¡¡Exijamos lo Imposible!!
Mantienen “Iniciativa Mérida”
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Ausente PGR de acuerdos en EU
Permanecen estrategias fallidas
Bloquean aprobación de la LFT
Investiga PGR a “Jeniffer”: JMK
Oposición a la reforma del IMSS
Extranjeros, dueños de haciendas
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.- Albert Einstein
Durante su campaña proselitista el año pasado, Enrique Peña Nieto
prometió que al asumir el poder modificaría la estrategia contra el
narcotráfico, es decir, la guerra de baja intensidad iniciada por Felipe
Calderón al firmar con George Bush el Plan México o “Iniciativa Mérida”
y cuya aplicación provocó oficialmente 67 mil muertos a lo largo del
sexenio del panista o 150 mil, según otras fuentes más fidedignas. A lo
largo del primer cuatrimestre de su gestión, el mandatario priísta ha
mantenido la misma estrategia seguida por su antecesor, con lo que se
obtuvieron los mismos resultados: muerte y violencia, reflejados en más
de 4 mil 500 homicidios vinculados al crimen organizado desde que inició
esta administración.
Y no sólo eso. Ayer el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, reveló que firmó el miércoles en Washington, con la secretaria de
Seguridad Interna de EU, Jane Napolitano, una nueva etapa de la
“Iniciativa Mérida”, para destinar ahora mayores recursos a la
prevención y la justicia. En palabras sencillas, frente al problema de
los cárteles de droga y el tráfico de estupefacientes hacia los Estados
Unidos, el gobierno de Enrique Peña Nieto no implementará cambios
significativos en la estrategia seguida a lo largo del sexenio anterior,
por lo que mantendrá la guerra de baja intensidad que se combate en
territorio mexicano al servicio de los intereses de los Estados Unidos,
obsesionados no en terminar con el narcotráfico sino en que la
administración de las actividades de éste se mantengan bajo su control,
lo que facilita proveer de drogas a su creciente población adicta, más
de 30 millones, a lo largo y ancho de ese país, y que las ganancias que
genera esta ilícita actividad, al menos 300 mil millones de dólares al
año, se “laven” y se queden en su sistema financiero porque se han
convertido en un importante pilar de su economía.
Así la “Iniciativa Mérida”, es decir el tratado internacional entre
Estados Unidos y México, impuesto a Felipe Calderón por George Bush en
2008, pasará a su siguiente etapa, de acuerdo a los lineamientos
establecidos en la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos
2013 de los Estados Unidos, operada por el Departamento de Estado y el
Departamento de Justicia, el Consejo Nacional de Seguridad, el
Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el FBI y la DEA, y
ejecutada parcialmente por las secretarías de Gobernación, de la Defensa
Nacional, de Marina Armada de México, la Procuraduría General de la
República (PGR) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(Cisen).
No importa, en absoluto, que la estrategia seguida permita también
criminalizar la lucha social y de sindicatos de trabajadores. Tampoco es
relevante que la “Iniciativa Mérida” agudice la guerra de baja
intensidad en el país o que se aproveche para reforzar la
contrainsurgencia en diversas regiones del territorio nacional. Tampoco
es relevante que se mantengan e incluso, incrementen los abusos a los
derechos humanos, por parte de las fuerzas policíacas y militares. Nada
de eso importa frente al negocio y las ganancias que deja el
narcotráfico en los Estados Unidos.
Osorio Chong difundió, este jueves, que “firmamos una nueva carátula de
la Iniciativa Mérida, que hasta la fecha ha presupuestado unos mil 600
millones de dólares, en una reunión el miércoles con la Secretaría de
Seguridad Interna estadounidense, Janet Napolitano”. Y añadió: “Estamos
planteando el que pueda ocuparse parte de estos recursos para la
prevención, que no estaba considerada”, y también para aplicar el nuevo
marco de justicia penal “que estamos implementando” en el país. El
funcionario informó que la semana entrante, se instalará una mesa
binacional que permitirá coordinar los nuevos proyectos “rápidamente” y
que también servirá para agilizar la entrega de los recursos de la
Iniciativa Mérida que aún siguen represados.
El político hidalguense defendió los “avances” en materia de seguridad
desde que asumió en diciembre pasado el presidente Enrique Peña Nieto,
al señalar que en lo que va del año han disminuido los homicidios en un
17 por ciento, en comparación con el mismo periodo del año 2012. “No
vengo a decir que esto está resuelto, quiero dejarlo muy claro, quiero
decir que estamos haciendo lo que nos corresponde para que pueda
suceder”, aclaró. Sin embargo, hasta esos datos son cuestionados. Según
Javier Hernández, representante en México de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, las
reducciones de homicidios en México, no son producto de la nueva
estrategia de seguridad del gobierno de Peña Nieto, sino de los acomodos
y acuerdos de los grupos criminales.
