domingo, 8 de febrero de 2009

Hitler ante una corrida de toros

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Los toros tienen la culpa o el Estado soy yo: el usurpador
María Teresa Jardí
Antes de empezar aclaro que estoy en contra del dolor y mal trato que sobre cualquier animal se inflija, incluso sobre el humano.

Esperando --y desesperando ante la tardanza-- a una amiga, el jueves pasado enciendo el televisor y, ante la ausencia lamentable de opciones, acabo viendo una mesa redonda sobre las corridas de toros.
Participan un conductor y al menos un fanatizado anti corridas, es decir: un Pro Vida cualquiera, me defino de inmediato; aunque me queda la impresión de que los de ese corte son dos. Pero como al otro no le escucho decir ni mu, no estoy segura. Como está empezado y tampoco lo acabo de ver, lo supongo por los ojos con esa mirada fija llena de odio que les gusta poner y supongo que tener a los que van por la vida convencidos de ser los paladines de las causas “buenas”.

Hay también una mujer a la que preocupa el dolor sufrido por los animales, un empresario taurino y también un ganadero que explica las condiciones diferentes de los toros de lidia, los únicos que embisten, con relación al resto de animales vacunos.
Aunque ya tengo el que luego se convierte en el primer título de mi colaboración de hoy, ese mismo día me lo complica el usurpador con su nueva salida amenazando a los que emitan críticas a su “maravillosa” --supongo, que supone-- gestión. Igual que suponía Fox, hoy reducido a hacer el día de los caricaturistas, cuando Zedillo y Calderón no se ponen en la mira de su tinta.
El fanatizado participante anti fiesta taurina, conservador de derecha, me da, repito el primer título de este artículo: los toros tienen la culpa, de la producción en serie de los “Zetas” torturadores, me digo, que se desprende de lo dicho por el participante, cuando asegura que las corridas convierten desde pequeños a los niños en torturadores. Envidia, de la buena, no me dirán ustedes que no, la que dan esos señores que lo tienen todo resuelto en su cabeza: cuando no es culpable la noche de la brutal inseguridad impuesta, son culpables las corridas de toros.
En los minutos de programa que veo me toca una entrevista a un catedrático de la Universidad Complutense con varios libros escritos sobre la materia, señala el presentador, a la par que muestra a los televidentes la portada de uno de ellos con el sugerente título de: “La Liturgia de la tauromaquia”, lo que de suyo es, por sí mismo, una invitación a leerlo.
El catedrático explica, en agradecible buen castellano, que los opuestos a las corridas de toros han existido siempre; lo que es normal dado que siendo un arte y dado que todo arte, ya se sabe, que es apreciado por pequeñas o mayoritarias, como en el caso de los toros, elites, tiene su contraparte a la que le parece aborrecible. Y cuenta una anécdota, olvidada a menudo incluso por la historia, de una corrida realizada en Salamanca con la plana mayor del franquismo presente a la que asiste Hitler como el invitado de honor y explica, a la audiencia para que no se olvide, que el Fhürer asesino de 20 millones de judíos se pone a llorar y tiene que retirarse antes de que salga el tercero de la tarde por resultarle irresistible el sufrimiento de los animales.
Tan agobiado, por el sufrimiento a los toros, se sintió el monstruo asesino de judíos, comunistas, homosexuales, gitanos, etc., como alarmado se siente el usurpador ante la verdad que a través de la crítica, medios que no los son a modo del sistema y analistas independiente, hacen de la situación catastrófica, en todos los sentidos, por la que México atraviesa.
Hitler habrá prohibido las corridas y Calderón amenaza a los que no se sumen a acatar que por decreto los mexicanos vivimos en Disneylandia. El Fhürer mató a 20 millones de personas y a algunas también las hizo morir por falta de comida. Como Calderón al aprobar el FOBAPROA que hoy pretende que en el mundo se imponga como salvador de los banqueros a costilla de los pueblos.
“El Estado soy yo” es lo que declara en México el panista usurpador Felipe Calderón, también fascista. La importancia de la memoria histórica salta a la vista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ridiculo...

Está demostrado que Hitler fue el primer estadista en promover una serie de leyes para el cuidado de los animales.

Además, eso de los 20 millones de muertos ya nadie se lo cree, ha oido algo acerca del ''REVISIONISMO HISTORICO''???¿¿¿

Es mas facil desmentir las muertes que probarlas, hablo en serio; peor es ahora el holocausto creado por los judios en Palestina.