miércoles, 11 de febrero de 2009

La pandilla de beneficiados contra Carlos Slim

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Burócratas vs. emprendedor
Francisco Rodríguez

Indice Político

La necesidad nunca hizo buenos negocios.
Benjamin Franklin

Hace más de dos décadas tuve el privilegio de conocer a dos viejos maravillosos. Don Antonio y doña Rosita Layón, tíos de mis entrañables amigos Yamil y Alejandra Maroun. También de mi compadre George Wehbe. Habían llegado algunas décadas antes a México desde el bled. Vendían vestidos de fiesta, para novias y quinceañeras en un local del pasaje Slim, en las cercanías del Zócalo de la capital nacional. De ellos obtuve los primeros datos de la biografía de Carlos Slim Helú: “Es muy trabajador. No nos extraña que ahora quiera comprar la compañía de teléfonos”.

A Slim invariablemente se le juzga -y no pocas veces se le condena—, por la bonanza de su presente. Pocas veces por el tesón, el empeño y el esfuerzo que ha impreso en todo aquello que se ha propuesto... y ha conseguido. Pocos son los que recuerdan y muchos quienes olvidan que este Slim accionista de empresas como la editora del The New York Times o de la cadena de tiendas Sack’s Fifth Avenue, es el mismo que hace casi medio siglo llegaba a las tres de la madrugada, antes aún que los voceadores de diarios, a las inmediaciones del mercado de abasto de La Merced, a ofrecer préstamos a los locatarios. Y por mucho madrugar...

Frente a este personaje es que hoy, beligerantes, hay un puñado de altos burócratas, quienes en su vida han dado golpe -que no sea sobre un piano— acusándole de ver una realidad distorsionada: que el país está al borde del colapso, y que no se avizora quien pueda evitarlo.

Retomo el comentario del lector Esteban Román: “El señor Calderón nunca ha sido empresario o profesionista libre; su ‘carrera’ ha sido siempre en sus pocos como años funcionario de un partido político subsidiado, primero de oposición y después, graciosamente en el poder; nunca ha salido a la calle a ganarse por sí solo el sustento, ha sido un asalariado semioficial, diputado con sueldazos y miembro de una burocracia dorada del sistema. Sólo conoce la realidad ‘de oídas’. Slim es un hombre reconocido mundialmente como un triunfador por sí mismo y digno de ejemplo. El ingeniero Slim no engaña ni se engaña. No tiene necesidad de ello. Las aptitudes no las da una urna electoral. Cuando Calderón se vaya, Slim seguirá teniendo credibilidad y respeto de todo el mundo. No hay duda.”

Cierto. Hay quienes aún recuerdan al señor Calderón llegando despeinado a un gimnasio ubicado sobre el Periférico del Distrito Federal, a la fresca de las 9 de la mañana, cuando la mayor parte de quienes ahí se ejercitaban salían a trabajar. Él, en aquellos tiempos, cobraba como secretario de Energía del gobierno anterior.

Ahora que, el enfrentamiento con Slim no es nuevo. Podría decirse que, desde que el PAN “sacó al PRI de Los Pinos”, las administraciones de Fox y, ahora, Calderón, le han echado toda la caballería encima. Y no por razones sabidas y sobadas, como su presunto o real apoyo al señor Andrés Manuel López Obrador, cual jefe de gobierno de la Ciudad de México, o por defender los intereses de los usuarios de telefonía fija y móvil, tampoco por dar la lucha en contra de los monopolios, en cumplimiento de uno de tantos quebrantados compromisos de campaña electorera.

Por el contrario, el enfrentamiento de la burocracia política panista -y sus asimilados— con el emprendedor Slim se da en función del reforzamiento de alianzas político-económicas con otros cresos del olimpo económico.

Es claro que los panistas tienen compromisos muy mal disimulados con los españoles. Recuérdese, por ejemplo, cómo fue que habiendo ganado la licitación para la construcción del ferrocarril suburbano una empresa francesa, bastó una llamada del rey Juan Carlos a Vicente Fox para que se rehiciera el concurso y, ¡sorpresa!, ganara la hispana a la que le han inaugurado dos tramos, sin que la obra civil esté concluida.

Hay también alianza con Telefónica, a la que se protege al máximo. Y con Televisa, cuyos accionistas se oponen a que Slim ingrese, así y tangencialmente, al negocio de la televisión satelital... o a cualquier otra.

La mayor alianza establecida en el foxiato y ahora en el calderonato es con un empresario, también de ascendencia española, a quien se ha beneficiado con exenciones impositivas en la adquisición de un diario, por ejemplo.

No de gratis, entonces, Slim dijo una verdad de a kilo: por la crisis mundial, pero sobre todo por el mal manejo que en contra de ella ha habido en México, se desplomará el producto interno bruto (PIB), habrá desempleo, quiebras de empresas de todo tamaño, cierre de comercios, locales vacíos...

Sin ser catastrofista, el emprendedor pintó la realidad. Los burócratas, con palabras, lo quieren “desborrar”.

Índice Flamígero: En cuatro meses, el Banco de México ha subastado 20 mil millones de dólares para evitar el desplome del peso. Son 300 mil millones de pesos. Equivalen, más o menos, a 3 puntos del PIB. Cuando se eliminó el subsidio a las gasolinas, se argüía que eran 200 mil millones de alicaídos pesos. Dos puntos del PIB. ¿Ya se fijó, entonces, a quienes están subsidiando desde la Administración? ¿A quienes no son catastrofistas?

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