viernes, 21 de junio de 2013

Yo llevo un año esperando una sentencia

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Frank Kafca (1881-1924) “El Profeta de México

Es un verdadero milagro que el destacado escritor praguense haya adivinado a fines de su vida cuál iba a ser el porvenir de la Justicia Mexicana. Sus libros póstumos “El Proceso” y “El Castillo”, han sido ejemplo para nuestro país, que los sigue paso a paso.

¿Por qué? preguntarás curioso lector, sigue leyendo:

Quizá el problema de la administración y procuración de justicia sea el más grave de los muchísimos y gravísimos que confrontamos, desde la abolición en la Constitución de 1824 del “Juicio de Residencia”.

Las trapacerías, los laberintos, la despiadada conducta de los personales descritos por Kafca, parecen, ante los nuestros, un verdadero juego de niños.

Hace ya más de veinte años, en una reunión de “periodistas” en torno a Magdalena Saldaña, que dirigía el “Diorama de la Cultura” de “Excélsior”, salió a la plática el problema que hoy volvemos a comentar, Opiniones por aquí y por allá, todas sabias y justas. Juan Martínez Ruiz, (Ráfaga) señaló en su inolvidable forma crítica y satírica, que nuestra justicia era sencillamente MACABRA. Magdalena, inteligente y mordaz, le corrigió empleando una palabra que desde luego, inventó en ese momento. —“No Juanito, no es macabra, ¡ES MACABRÓNICA!”. Con todo respeto, me parece la más perfecta definición de nuestros malhadados sistemas de impartición y procuración de justicia, inventados, puestos en vigor y nunca modificados primero, por Antonio López de Santa Anna, después Victoriano Huerta y como colofón, por todos los gobiernos emanados de los “Partidos Políticos” inventados por el Jefe Máximo de la Revolución, Plutarco Elías Calles y su “cachorro” fascista disfrazado de rojo, titular del Ejecutivo en el sexenio delirante 1934-1940 y sus inefables seguidores.

El artículo 17 de nuestra sacrosanta Constitución, (tan manoseada) señala:

Artículo 17. Ninguna persona podrá hacerse justicia por misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho.

Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales.

Punto por punto, vamos a analizar, en forma somera y corta, como lo exige el periodismo, el precepto para fundar el título de este artículo.. Principiaremos por “los tribunales” que “funcionan” en el Distrito Federal.

La Justicia Federal se imparte por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Tribunales Colegiados del Primer Circuito y los Juzgados de Distrito del Distrito Federal que cuentan con más de veinte sedes, colocadas a kilómetros y más kilómetros una de otra; ¡no cuentan con estacionamiento para automóviles de los ilusos “gobernados” sus forzados usuarios! Los hay, eso, para los trabajadores del Poder JudicialIndudablemente el propósito manifiesto no es otro que el de impedir el fácil acceso a ellos, colocándolos en lugares superpoblados o poco conocidos. En el caso de la Suprema Corte, ubicada en Pino Suárez # 2, pleno Centro histórico, para llegar, salvo el caso de personas que estén en edad de viajar en Metro, se invierten hasta dos horas. Hay estacionamientos cercanos de a $40.00 la hora o fracción. ¡Que tiempos aquellos en que se podía entrar a la Corte sin problema alguno! Hoy los “visitantes” somos objeto de todo tipo de vejaciones. Nos esculcan, nos obligan a dejar en la “aduana” local todo lo que de metal tengamos, llaves incluidas. Nos retratan… ¡Quien nada debe, nada teme! reza aún un viejo refrán y es aplicable a la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación y a su personal…

En el horripilante e inadecuado “Palacio de Justicia de San Lázaro”, enorme, pero con una sola puerta por la que se permite el acceso y la salida, (Calle Eduardo Molina) y sin uso dos (por la Calzada Ignacio Zaragoza), aislado y sin estacionamientos públicos cercanos, se prohíbe estacionarse en torno a todo al inmenso conjunto y, ¡eso sí!, constantemente circulan en derredor grúas que en menos de un minuto se llevan tu automóvil, una veces a los “corralones” otras, ¡quién sabe a dónde!

No sería aventurado considerar un pacto con las autoridades del Distrito Federal para proporcionarle una entrada muy respetable de dinero por el acarreo y las “multas” que hay que pagar. Los gobernados, los que pagan impuestos, los que se supone que gracias al artículo 17 tienen a su alcance una justicia “expedita”, ¡no tenemos derecho a alcanzarla en esa forma en ningún lugar del Distrito Federal, y no hay modo más sencillo para denegar la justicia, que el esconderla en tribunales inaccesibles. Aparte de este inconveniente, cuando puedes acceder tropiezas con irregularidades y plagas sin fin.

Iniciamos nuestro ejercicio profesional hace 70 años, y la primera vez que nos hicieron un “requerimiento” fue en el año de 1992, Hoy, para empezar desde abajo, es más fácil cosechar de temporal en asfalto que tener la suerte de que un “juez” reciba UNA DEMANDA DE AMPARO sin pedir el cumplimiento de mil y un requisitos. Para que la Justicia sea más “expedita”, la “nueva Ley de Amparo” estableció una forma de notificación de las prevenciones que los jueces hacen ¡para llorar! El actuario acude al domicilio de quien va a ser notificado, y “(ja, ja, ja) le deja un citatorio para que dentro de dos días, acuda al Juzgado de marras…” a notificarse de la prevención”. Viaje de dos o tres horas para llegar al lugar donde se ubica el Juzgado y…el actuario que le llevó el citatorio en poco más de una hora y media, le entrega copia de la tremenda prevención, con un término de cinco días PARA DESAHOGARLAS. Obvio, es una alegre modificación y mejora a la justicia “pronta y expedita”.

“Las resoluciones” sólo con un pariente muy influyente, pueden lograrse “de manera pronta, completa e imparcial”. Los juicios duran años y más años, normalmente.

¿Su servicio será gratuito? En qué País deben haber vivido los Constituyentes. Bajo el agua, desde luego, pero no hay trámite que no se pague. Las “copias”, “las cédulas”, “la celeridad en el dictado de los autos” las multas porque sí o porque no, etc., NO SON COSTAS JUDICIALES, ¡ÉSTAS ESTÁN PROHIBIDAS!

Existen funcionarios judiciales intachables
, pero hay muchos que no lo son, pero LOS QUE SON gozan de plena inmunidad para “no empañar la imagen de la justicia”, aparte de los que reciben o “adivinan” “consignas” increíbles pero ciertas, para proteger a las instituciones gubernamentales y…a los sacrosantos bancos. Contra ambos NO HAY JUSTICIA QUE VALGA, SE ELUDE MEDIANTE TODAS LAS TRAPACERÍAS POSIBLES. Y…SIN EMBARGO, LOS CONCEPTOS HAN CAMBIADO LA JUSTICIA PRONTA, EXPEDITA, COMPLETA Y SOBRE TODO IMPARCIAL, HOY ES ESA QUE RECIBIMOS LOS GOBERNADOS EN MÉXICO.

Y, hasta aquí hoy, seguiremos con nuestro análisis (muy personal, desde luego) de la Justicia MACABRÓNICA QUE PADECEMOS… 

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