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Profundo declive
El caso Tres Marías, uno de los muchos montajes del nefasto Genaro
García Luna, no hizo sino agudizar la crisis de la Secretaría de
Seguridad Pública con la acusación contra mandos federales de falsear
declaraciones / El ataque directo a los agentes estadounidenses y al
marino ha vuelto los ojos sobre los problemas de corrupción en la SSP,
cuyo titular, protegido del espurio Felipe Calderón, se ha enfrascado en
ríspidas tensiones con la procuradora Marisela Morales
MEXICO,
D.F., 21 de noviembre (AFP) - La acusación de la fiscalía de México a
mandos de la Policía Federal por falsear declaraciones sobre un ataque
que hirió a dos agentes estadounidenses, profundizó la crisis en la
secretaría de Seguridad Pública, considerada una consentida de Felipe
Calderón.
La fiscalía general acusó el fin de semana a cuatro mandos policiales de
pedir a 14 uniformados, actualmente presos, que mintieran sobre el
ataque al auto blindado y con placas diplomáticas en que iban los
agentes estadounidenses y un marino, en una carretera a las afueras de
la capital el 24 de agosto.
Antes había sido procesado otro jefe policial por el mismo caso.
En sus primeras declaraciones los policías, que enfrentan cargos por
intento de homicidio, dijeron que al momento del incidente “se
transportaban en vehículos particulares e iban vestidos de civil”, pero
horas después, cambiaron la versión y aseguraron que estaban uniformados
y en sus patrullas. La Procuraduría General de la República (fiscalía),
subrayó en su informe que los agentes reconocieron por escrito que sus
jefes les instruyeron mentir.
Esos señalamientos han aumentado las tensiones entre la fiscalía y la
Secretaria de Seguridad Pública, de la cual depende la Policía Federal.
Desde el ataque, considerado por la embajada de Estados Unidos como una
“emboscada”, la secretaría de Seguridad había asegurado que se trató de
una confusión pues sus hombres investigaban un secuestro y dispararon en
defensa.
Sin embargo, el informe de la fiscalía aseguró que los policías no
habían sido asignados al caso de secuestro y que los casquillos hallados
en la carretera correspondían a sus armas y no a las de los ocupantes
del vehículo.
Al reporte de la fiscalía respondió la comisionada de la Policía
Federal, Maribel Cervantes, quien aseguró que los uniformados “no se
dieron cuenta de las placas (diplomáticas)” de la camioneta y
simplemente dispararon “ante la percepción, dicen ellos, de que había un
disparo al aire”.
Problemas de corrupción
El ataque a los estadounidenses ha vuelto los ojos sobre los problemas
de corrupción en la Secretaría de Seguridad, que recibió millonarios
recursos durante el sexenio de Calderón (2000-2012), el cual concluye el
próximo 1º de diciembre.
Pero también abrió una brecha dentro del gabinete de Calderón con
enfrentamientos entre el secretario de Seguridad, Genaro García Luna, y
la fiscal general Marisela Morales, que incluso habrían llegado a
gritarse durante una reunión de ministros, según el diario El Universal.
Al interior de la fiscalía el proceso a los policías también parece
haber generado diferencias. El responsable de las pesquisas contra el
crimen organizado renunció sorpresivamente tres días antes de darse a
conocer el resultado de la investigación.
Las dos dependencias, junto al ejército y la Marina, han sido pilares en
la gestión de Calderón en su estrategia de choque contra los cárteles
de la droga lanzada hace seis años, que ha dejado unos 60.000 muertos,
según estimaciones no oficiales.
Hay una “descomposición” en la fiscalía y la Secretaria de Seguridad
Pública, aseguró a la AFP Eduardo Gallo, activista contra el secuestro y
expresidente de la ONG “México unido contra la delincuencia”.
Gallo, cuya hija fue secuestrada y asesinada en 2000, señaló que la
guerra de declaraciones es solo “una columna de humo” pues ambas
instituciones han sido infiltradas por la delincuencia.
Supersecretaría de Seguridad
Para hacer frente a las acusaciones de que las policías estatales y
municipales, habían sido corrompidas por los cárteles, Calderón
fortaleció a los federales, aumentó su pie de fuerza, equipos y
tecnología. También se aplicaron miles de exámenes de control de
confianza a los policías.
Pero al mismo tiempo, García Luna “acumuló mucho poder político, fue el
consentido de Calderón y no tuvo suficiente control sobre la corrupción y
el respeto a los derechos humanos”, dijo a la AFP Raúl Benítez Manaut,
experto en seguridad nacional de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM).
En medio de la polémica, el presidente electo Enrique Peña Nieto,
anunció la semana pasada una iniciativa para eliminar a la Secretaría de
Seguridad Pública y poner a la policía federal bajo la tutela de la
Secretaría de Gobernación (interior).
María Cristina Rosas, presidenta del Centro de Análisis e Investigación
sobre la Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme, cuestiona empero que se
proponga un cambio abrupto, que interrumpe la búsqueda de una policía
eficaz.
“Preocupa que toda la estructura de policía científica, de investigación
y preventiva se venga abajo cuando quede a cargo de la secretaría de
Gobernación”, concluyó Rosas.
Museo a la ignominia
Con un costo superior a los 56.9 millones de pesos, el secretario de
Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, inauguró el Museo de la
Policía Federal (PF), con el que la dependencia busca “reconocer el
desarrollo que hay detrás de la creación de la Policía Federal, así como
los antecedentes históricos de esta corporación y las razones por las
que se creó”.
La inauguración del Museo de la Policía Federal ocurre a unos días de
que se dio conocer que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal
desaparecerá, y que la corporación dependerá de una subsecretaría de la
Secretaría de Gobernación.
El museo será dirigido por Blanca Medina Barrera, quien anteriormente era la secretaria particular de Genaro García Luna.
En un evento privado, al que no fueron invitados los medios de
comunicación, autoridades de la SSP mencionaron que el museo servirá
como un instrumento de “cultura” y “formación” para educar a niños en
materia de seguridad.
El recinto, que fue adjudicado de manera directa para su construcción el
28 de marzo de 2011 a la empresa Daisy Planet, Vinculación Ecológica,
S.C —según consta en el contrato SSP/PF/CNS/013/2011— se localiza al
poniente de la ciudad de México, dentro del ex molino de Belem.
El inmueble cuenta con tres aéreas en las que se busca dar a conocer “el
trabajo y el desarrollo que hay detrás de la creación de la Policía
Federal”; “la importancia de profesionalizar la labor policial y de
incorporar las nuevas tecnologías para prevenir y combatir el crimen”,
así como “reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como
ciudadanos en cuanto a nuestra seguridad y nuestro país”.
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