Explica que en algunas regiones, la consolidación de un grupo del crimen
organizado, es decir, su hegemonía entre otros grupos que se disputan
la plaza, lleva al cese de la conflictividad, y eso explica también la
reducción de muertes violentas. Argumenta “alegrarse porque se redujo la
cantidad de muertes en una localidad y puede llevarnos al efecto
perverso de no darnos cuenta de que ahí, tal vez, el mayor riesgo (sigue
presente): el control, sin disputa, de una organización criminal, con
todo el potencial de sustituir la voluntad ciudadana y de las
autoridades”.
Además, la percepción de un menor número de delitos tiene que ver
también con la difusión que se da en los medios de comunicación a los
sucesos violentos y lo que se ha visto, hasta ahora, es que hay una
reducción en la cobertura de éstos, derivada de la estrategia del
gobierno federal en la materia, por un lado, y por el otro como medida
de autoprotección de los propios representantes de dichos medios. Para
Hernández, el “camino de salida” a la situación de violencia en México
pasa por la toma de decisiones al más alto nivel, para el retiro del
Ejército y de la Marina de tareas de seguridad pública, o de la puesta
en marcha de la anunciada Gendarmería Nacional.
La posición de subordinación, asumida por el responsable de la política
interna de México, les cayó a las autoridades estadounidenses como
anillo al dedo para llevar a cabo el replanteamiento de la “Iniciativa
Mérida” diseñado en el Departamento de Estado, quien subraya que los mil
600 millones de dólares invertidos en dicho plan han sido utilizados,
desde 2008, en la compra de equipo y capacitación de elementos de
seguridad, en proporcionar tecnología, el reforzamiento de las
tecnologías de información, el desarrollo de infraestructura y la
seguridad fronteriza, por lo que futuros esfuerzos bilaterales “deben
enfocarse en fortalecer las instituciones mexicanas, expandir
continuamente los programas a los estados y municipios, y progresar más
para adquirir metas compartidas”.
Tras el acuerdo alcanzado por México y Estados Unidos, durante la visita
de Osorio Chong a Estados Unidos, se espera que los 234 millones de
dólares solicitados por el Gobierno de Barack Obama al Congreso para
financiar la “Iniciativa Mérida” este 2013, finalmente fluyan para los
programas tendientes a reducir la violencia y el número de homicidios en
el país. Al gobierno estadounidense y a legisladores en el Senado y la
Cámara de Representantes les inquieta que Peña Nieto se enfoque en
reducir la violencia, y ponga menos atención al asunto del tráfico de
drogas y a la captura de capos.
Al término de una reunión con altos funcionarios responsables de
seguridad en Estados Unidos, entre los que se encontraban el Procurador
de EU, Eric Holder; Michelle Leonhart, de la DEA; Robert Muller, del
FBI, y Todd Jones, de ATF, Osorio Chonge admitió que la coordinación
entre autoridades de México y Estados Unidos resulta fundamental para el
combate al crimen organizado en ambos lados de la frontera. El
funcionario confirmó que “los mecanismos de coordinación entre ambas
naciones de mantienen vigentes y funcionando, por lo que deben traer
beneficios tangibles para nuestras naciones”.
Osorio Chong hizo, en Washington, algo que no ha podido o querido hacer
en nuestro país: explicar en qué consiste la nueva estrategia del
gobierno federal contra el crimen organizado, durante las reuniones que
sostuvo con funcionarios de la administración de Barack Obama. El
funcionario expuso que para reducir la violencia en México, se tiene una
estrategia que incluye una adecuada planeación, programas de prevención
social, protección y respeto a los derechos humanos, coordinación entre
autoridades, un nuevo modelo de justicia penal y la evaluación y
retroalimentación de la estrategia de seguridad.
Por lo anterior, sostuvo que resulta imperativo que la relación
bilateral entre México y Estados Unidos, en materia de seguridad, esté
enfocada hacia el intercambio de información y experiencias a través de
la cooperación y la confianza. Ahora bien, parte de lo acordado y
expresado corresponde al área de la Procuraduría General de la
República, es más, el antecedente de operaciones conjuntas y la
Iniciativa Mérida eran acuerdos en los que intervenía el responsable
directo de las acciones, ¿Qué está pasando entre dos importantes
miembros del gabinete que uno de ellos no está presente? Es una simple
preguntita.
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