Homozapping
Leyes a la carrera
Jorge Meléndez Preciado
Me cuenta un entrañable amigo que Carlos Salinas lanzó infinidad de reformas, muchas sin posibilidad de discutirlas, para sorprender a la ciudadanía y, sobre todo, a los opositores e imponer su famoso cambio que ha traído empobrecimiento a millones y mayor riqueza a unos pocos. El fraterno, experto en derecho, añadió: “Se le olvidó al ex presidente que la realidad no se cambia con leyes”.
Algo parecido vivimos con Enrique Peña
Nieto: luego de aprobar la reforma laboral –que posibilita la
contratación sin prestaciones ni antigüedad en la chamba–, ya tenemos la
de educación y la de telecomunicaciones. En éstas dos, por cierto,
faltan las normas secundarias, donde puede haber sorpresas.
Ya están en
camino la hacendaria, que se pospuso debido a la denuncia del PAN por
el uso electoral de los programas de solidaridad, y la energética,
presentada como la joya de la corona.
Pero asimismo ya pasó la de Amparo, que
al decir de juristas plantea graves problemas de libertad, y la llamada
Ley Beltrones, promovida por el legislador sonorense, la cual
posibilita la adquisición de playas y terrenos en la frontera norte por
parte de extranjeros, supuestamente para dar certidumbre a las
inversiones y alentar el empleo (sic desocupado).
En la promovida por Luis Videgaray, habrá 100 por ciento de inversión extranjera en seguros y fianzas.
La ley minera que insiste en no cobrar mayores impuestos a los que explotan nuestro suelo y subsuelo.
Mientras que el órgano anticorrupción quedará para un futuro incierto.
Demasiadas reformas, poca discusión y aprobaciones al vapor.
¿Eso cambiará México para bien? Lo dudamos. El salinismo reformado vuelve al ataque y la OCDE sonríe.
@jamelendez44
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