Los gatos de Bush
por Federico Campbell Peña
La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca no sólo desplazó del poder a Barney, el terrier escocés, el perrito mascota del ex presidente George W. Bush, aquel que mordió a un periodista en el jardín de la residencia presidencial a fines del año pasado. También significó dejar huérfanos a los gatos de Bush: al presidente de Afganistán Hamid Karzai, socio del Grupo Carlyle-Halliburton de Houston; al primer ministro de Irak Nuri Al Maliki, quien ordenó que se golpeara con saña al periodista que lanzó sus dos zapatos a Bush en una rueda de prensa y al presidente de El Salvador Antonio Saca, presto antes que nadie a enviar soldados a Irak.También quedó huérfano de padre el colombiano Alvaro Uribe, su fiel aliado en América Latina, quien recibió de manos del ahora ex presidente una “medalla al mérito” poco antes de la toma de posesión de Obama y el presidente de Corea del Sur Lee Miung Bak, quien echó por la borda los esfuerzos de sus antecesores para pactar acuerdos con el líder vitalicio de Corea del Norte, Kim Il Sung, por no hablar del emir de Kuwait, Sabah al Ahmed al Sabah, sucesor de quien fue puesto en el trono por George Bush padre en 1992.
En México quedaron huérfanos de padre quienes apostaron por John McCain para mantener, ya sin Bush en la Presidencia, la alianza energética que unió al rancho Crawford en Texas con el rancho San Cristóbal en Guanajuato en el año 2000 para repartir las aguas subterráneas del Golfo de México al Grupo Carlyle Halliburton .
Aquellos que hablan en inglés en el Foro Económico de Davos a pesar de ser hispanoparlantes entre sí.
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