domingo, 9 de junio de 2013

EsPurioII y gobernadores que inutiles son

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Contralínea
Si de gobernadores hablamos…


Herencia del Quince uñas de Santa Anna, que Leopoldo Zamora Plowes sabrosamente nos cuenta en su libro La comedia mexicana: quince uñas y Casanova (y mejor lo hace Enrique González Pedrero: País de un solo hombre, el México de Santa Anna), el presidencialismo mexicano sigue siendo centralizador y acaparador. Es el abuso del poder: legal y de facto. Michoacán, sin gobernador y con desaparición de poderes, está sumido en el caos entre las legítimas guardias comunales, paramilitares, narcotráfico, etcétera, etcétera. El peñismo no sabe qué hacer y la entidad espera el regreso de Fausto (no el de Goethe, que ya hubiera resuelto el problema), sino esa piltrafa humana que hace tiempo para que se designe a un interino y no se vaya a postular la hermana de Calderón y el Partido Acción Nacional (PAN) les arrebate el poder.

Mientras tanto en Guerrero, ante el fracaso del expriísta Ángel Aguirre, hoy perredista, Peña le nombró a una gobernadora de facto: Claudia Ruiz-Massieu… ¡Salinas!, puesta como secretaria de Turismo por su tío Carlos Salinas e hija de Francisco Ruiz-Massieu y Adriana Salinas. Pero ni gobernadora ni gobernador pueden apagar la justa rebelión magisterial contra la reforma-contrarreforma de Peña-Chuayffet. Y es que el presidencialismo peñista, tan “exitoso” con su Pacto por México en el Congreso General buscando inundar a la nación con su reformismo dictado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha encontrado límite a su desbordado pragmatismo en busca de resultados.


En Michoacán está descabezado el poder estatal con su góber de jure cuyos males le impiden regresar, mientras preparan el terreno en Guerrero para que Claudia Ruiz-Massieu cogobierne con el inútil Aguirre. El presidencialismo, tan poderoso en el centralismo, se ve atrapado en la periferia, pues ya no funciona como antes. Los estudiantes del #YoSoy132 y los maestros le marcaron el alto. Y es que no es lo mismo el Estado de México que todo México.

También Chihuahua y Veracruz están en manos de verdaderos desgobernadores. Los Duarte son parientes abortados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero no hermanos de leche. Son individuos muy limitados e incapaces políticamente. Tratan a los funcionarios como mandaderos; a los legisladores, así sean de otros partidos (mediante sobornos y negocios), como incondicionales. Y a jueces y magistrados, como sus seguros servidores para las injusticias. Igual pasa con el desgobernador de Sonora, Guillermo Padrés, hoy protegido por Peña, por la Suprema Corte y por el director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), David Korenfeld, quien ya demostró ser peor que Luege Tamargo.

Los estados son cacicazgos. Pero los Duarte de Veracruz y Chihuahua, se pasan; aunque, el obeso jarocho (con su voz de Titino y su corrupción) supera al norteño. Ambos tienen a sus entidades en crisis y sus habitantes no hallan cómo deshacerse de los Duarte y las delincuencias que gobiernan y administran; matan, cobran impuestos y corrompen a la autoridad o la amedrentan a sangre y fuego. Pero a ellos sólo les interesan sus fabulosos sueldos y su rapiña. Estos Duarte pueden ser intercambiados: el veracruzano en Chihuahua y el chihuahuense en Veracruz, es la misma ineptitud.

*Periodista

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