sábado, 11 de mayo de 2013

Miente el EsPurioII en sus viles discursos

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Sería grandioso un México incluyente
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Sería grandioso que las declaraciones públicas de los altos funcionarios gubernamentales se concretaran en hechos. Sin embargo, es muy difícil esperar algo que parece utópico hoy en México. Como lo dicho por Enrique Peña Nieto en el último Foro de Consulta Ciudadana para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 México Próspero”. Afirmó que todo lo que hace el gobierno federal por la economía, “tiene como último fin que los mexicanos tengan un empleo digno, que ganen más por su trabajo y que a las amas de casa les rinda su gasto”.

Si tal fuera el caso, no estaría empeñado en profundizar los efectos de una política económica que durante tres décadas ha hundido dramáticamente el poder adquisitivo del salario y ahondado un desempleo alarmante, uno de los más altos de América Latina, de acuerdo con información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sólo que aquí es paliado por el cuantioso empleo informal, cosa que no se da en España y en Grecia, por citar a las economías más afectadas por la estrategia thatcheriana, firmemente defendida por el gobierno alemán.

La realidad nos muestra que cada día es más difícil alcanzar la meta de un empleo digno para un mayor número de mexicanos, y más aún que a las amas de casa les rinda un gasto cada vez más exiguo, no sólo por los desajustes del mercado, sino por la inflación que, aunque controlada, no deja de presionar, como ahora que alcanzó una tasa de 4.65 por ciento, la más alta en los últimos cuatro años, de acuerdo con el último reporte del INEGI. De esto, los voceros gubernamentales le echan la culpa al aumento de precios de las verduras, no a los incrementos mensuales de las gasolinas por el gobierno federal.

Con todo, ante las evidencias no queda más que aceptar, como lo hizo el titular de Hacienda, Luis Videgaray, que la falta de competitividad en el país en los pasados 20 años, derivó en el aumento de la pobreza y la desigualdad. No aclaró las causas de la escasa competitividad de la economía mexicana, localizadas en el peso incontrastable que tiene el sector financiero en el conjunto de la economía nacional, que presumiblemente no sufrirá modificaciones de fondo con la tan aplaudida Reforma Financiera. Se vería fortalecido con medidas que les garantizaran una mejor recuperación de los créditos.

Qué bueno sería, como pide Peña Nieto, que los grandes objetivos de la política económica se reflejaran en los bolsillos de los mexicanos y en la calidad de vida de los hogares del país. Sería un logro histórico importantísimo, que lo haría pasar a los anales del presidencialismo mexicano como uno de los mejores mandatarios, al menos del periodo que inauguró Miguel de la Madrid y afianzó Carlos Salinas de Gortari, el cual puso en marcha el modelo que permitió despojar a la mayoría de mexicanos de un salario remunerador y redujo la calidad de vida de los hogares de clase media para abajo. De ahí lo acertado de las palabras de Rolando Cordera Campos, en la misma ceremonia, al puntualizar que “el México próspero que se pretende es inconcebible sin el México incluyente que nos urge”.

Sin embargo, la realidad no ofrece asideros para pensar que las cosas vayan a ser distintas en los próximos años. No hay una mínima intención en el quehacer gubernamental que nos indique cambios de fondo en favor de una indispensable inclusión de quienes han sido excluidos del proceso de desarrollo nacional. Esto a pesar de que fortalecer el mercado interno sería la mejor medicina para los graves males que frenan un progreso más dinámico del país. Los grandes empresarios no parecen darse cuenta que les beneficiaría contar con más consumidores, con un mejor clima social en el país, con más altas tasas de crecimiento derivadas de una productividad más consistente y generalizada.

Siguen encerrados en su mezquina forma de ver la vida que tan bien criticó el primero de mayo el Papa Francisco, ajenos por completo a compromisos fundamentales con la sociedad, que tanto influyeron en el “Milagro Mexicano”, de 1950 a 1970, cuando la economía alcanzaba tasas de crecimiento mayores a 6 por ciento anual. Tal actitud solidaria pasó a la historia.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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