¡¡Exijamos lo Imposible!!
Reprobados: UE
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Crisis, desempleo y narcoviolencia
EU se opone a cambio de estrategia
México: seguridad nacional endeble
Alerta ante el poder corruptor narco
“Inacción oficial” en desapariciones
“Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene”.- Baltasar Gracian
El resultado de la estrategia contra las drogas en México es la fuga de
inversión, la pérdida de empleos y una violencia que representa una
creciente amenaza para la seguridad nacional, sostiene un informe del
Parlamento Europeo. A pesar de estos adversos resultados de la
estrategia de Felipe Calderón primero y ahora de Enrique Peña Nieto, que
no observa una ruptura radical con relación a la de su antecesor, ésta
no variará porque responde a los intereses de Estados Unidos, cuyo
gobierno, a través del Departamento de Estado, a cargo de John Kerry,
sostuvo en la Organización de Estados Americanos, que “no habrá viraje
en la política antidrogas” de su gobierno.
Kerry encabeza la delegación estadounidense que participa en la Asamblea
General de la OEA que se realizó en Guatemala, donde se opusieron a la
legalización de la mariguana en Estados Unidos, país donde recientemente
los estados de Colorado y Washington avalaron su uso recreativo.
También dejaron claro que “ninguna entidad internacional va a dictar la
legalización, ciertamente no a Estados Unidos”. En forma poco
diplomática, Kerry demandó a la OEA que vuelva a tener como prioridad la
promoción de los derechos humanos, la democracia y el desarrollo. Es
decir, que se ocupe de sus asuntos y que no aborde la guerra contra las
drogas, a pesar de que en la Cumbre de las Américas en 2012, de
Cartagena, los líderes regionales acogieron la idea del presidente
guatemalteco, Otto Pérez Molina, de revisar la actual lucha anticrimen.
La posición del gobierno de Barack Obama es clara: “no habrá viraje en
la política antidrogas”, por lo que en México, la situación de la guerra
contra los cárteles permanecerá en los mismos términos, como
consecuencia de los acuerdos firmados por el gobierno de Felipe Calderón
con los Estados Unidos, durante la administración de George Bush, en la
“Iniciativa Mérida” o “Plan México”.
Por eso no extraña que esta semana, mientras el secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aseguraba que a seis meses de la
administración de Enrique Peña Nieto “los resultados empiezan a darse”
porque avanzan la confianza y participación de la ciudadanía en los
planes para abatir la inseguridad y la violencia, y anunciaba que las
entidades federativas recibirán en total 118 mil millones de pesos para
acciones que busquen erradicar la violencia, un informe sobre México del
Parlamento Europeo, dado a conocer este martes, sostiene que la fuga de
inversión, la pérdida de empleos y una violencia que representa una
creciente amenaza para la seguridad nacional, es el resultado de la
estrategia contra las drogas ejecutada en el país.
Los discursos de la administración de Enrique Peña Nieto se perciben en
esta materia cada vez más alejados de la realidad y de otras
evaluaciones, sobre todo realizadas desde el extranjero. Durante la
Primera Sesión Ordinaria de la Comisión Intersecretarial de la Violencia
y la Delincuencia, el funcionario responsable de la política interna
del país sostuvo que “de partir prácticamente desde cero, hoy tenemos
familias que están participando, hay respuesta positiva y participación.
Estamos trabajando bien, con buen ánimo, los resultados han estado
dándose, empiezan a verse a seis meses”. Sin embargo, la Unión Europea
dio a conocer el análisis, fechado en el mes de abril, más crítico
elaborado hasta ahora por los servicios de la UE sobre la lucha contra
las drogas en México.
El informe “México Country Briefing 2013” parte de la administración de
Felipe Calderón y destaca que “la violencia relacionada con las drogas,
se intensificó dramáticamente” durante la presidencia del michoacano, “y
se convirtió en un amenaza cada vez más grave para la seguridad”. El
análisis del Departamento de Políticas Exteriores del Parlamento Europeo
subraya que la actual estrategia contra las drogas, no observa una
ruptura radical con relación a la de Calderón.
Así, destaca que “la violencia ha afectado también las actividades
económicas y la inversión en las zonas afectadas, especialmente en los
estados fronterizos del norte. En estas zonas, el aumento de la
violencia del narcotráfico ha sido acompañada por el cierre de muchas
pequeñas y medianas empresas y el aumento de las tasas de desempleo”. Al
citar cifras de la Confederación Patronal de la República Mexicana
(Coparmex) y a representantes de la banca privada, el informe resalta
que en 2011 alrededor de 140 mil negocios suspendieron sus actividades
debido a la criminalidad, y en el 2010 el país perdió cerca de cuatro
mil millones de dólares en inversión directa, lo que correspondió al 20
por ciento del total de ese año.
