Contralínea
¿Cuánto les tocó del botín del IFE a los consejeros?
A más de 100 días, el peñismo ya tiene un hervidero de crisis de competencia federal. Y cuando urge extirpar la inseguridad que era y es el principal problema, Peña pide 1 año para “bajar” la violencia. Sabía que del desastre calderonista era importante poner las condiciones que iniciaran el control de esa inseguridad. Me atrevo a decir que, más que la pobreza y el desempleo, se necesita sofocar la violencia sangrienta de homicidios, secuestros, cobro de paso por carreteras y derechos de piso exigidos por ladrones, detener las violaciones sexuales, tráfico de personas, asaltos en zonas urbanas y toda la lista de delitos que tienen en el terror y la desesperación a los mexicanos. Es pedir un imposible, pero de eso se trata. De lo contrario, todas las medidas del reformismo peñista irán al vacío.
Y para colmo: la corrupción en Petróleos Mexicanos, en el Instituto Federal Electoral (IFE) y en todas las dependencias del presidencialismo que invade al sistema-régimen corre pareja a la inseguridad. La corrupción crece por la impunidad. Se prueban corrupciones en el ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), en el IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), en Pronósticos Deportivos y otras partes… Sin que haya sanciones. Ningún desgobernador ha sido encarcelado por sus mil y un abusos. Solamente, por venganza, está la señora Gordillo en prisión, y está a punto de ser liberada por la equivocada actuación de la Procuraduría General de la República y las secretarías de Gobernación y Hacienda y Crédito Público. Nada más ilustrativo que el caso del exdirector administrativo del IFE, absuelto por los ocho consejeros de la institución no obstante que él realizó la compra de un inmueble sobrevaluado en más de 124 millones de pesos.
El contralor del IFE exhibió las
maniobras, los documentos y la acusación. Los ocho consejeros dieron
impunidad al exfuncionario. No acordaron una investigación. Simplemente y
por unanimidad, los seguidores del presidente del IFE, Leonardo Valdés,
aprobaron la exculpación. ¿Acaso los ocho consejeros recibieron parte
del botín? La denuncia del contralor es muy alarmante y expresó que ese
órgano colegiado, todos a una, “esconden la mugre bajo el tapete”.
Las acusaciones de complicidad en tal corrupción, evidencian que, como
en el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de
Datos, la mayoría de sus integrantes deben ser despedidos, pues han
dejado de ser confiables y carecen de credibilidad. En lugar, pues, de
que se haga una investigación con auditores imparciales, los ocho
consejeros hicieron a un lado lo que el contralor sacó a la luz pública.
Nos hace suponer que tal vez el
exfuncionario, de nombre Fernando Santos Madrigal (ahora empleado en
Gobernación), en la compra de un edificio para el IFE, de por medio
Banobras (Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos), dañó las
finanzas públicas con más de 124 millones de pesos que distribuyó entre
sus encubridores, y por eso es que lo han defendido hasta exonerarlo,
cuando debieron poner el caso en manos judiciales o de una nueva
auditoría para aclarar si hubo o no desvío de recursos públicos para su
enriquecimiento y el de quienes intervinieron en la transacción. Y que,
además, los ocho consejeros del IFE y su prepotente presidente, como un
coro de complicidad, aprobaron la conducta de quien no tuvo
transparencia. Y prefirieron esconder la mugre de la corrupción.
*Periodista
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