¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
PAN: Cordero candidato y la mano de Peña
MÉXICO, D.F. (apro).- Hasta este domingo 19, los fieles a Felipe
Calderón estaban dispersos y confrontados, sin “gallo” para la
presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), pero Gustavo Madero les
dio un triple obsequio: Les hizo candidato a Ernesto Cordero, los
cohesionó como grupo y les validó el discurso opositor.
Por eso
la primera acción de Cordero fue articular una estrategia para
presentarse como víctima del autoritarismo de Madero por oponerse a que
el PAN sea un “satélite” de Peña –el Peña sí cumple declarado a Proceso
fue clave– y anunciar que recorrerá el país en apoyo a los candidatos de
su partido en los 14 estados donde habrá elecciones el 7 de julio.
Cordero no pudo haber tenido mejor plataforma para iniciar su campaña
por la presidencia del PAN que su destitución como coordinador de los
senadores y que él mismo buscó al retar a Madero, a quien ahora acusa de
imitar prácticas priistas “del pasado que, cuando alguien es incómodo,
se le remueve del cargo”.
Amnésico por conveniencia, Cordero
omitió naturalmente que el jefe de su grupo, Felipe Calderón, incurrió
también en un desaseado episodio semejante en junio de 2008, cuando
Germán Martínez Cázares, entonces presidente del PAN, removió del mismo
cargo a Santiago Creel, quien fue sustituido justamente por Madero,
entonces fiel a esa facción.
Como Madero ahora, hace cinco años
Martínez Cázares alegó públicamente que se haría una “evaluación” de la
coordinación de Creel, pero lo hizo cuando la decisión estaba tomada de
antemano y al margen también del ámbito partidario y parlamentario.
En efecto, si la destitución de Creel obedeció a una orden de Calderón,
acatada servilmente por Martínez Cázares, para darle gusto a Televisa,
como acusaron entre otros el senador Javier Corral, la remoción de
Cordero es también, según felipistas, un manotazo de Madero para darle
gusto a Peña, que lo tiene embelesado.
De ser cierta la versión
de que Peña pidió cortarle la cabeza a Cordero, Madero habría llevado al PAN a un nivel de corrupción inaudito que, sumado a la degradación diagnosticada en varios ejercicios previos y posteriores a la derrota del año pasado, implicaría su fin como partido político, de por sí
convertido ya en un “satélite” del gobierno priista, como lo fue también
con Calderón.
La supuesta intromisión de Peña en el PAN puede
calificarse de absurda, porque una rebelión en el grupo parlamentario
del PAN en el Senado cancelaría o al menos obstaculizaría la aprobación
de reformas como la fiscal y la energética que le son prioritarias,
salvo que tenga la certeza de que los disidentes las aprobarán porque
también son su proyecto.
Y es que, en realidad, la guerra de
facciones en el PAN no es ideológica ni programática, sino sólo una
vulgar disputa por el poder: La agenda de Cordero y Madero es,
exactamente, la misma y es también la de Peña y su gobierno, a la que se
ha sumado ahora una porción de la izquierda perredista.
Esta
agenda tiene ahora el nombre de Pacto por México, cuya columna vertebral
son las reformas energética y fiscal que han sido impulsadas desde los
priistas Carlos Salinas y Ernesto Zedillo hasta los panistas Vicente Fox
y Calderón, y que Peña cree poder materializar con el respaldo de las
dos principales fuerzas políticas que dejaron de ser oposición.
Tan es así que, en 2008, Creel fue removido como coordinador de los
senadores del PAN en el contexto de la discusión de la reforma
energética que presentó Calderón y cuya aprobación finalmente se frustró
en los términos que él y quienes lo respaldaron en su campaña
presidencial pretendían.
El encono de Calderón y su grupo contra
Madero sólo se explica en términos de la disputa por el PAN para ser el
interlocutor de Peña, no para promover un proyecto alterno y menos aún
antagónico, como se acredita en los dos sexenios panistas.
Esa
partida la ganó Madero a Calderón, cuyo gobierno ha quedado exhibido
como inepto en prácticamente todos los órdenes, y la seguirá ganando si,
como se prevé, en las elecciones de julio retiene la gubernatura de
Baja California y algunas posiciones en otros estados que permitan lo
que es su proyecto inmediato: Su reelección.
Madero tiene todo para reelegirse: Tiene el partido y tiene el gobierno, el de Peña, claro.
Aunque, involuntariamente, su decisión de remover a Cordero logró
reagrupar al felipismo, darle el candidato que no tenía y convalidar su
discurso de oposición aunque no lo sea…
Apuntes
Debería ser
un escándalo, pero la condonación de 3 mil millones de pesos de
impuestos a Televisa, que Peña avaló, quedará como otro capítulo de
complicidades y de impunidad en el México de la simulación…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario