¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
El Pacto por México, cortina de humo
MÉXICO D.F. (apro).- El gobierno de Enrique Peña Nieto y los partidos
políticos viven su propia realidad y nada empaña ese mundo de ensueño
donde todo es negociación, alianzas, acuerdos, componendas y unión. A
ese universo onírico le llaman Pacto por México y lo que no está dentro
de esa burbuja no existe. Al menos eso quisieran los partidos y el
gobierno.
Los señores que han firmado el Pacto por México viven
una realidad ajena a la que viven millones de mexicanos. Estos señores
no pagan gasolina, comida, luz, teléfono fijo ni celular; tampoco viajan
en camión, metro, peseros o camionetas de carga. Seguro no saben los
precios de los productos básicos ni el costo de los medicamentos. No
conocen de la inseguridad, ni del miedo de ser atacados. Viven una
burbuja de lujo pagada por los impuestos.
Pero basta con echarle
una mirada a lo que está ocurriendo en el país para ver que esa realidad
pactada, ese sueño de los justos, no es más que una ilusión y que el
territorio nacional está teñido de manchas oscuras y rojas, por los
conflictos sociales, los actos de violencia del crimen organizado y los
problemas de tierra que están brotando con sus consecuencias de
inseguridad social, enfrentamientos, conflictos y expresiones de
rebelión popular.
Desde el año pasado la reportera Laura
Castellanos retomó un estudio que sigue vigente, en el que María
Fernanda Paz, a cargo del proyecto Conflictos socioambientales y
movilización social, tipificación y análisis del Centro Regional de
Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), señala que hay 125 conflictos rurales y urbanos en 22
estados del país.
La antropóloga señala que de 95 casos de su mapa
nacional de conflictos el 40% es por agua, 25% por tierras de cultivo y
territorios indígenas, 15% por áreas naturales protegidas, 9% por
bosques o cerros, 6% por el entorno urbano, 4% por zonas costeras, 1%
por contaminación del suelo. La mayoría de sus casos están concentrados
en el centro, centro occidental y sur del país.
A estos problemas
hay que agregar los conflictos sociales que han emergido en Guerrero,
Oaxaca y Michoacán a raíz de la reforma educativa con marchas, mítines y
tomas de carreteras que ya dan visos de rebelión popular.
Además,
tenemos enfrente los brotes de hartazgo social producto de la
inseguridad y la violencia en 11 estados, donde hay cincuenta grupos de
autodefensa y policías de comunidades que han decidido tomar las
funciones de seguridad y justicia que no les da el Estado.
Al mapa
de conflictos se tienen que añadir los que ha provocado el crimen
organizado en tres terceras partes del país, en las cuales hay regiones
completas donde no hay más autoridad que la de los grupos o bandas
criminales.
El número de muertos no ha disminuido en este gobierno
en el cual el conteo periodístico registra más de 4 mil quinientos en
medio año.
Enrique Peña Nieto dijo en días pasados que no llegó a
la presidencia en busca de popularidad, sino de contribuir al desarrollo
del país. Pidió tiempo para demostrarlo, pero todo lo está soportando
en el Pacto por México que ya está desacreditado por el escándalo de los
programas sociales con fines electorales en Veracruz.
El Pacto
por México es un acuerdo de las cúpulas políticas de poder y en él están
ajenos los grupos sociales, campesinos, indígenas, estudiantiles,
obreros y de víctimas de la guerra contra el crimen organizado que piden
justicia.
Estos conflictos sin resolver, que están fuera de la
agenda política de partidos y gobierno, son los que con el tiempo se van
acumulando hasta crear la tensión que estalla en movimientos sociales y
brotes de rebelión popular.
Todo parece indicar que esto podría
pasar y las primeras señales ya se están viendo en algunas regiones
donde maestros, campesinos, indígenas, estudiantes, padres de familia y
desempleados han tomado la decisión de desconocer a todas las
autoridades.
Twitter: @GilOlmos
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