miércoles, 25 de febrero de 2009

Porque unos sí y otros no

¡¡Exijamos lo Imposible!!
De tan buena madera…
María Teresa Jardí

No es que la sociedad esté mal, como asegura en su infinita estupidez Norberto Rivera en seguimiento de la misma tontería que caracteriza a Calderón. De tan buena madera está compuesto el pueblo mexicano, a pesar de no haber logrado construir todavía la necesaria identidad que le permita el orgullo de pertenencia, que México sigue funcionando a pesar de haberse roto hace tiempo el pacto social que permite la vida civilizada entre los gobernados y sus gobiernos.

Lo ocurrido a Baeza es alarmante, pero no más alarmante que los asesinatos cotidianos e impunes que colecciona ese gobernador en su haber en el Estado que desgobierna, como todos, en realidad no tenemos policía, pero tampoco es que tengamos gobernantes, ni de primer nivel, ni de ningún nivel, ya casi. Los empleados de muy abajo por inercia siguen haciendo funcionar las instituciones. Pero los funcionarios de primer nivel cuando más desgobiernan y en la mayoría de los casos tan ocupados están en la protección y el buen funcionamiento de sus propios negocios que son una vergüenza.

Pésimo fue el gabinete de Fox. Imposible igualarlo, se podría haber pensado a lo largo del pasado sexenio. Pero Calderón ha logrado, no sólo igualarlo en pequeñez, sino, con mucho, rebasarlo.

Si el evento más destacado en los medios, los otros han pasado a engrosar la nota de ejecutados del día, de lo ocurrido en Chihuahua, realmente tiene como punto de partida un enfrentamiento de tránsito entre matones, da buena cuenta de que si el gobernador no hubiera estado protegido por la misma gente que en meses, semanas o días nos informaran que son parte del crimen organizado, no estaría hoy involucrado y despertando, también, toda clase de sospechas. Porque no tiene sentido que pretendan que creamos que unos sí y otros no. Si ese es el motivo, repito, y el gobernador como Juan Pérez o todo lo más con un chofer escolta hubiera transitado normalmente se habría ahorrado el incidente que hoy lo torna en sospechoso. Porque también puede ser que se trate de un ajuste de cuentas entre narcos. A final de cuentas lo malo de tirar al bote de la basura la investigación imprescindible para que la impunidad no se convierta en la reina de los criminales, trae aparejado que, convertida la vida misa en acto de fe, se pueda creer cualquier cosa y más aún en aquellas cuestiones que se empeñan en taladrar los medios a modo del capitalismo, en la cabeza de los gobernados, como contribución al responsable en turno de la aplicación a la mexicana, para evitar el dar cuentas de la incapacidad e ineficiencia de los que gobiernan, así que válidamente en esta tesitura se puede suponer que de lo mismo tratan los eventos que involucran a los gobernantes.

Francisco Barrio Terrazas y Tencha, su mujer, iban al supermercado en compañía de sus hijos pequeños, a veces yo los encontré cuando hacía lo propio con mi tía. Y alguna vez me tocó también ver a Patricio Patrón con la esposa en el Siglo XXI saliendo del cine con sus hijos. Es decir, hace no tantos años, los gobernadores panistas no necesitaban de escoltas para ser cuidados, no visibles, al menos, que son las que tanto perjudican. Y supongo que más atrás lo mismo sucedería con los priístas y ni qué decir de los perredistas que garantizaban, aunque también esto haya quedado en el olvido, no dejar de ser personas comunes y corrientes a lo largo del servicio, temporal, encomendado.

Dice Alejandro Martí que en tres sexenios se puede abatir la inseguridad que se ha apoderado del país en tan sólo dos sexenios de desgobierno de la derecha panista. Se equivoca. La inseguridad empezó a entretejer sus entrañas mucho tiempo antes de que de manera tan cínica se descarara. Crear la inseguridad es muy fácil, recuperarla, quizá, sea del todo imposible y no sin antes un cambio de sistema o de gobierno, al menos, radicalmente opuesto a lo que hasta ahora hemos tenido. Bolivia y Venezuela nos están poniendo el ejemplo. Pero ni en uno ni en otro lugar se había llegado a los niveles de corrupción que los gobiernos mexicanos alcanzan.

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