domingo, 28 de abril de 2013

El Pacto por anti-México y sus viles socios

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Democracia Ya
Proceso
La historia del frágil Pacto de los Cuates


El Pacto por México, esa iniciativa que ha querido recetársele a los mexicanos como el gran acuerdo nacional que sacará al país de sus gravísimos problemas, se originó en una serie de contactos políticos entre cuates. El método: reuniones subrepticias, con el aval de Enrique Peña Nieto. Fuentes consultadas por Proceso permiten reconstruir la trama y contenido de esos cónclaves secretos. Dos nombres sobresalen en ésta: los del perredista Jesús Ortega y el priista José Murat.

El Pacto por México, que vive una severa crisis por las quejas del uso electoral de los programas sociales cuya erradicación no existe en la agenda de reformas–, nació de una plática de dos viejos amigos: El perredista Jesús Ortega y el priista José Murat.

La idea la concibió Ortega y Murat se la planteó a Enrique Peña Nieto, a través de Luis Videgaray, en medio de la disputa poselectoral del 2 de julio de 2012, cuando emergían evidencias de la triangulación de dinero presuntamente ilícito usado para comprar votos a favor del priista.

La reunión fue a finales de julio, un mes antes de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró válida la elección, el 31 de agosto, y el argumento de Ortega fue que Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no podrían gobernar solos.

“Como en Sudáfrica, se necesita un acuerdo nacional”, ilustró Ortega al priista, quien defendió el triunfo de Peña Nieto, aunque aceptó que no se cumplió el objetivo de ganar la mayoría del Congreso. “¿Por qué no se lo platicas a Videgaray?”, le propuso el perredista.

Tras una cena a la que se sumó Jesús Zambrano, presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y miembro de la corriente Nueva Izquierdaque coordina Ortega a nivel nacional–, Murat reunió a Videgaray con ellos.

El encuentro fue en casa de Muratpolítico controvertido desde que fue propagandista de Luis Echeverría, tres veces diputado federal, senador y gobernador de Oaxaca–, que desde entonces fue sede del conciliábulo que duró cuatro meses.

Videgaray, coordinador de campaña de Peña Nieto que luego lo sería del equipo de transición y ahora secretario de Hacienda, se entusiasmó, aceptó que habría poco margen de maniobra para gobernar y coincidió con la situación del país que le describieron Los Chuchos: Un Estado sin control de territorios, con instituciones en crisis y los monopolios controlando la economía.

Hablaron de los pactos que ha habido en otros países, como en España, Chile, Sudáfrica y aun México, como los convocados por Ernesto Zedillo, en 1995que pronto se frustraron por el caso Tabasco, en ese año, aunque se logró la reforma electoral al año siguiente–, y el de Vicente Fox, en 2000, que tampoco prosperó.

En la reunión con Videgaray, Los Chuchos insistieron en que, dadas las condiciones del país y la correlación de fuerzas, era imperativo un acuerdo político. Ortega puso a Videgaray el ejemplo del que hubo entre Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, en febrero de 1821: “¿Cómo se logró la independencia de México? Fue con el abrazo de Acatempan. ¿No platican los realistas con los insurgentes? Ese fue el primer pacto en México”.

De acuerdo con versiones recogidas por Proceso entre participantes en las negociaciones en diferentes momentos, Videgaray se comprometió a consultarlo de inmediato con Peña Nieto, cuya respuesta llegó en horas: “Le parece muy bienles dijo–. Instalemos la mesa”.

Ortega ya había platicado con Gustavo Madero, presidente del Partido Acción Nacional (PAN), quien se mostró anuente y se hizo acompañardesde el principiopor Santiago Creel, secretario de Gobernación con Fox y que no pudo lograr acuerdos.

Creel era amigo de Los Chuchos y le tenía confianza a Murat desde que le ayudó a desactivar el primer conflicto que tuvo como secretario de Gobernación, en 2001, con el gobernador de Yucatán, Víctor Cervera Pacheco. “¿Quieres sentarte con él? Yo me encargo”, le ofreció el exgobernador de Oaxaca y cumplió.

Dos veces aspirante a la candidatura presidencial del PAN, rescatado por Madero como secretario técnico de la Comisión Política Nacional, Creel se sumó a las negociaciones con convicción por haber padecido un gobierno dividido. “El PRI solo no va a poder gobernar. Es un sistema muy perverso, porque no produce mayorías estables”.

