¡¡Exijamos lo Imposible!!Contralínea
Puntilla al PAN-calderonista
si pierde Baja California
En rigor, Miguel Alemán fundó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946. Lo que ha pasado es que de mala fe hacen del Partido Nacional Revolucionario, de Calles (1929), y del Partido de la Revolución Mexicana, de Cárdenas (1938), un partido reformado. Eso hace del Partido Acción Nacional (PAN), fundado en 1939, el partido político más antiguo mexicano, a punto de convertirse en parte aguas (no histórico) para efectos electorales, pues vive un parto, y es de esperarse que no sea el Parto de los montes (con el nacimiento de un ratoncillo, que ya tuvo bastante con las ratas de Calderón, García Luna y los calderonistas). Tras 12 años en el poder presidencial, la derecha política cumple el presagio, como lo sentenció Carlos Castillo, el último ideólogo que tuvieron (pues el Jefe Diego es un farsante de voz engolada que se hace el feroz): “perdieron el partido y perdieron el poder”. La frase de ya fallecido fue: “ganemos el gobierno sin perder el partido”. Pero están a punto de perderlo todo, debido a las locuras alcohólicas de Calderón, el borrachín al que, a fuerza de dar donativos por 6 años a la Universidad de Harvard, le dieron un cubículo y, por lástima, de vez en cuando la posibilidad de recetar sus peroratas (Universidad que se ha ganado el apelativo despectivo de Har-Bar).
El gobierno del vendedor de refrescos, Vicente Fox, fue un desastre que entre otras infamias renovó las concesiones a Televisa y Tv Azteca por más de un cuarto de siglo, con una enorme corrupción a manos de sus hijastros y su segunda esposa Marta Sahagún, comadre-cómplice de Elba Esther Gordillo. Pero el mal gobierno de Calderón, sus abusos, los 100 mil homicidios (por lo menos), el aumento de pobres, el desempleo y dejar todo en manos de banqueros y empresarios –con el libertinaje del mercado–, acarrearon al PAN su total descrédito político y el abandono electoral, ya que lo relegaron al último lugar muy por detrás del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del PRI.
Eso ha tenido un costo: el PAN agoniza.
Casi sin simpatizantes, escasos militantes y sus cuadros dirigentes
peleados entre sí por las torpezas de su presidente, Gustavo Madero (tan
peñista como Chucho Zambrano del PRD), con sus dos o tres
seguidores, el PAN da traspiés sin atinar a su reconstrucción. No hay un
político capaz de liderar la lancha en que se ha convertido el partido derechista, antilaico, confesional y de los que invocan a su dios hasta cuando meten las cuatro para eludir responsabilidades. ¿Se puede hundir la barcaza? Sí, porque navega mar adentro de su crisis.
Usando la metáfora del criminal espectáculo, propio del PAN y circo, si este partido pierde Baja California, gubernatura que ha ganado por casi 24 años, recibirá la puntilla.
El PAN está derrotado y herido de muerte electoralmente, si aún con su
pésimo candidato el PRI usa sus viejas mañas y gana las elecciones, pues
Carlos Hank se comprometió con Peña en lo oscurito. La victoria bajacaliforniana daría un respiro a la derecha, una ayudadita a la democracia representativa y un mínimo contrapeso electoral ante el carro completo
priísta. Aún con todos sus defectos, necesitamos a los partidos
políticos (a los que debemos criticar implacablemente). Los panistas
deben saltar con salvavidas, ganar la orilla, tomar un respiro y volver a intentar lo imposible para lograr lo posible.
*Periodista
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