¿Motamex o Drogamex?
Francisco Rodríguez
Francisco Rodríguez
Indice Político
En memoria de los 65 mineros asesinados en Pasta de Conchos por la corrupción de las autoridades federales y la voracidad de Germán Larrea
Primero Bernardo Bátiz, cuando se desempeñaba como procurador de justicia en la capital nacional. Después, el chuchista Víctor Círigo, desde la Asamblea del DF. También, por las mismas fechas, el ocupante en turno de Los Pinos, Felipe Calderón. Y ahora Ernesto Zedillo, empleado de las empresas ferrocarrileras a las que prácticamente regaló —¿o se asoció?- esa rama del transporte. Todos van por la legalización de la marihuana.
En el 2003, el maestro Bátiz fue el primer funcionario público que, en los tiempos recientes, recomendó dicha acción. Se apoyó en estadísticas -que se usan para causar sensación, deformar, confundir y simplificar en demasía—, donde se daba cuenta de que, en ese entonces, el 40% de los reclusos del DF eran drogadictos; también que dos millones de capitalinos fumaban marihuana, y que 700 mil inhalaban cocaína.
Cifras alarmantes, sensacionalistas, pues apuntarían que 10 por ciento de quienes viven en el Distrito Federal son adictos a la coca. Y una tercera parte fuma mariguana.
Fue justo en noviembre de 2003 cuando don Francisco Javier Alcántar Corella, lector en Sonora del Índice Político, se manifestó sorprendido por la propuesta del entonces procurador Bátiz, quien planteó la legalización de las drogas al interior de los reclusorios y después paulatinamente en la comunidad.
El señor Alcántar me envió unas líneas, chispeantes de ingenio y, por si tal fuera poco, además con una gran dosis de sabiduría que hoy es tan escasa. Le comparto:
“Pensando en qué sería en los reclusorios los cuales presentan una sobrepoblación, se agravaría el problema, pues tendríamos a presos que no querrían salir por la facilidad para el consumo de drogas las cuales sin duda alguna se abaratarían con su legalización.
“Segundo ¿Quién se encargaría de venderla, a quién se la compraría México, fomentaríamos más el problema que vive Colombia? ¿Qué ruta seguiría? Esto daría pie a que circulara sin problemas por todo el país con el pretexto de que es legal: más corrupción. El legalizarla conllevaría a modificar forzosamente las leyes en todos sus niveles, desde el constitucional hasta terminar en la de bando y buen gobierno de los ayuntamientos.“¿Serían catalogados como drogadictos los consumidores de aprobarse la ley? ¿Podrían los servidores públicos consumirla? ¿Los policías? De ser así ¿Como se controlaría? ¿Qué tantos grados de droga se permitirían en la sangre, o cuando se determinaría que entrasen en rehabilitación mediante exámenes antidoping? ¿Habría una secretaría de drogas como las de alcoholes para expedir licencias, o sería el gobierno el encargado de envenenarnos? ¿Desaparecerían los comandos antidrogas?
“Gusto de tomarme una copita de vino tinto después de comer o con la comida la cual no tiene los mismos efectos como los que sí las de fumarse “un churro”. Si se aprueba una ley de esas, ¿podrá un drogo fumarse un churro en un restaurante a mi lado? Ya me imagino las horneadas que nos pegaremos.
“Imaginemos a los jóvenes, que podrían ser nuestros hijos o parientes, en un antro pegándose sus focazos, cocazos, churrazos o pingazos, para después salir a toda velocidad incrementando el número de accidentes y muertes. Sabemos que muchos de los delitos se cometen bajo el influjo de alguna droga ¿Cómo piensan las autoridades parar esto?
“Los encargados de venderla serán dueños de voluntades de muchos ciudadanos. No quiero ver a miles de drogadictos amenazados con el alza de precios o la escasez del combustible, (la droga) el cual su demanda va cada día en aumento, dispuestos a hacer lo que sea por que nada de lo anterior suceda. Los podrían manipular en masas.
“A los drogadictos en alto grado ¿Sería nuestro Seguro Social el que los atendiera o les surtiera la droga por ser enfermos?
“Las ganancias de Drogamex, ¿a dónde irían? ¿A programas de rehabilitación?...”
¿Tendrán las respuestas quienes proponen la legalización de la marihuana? Sólo para empezar. Después vendrían la coca, las anfetaminas... Para mantener enajenados a los “gobernados”.
Indice Flamígero: Si no puedes con el enemigo, únetele. Esta parece ser la divisa de quienes, “aunque no lo parezca”, van “ganando” la guerra y, presumen, mantienen arrinconados, “desesperados”, a los malandrines. Los bazookazos, las víctimas infantiles, la realidad, todo los desmiente. Y ahora, el peculiar muchacho que despacha en la Secretaría de Economía nos asusta: si no hubiera guerra contra el narco, el siguiente ocupante de Los Pinos sería un malandrín. Inútil hacerles entender que el hubiera no existe. Que “hubiera” es el tiempo que sólo conjugan los pen...
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