A la mesa se sumaron también Pedro Joaquín Coldwell, entonces presidente del PRI y luego secretario de Energía; Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño, coordinadores Político y de Educación en el equipo de transición y actuales secretario de Gobernación y jefe de la Oficina de la Presidencia.

También se incorporaron otros dos personajes: Carlos Navarrete, miembro de Nueva Izquierda y actual secretario del Trabajo en el gobierno del Distrito Federal, y Juan Molinar Horcasitas, asesor de Madero.

Murat se convirtió en el coordinador ejecutivo del Pacto por México, a pedido del propio Peña Nieto que, según ha confiado el oaxaqueño, le había ofrecido una secretaría de Estado. Su hijo, Alejandro Murat Hinojosa, entró en el gabinete: Es director general del Infonavit.

Fue un elenco de 12 políticos al que muy pocos se incorporaron. Uno de ellos fue el panista Javier Corral, quien asesoró al PRD en la reforma en telecomunicaciones y que, como senador, introdujo reformas a pesar del desacuerdo de sus amigos Raúl Trejo Delarbre y Aleyda Calleja, fundadores con él de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi).

Al gusto de Peña Nieto: AMLO

La necesidad de un pacto nacional Zambrano se la había planteado, antes, al dos veces candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, con el argumento de no “aislarse” como en el 2006 y consolidarse como segunda fuerza electoral.

En una reunión poco después de la elección, a la que asistió también el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, le dijo que probablemente el TEPJF fallaría en contra de la izquierda y que era necesario evitar otro cogobierno PRI-PAN.

Ponte por delantele dijo Zambrano–. Es más, tú has dicho que México necesita un gobierno de reconciliación nacional. Mándale al país, no a Peña Nieto, un mensaje antes de que se califique la elección y avanza en una agenda política. Te vas a convertir en el político más influyente de México.

Según esta versión, Ebrard coincidió con el planteamiento, pero López Obrador lo rechazó porque implicaba convalidar todas las ilegalidades y abusos en la campaña de Peña Nieto y porque sería neutralizarse como oposición.

No voy a modificar mi posición y no comparto con ustedes ese punto de vista. Eso es lo que quiere Peña Nieto.

Mientras negociaba con personeros de Peña Nieto, en casa de Murat, Zambrano decía que no dejaría solo a López Obrador, como lo dijo el 13 de agosto:

“Estamos del lado de Andrés Manuel López Obrador. Había quienes pensaban que nos íbamos a alejar, que lo íbamos a dejar solo, y Andrés Manuel no está solo, aquí está el PRD y aquí está la izquierda mexicana y seguirá con él a defender la democracia y la dignidad de nuestro país, y lo hacemos porque estamos convencidos de que tenemos razón en nuestro reclamo, porque cuando arrancamos la campaña dijimos que si le iba bien a él nos irá bien a la izquierda mexicana, al PRD, y así ha sucedido”, subrayó.

Tras el rechazo de López Obrador, que terminó por irse del PRD para fundar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Ortega y Zambrano se entregaron por completo a la negociación con el PRI, el PAN y el equipo de Peña Nieto, sobre todo después de que el TEPJF convalidó el triunfo de éste.

Bajo el más completo sigilo, y siempre en el domicilio particular de Murat, se sucedieron las reunionesmás de 30–, en ocasiones tres veces por semana, hasta la víspera de la firma del Pacto por México, el 2 de diciembre, al día siguiente de la toma de posesión de Peña Nieto.

Hubo muchos borradores y el documento final sólo quedó completo la víspera del anuncio, cuando se definió llamarlo Pacto por México. “El brindis final se pospuso varias veces”, contó un panista al reportero.

De hecho, el 29 de noviembre, cuando se acordó que cada partido emitiría un comunicado para dar a conocer el acuerdo que permitió a Peña Nieto una toma de posesión tersa, tanto el PAN como el PRD lo llamaron sólo “Acuerdo Político Nacional”.

No me conocen: Peña Nieto



Peña Nieto no participó en una sola reunión de los negociadores de los partidos políticos, según participantes, y sólo se encontró con ellos el 2 de diciembre, en el Castillo de Chapultepec, en una ceremonia que el nuevo gobierno presentó como un fastuoso acto de unidad nacional.

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