boss, quien conducía la camioneta diplomática Toyota Land
Cruiser, placas BCM 242, en el momento en que los federales vestidos de
civiles les disparaban, comentó a sus acompañantes que se haría el
muerto, para ver si así cesaban los disparos.
Sin embargo, refirió que su plan no tuvo éxito.
Chase Garner reconstruyo esos momentos de esta manera:
“(Boss)
nos dice que se va a hacer el muerto tirándose sobre el manubrio con el
objeto que dejen de disparar, sin embargo no lo hacen y continúan
disparándole al vehículo, entonces, mientras disparan, el piloto recibe
dos impactos adicionales de bala, uno en el brazo derecho y otro en el
muslo derecho.
“Unos cuantos segundos después de eso dejaron de
disparar y miré por las ventanas, percatándome que se veían entre ellos
como si no trajeran más municiones, quedando todo muy quieto, entonces
los pistoleros no nos hablan, no se acercan al vehículo y el piloto
sigue haciéndose el muerto”.
Garner, quien iba en el asiento del
copiloto se pasó al asiento trasero de la camioneta, en busca del
botiquín de primeros auxilios, para tratar de detener la hemorragia que
le produjo un balazo en su brazo izquierdo.
A su compañero el
rozón de un tiro le destrozó la mitad de la oreja derecha, le incrustó
los lentes en la cara y produjo un desmayo momentáneo, que fue
interrumpido cuando recibió otro balazo en el brazo y se dio cuenta que
también empezaba a sangrar de una pierna.
Boss prosiguió su relato:
“El
primer impacto que sentí fue en la cabeza, en la zona del oído derecho,
de atrás hacia adelante y en la mejilla, me lesionó con un rozón, de
hecho me destrozó la oreja en la parte media, a consecuencia de ello
perdí el sentido.
“Cuando vuelvo en sí me percato que fui
impactado en el brazo derecho, pero tenía diferentes esquirlas,
aproximadamente 10, las cuales no tuvieron salida, sentí otra lesión en
la pierna derecha, en el muslo, igual por una bala; en ese momento me
dedico a hacerme el muerto para que dejaran de atacarnos”.
Según
la reconstrucción de hechos que hicieron los agentes de la CIA, la
llanta trasera de la camioneta se ponchó y eso impidió que llegaran a su
objetivo: la gasolinera de Tres Marías.
Ambos estadunidenses
concuerdan en que al menos cuatro agentes vestidos de civil que los
perseguían en dos vehículos particulares, descendieron y les dispararon,
uno desde un desnivel y los otros desde unos árboles.
Uno de los
federales, dijeron, fue el que más disparó. “Cargaba un arma larga que
en un principio a los estadounidenses les pareció que era una AK-47 y
disparó directamente a la altura de la ventanilla del conductor, luego
en el parabrisas y el cristal del copiloto”.
Como los disparos no
cesaban, el capitán de la Marina, Fabián Molina Llera, gritó una y otra
vez: “¡Son diplomáticos!, ¡son diplomáticos!”.
El oficial mexicano
se encontraba en el asiento posterior del vehículo e intentaba de
manera desesperada pedir ayuda a través de su teléfono celular, pero no
salían las llamadas. Según la indagatoria, pretendía hacer contacto con
el teniente Leonardo Ruiz Canche, entrenador del campo de adiestramiento
de la Marina en “El Capulín”.
Cuando los agresores tenían rodeada
la Toyota, llegaron cinco patrullas de la Secretaría de Seguridad
Pública (SSP). Uno de los mandos uniformados de la PF bajó de una de
ellas y se acercó a la camioneta perforada con 152 balazos.
Cuando
el mando se acercó, Chase Garner pidió al capitán, quien fungía como
enlace y traductor, que cuestionara al mando policiaco por la agresión.
“El
hombre de la AK-47 me estaba tratando de matar y el capitán Molina le
tradujo eso al jefe, pero yo creo que el jefe ya había entendido lo que
había dicho en inglés y le contestó que me habían disparado porque se
pasó un punto de control de la policía”, relató Garner.
Sin
embargo, de acuerdo con el expediente de la PGR, presentado ante la juez
federal Griselda Sáenz Horta, la mañana del 24 de agosto nunca hubo un
retén de policía ni una agresión de parte de los tripulantes de la
Toyota.
Los momentos previos a su traslado al Hospital de la Marina, Boss los recuerda así:
“Yo estaba tratando de usar mi celular, pero había tanta sangre en mis manos que no pude hacer nada.
“Vi
que (Garner) se desplomaba enfrente del vehículo y alcancé a ver que
sus piernas y toda la parte de atrás estaba llena de sangre, entonces yo
intentaba abrir la puerta del vehículo”.
“Después se me extrajo
(una bala) del muslo al ser atendido en el hospital de la Marina en la
Ciudad de México, misma que me fue entregada y yo a su vez se la
entregué al investigador del Departamento de Estado adscrito la Embajada
de Estados Unidos en México”, contó.
Por estos hechos, la PGR
consignó a 14 federales por los presuntos delitos de tentativa de
homicidio y daño en propiedad ajena, así como a cinco mandos por
encubrimiento. Estos últimos enfrentarán el juicio en libertad, uno bajo
fianza y el resto porque se ampararon antes de ser detenidos.
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