Al margen del costo económico, la influencia de los cárteles de la droga
ha tenido severas consecuencias sociales y políticas, además que ha
dejado 140 mil desplazados, aunque otras fuentes mencionan cifras
mayores de hasta un millón 600 mil. El reporte advierte que “el enorme
poder corruptor del narcotráfico es una amenaza para el funcionamiento
de las instituciones judiciales y de otra índole del Estado, incluyendo
las fuerzas de seguridad. En los últimos años, cientos de policías,
jueces, funcionarios de alto rango y políticos locales han sido
detenidos y acusados de colaborar con cárteles de la droga”. Ejemplificó
que tan sólo en 2010, cerca de 3 mil 200 policías federales fueron
cesados por no superar las pruebas anticorrupción.
También alerta que “la infiltración de los cárteles de la droga, en
instituciones públicas, alimenta la preocupación de que su influencia
corruptora podría extenderse a los políticos y las instituciones
políticas”, por lo que existe una fuerte presión sobre la administración
de Enrique Peña Nieto “por reducir los niveles de violencia, y de
alguna manera frenar el poder de los cárteles de la droga y el crimen
organizado”.
El documento de la UE desmiente claramente el optimismo y las cuentas
alegres del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, al
ejemplificar que en marzo de este año, murieron mil 25 personas en
incidentes relacionados con el crimen organizado, lo que representa un
alarmante crecimiento respecto a los primeros tres meses (diciembre,
enero y febrero) del actual gobierno, con un total de 4 mil 249 muertes.
También Luis Astorga, académico del Instituto de Investigaciones
Sociales de la UNAM, aseguró que los retos de la nueva administración
federal, en materia de seguridad, siguen siendo los mismos que los de
los gobiernos anteriores. Argumentó que hoy el Estado no tiene mucho
para controlar a las organizaciones del crimen organizado.
EXIGEN VIRAJE
No sólo ex presidentes y líderes políticos de América Latina han
demandado un cambio en la estrategia seguida por Estados Unidos contra
los cárteles del narcotráfico, sino también organizaciones como Human
Rights Watch, quien pidió a los países de la OEA la despenalización del
consumo de drogas y aplicar políticas de prevención que contribuyan a
disuadir el uso de estupefacientes. El director de HRW para América
Latina, José Miguel Vivanco, sostuvo que las actuales políticas
nacionales sobre control de drogas, que prevén sanciones penales para el
consumo personal de drogas, “atentan contra derechos humanos
fundamentales”.
También el ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, destacó en el
libro “Drogas: Prohibición o Legalización”, que es necesario comenzar a
“desescalar” la política mundial contra las drogas, “descriminalizando”
algunas de ellas, especialmente la mariguana, de la que no existe
evidencia científica que ocasione más daños del que provocan drogas
legales como el tabaco y el alcohol, y sobre la que se concentra el 60
por ciento de los esfuerzos persecutorios de los gobiernos.
Samper argumenta que desde hace 100 años, la política contra las drogas
ha estado sostenida en decisiones imperialistas, económicas, políticas y
morales, pero no científicas, lo que ha conducido a un fracaso respecto
de la reducción de su consumo y a altos costos de violencia social y
salud pública. El ex mandatario colombiano se pregunta: ¿a quién le
interesa que esta guerra continúe? Y se responde que interesa a los
narcotraficantes, interesa a los latifundistas de cultivos ilícitos,
interesa a las agencias encargadas del control de las drogas que se
reparten el presupuesto asignado para esta tarea, en fin, a los que se
enriquecen con el lavado de activos, al sistema bancario que poco
condena públicamente lo que está prohijando privadamente. “Hay mucha
gente a la que le interesa esta guerra. Como en todas las guerras, las
guerras tiene dueños que son los que se benefician de ella”.
El político colombiano explica que su propuesta no es la legalización,
que consiste en que sea el mercado el que se encargue de decidir qué se
consume, cómo, cuándo y quién. Sino la “descriminalización”, es decir,
quitarle a las drogas el carácter penal, punitivo, que actualmente tiene
y cambiar esa regulación social por formas parecidas a las que se están
utilizando hoy en día para el tabaco y el alcohol, campañas de
prevención, campañas de salud pública, impuestos para el caso de los
distribuidores, sustitución social de cultivos.
INACCIÓN FEDERAL EN DESAPARICIONES
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