Homozapping
El Tango del Pacto
Jenaro Villamil
En menos de tres meses los estrategas del gobierno de Enrique Peña Nieto cometieron uno de los errores elementales de comunicación política: sobrevender expectativas. Dieron como hechos consumados lo que apenas son reformas legislativas –laboral, educativa, telecomunicaciones– incompletas hasta ahora. Olvidaron que el diablo no sólo está en los detalles sino en la operación política. Convirtieron al Pacto por México en la cárcel del éxito gubernamental, tan preocupado por promover el spot internacional del “nuevo milagro mexicano”.
Los defensores del Pacto por México
convirtieron un acuerdo administrativo-político en el parto de los
montes. Todos aquellos que se opongan, cuestionen o critiquen los
“grandes logros” de papel han sido sentenciados mediáticamente como
enemigos del progreso, de México y hasta “promotores del vandalismo”,
como está ocurriendo con la bomba detonada en Guerrero.
Y la
sociedad, impasible, ha observado a los tres dirigentes partidistas
bailar un danzón al ritmo de una impostura. Como los Tres García del
cine de oro mexicano, Gustavo Madero, Jesús Zambrano y César Camacho se
juntaron, cocinaron acuerdos, alimentaron el ego de sus asesores, se
tomaron la foto y al ritmo de la tonada “te lo firmo y te lo cumplo” se
sentían felices en el autoengaño de pensar que con acuerdos exprés reinventaban la República, legislaban ipso facto y capitalizaban para sus intereses la luna de miel en Copetelandia.
Sin embargo, no pasaron ni cinco meses
para que el danzón se convirtiera en un tango arrítmico. De las grandes
frases que llegaron a comparar el Pacto por México con el Pacto de la
Moncloa nacional los tres partidos han caído en un auténtico talk show de dimensiones impredecibles, provocado por el propio Peña Nieto.
La fragilidad de la impostura tuvo su
epicentro en Veracruz, la misma entidad donde los grupos políticos
locales actúan como cárteles familiares y su gobernador como un rehén de
su ego manipulable.
En vísperas de las elecciones
municipales –verdadero campo de batalla estatal– y de la Cruzada
Nacional contra el Hambre, se filtraron cientos de horas de grabación
entre operadores electorales priistas que dan órdenes para utilizar el
programa consentido del peñismo para garantizar la victoria en sitios
como Boca del Río, rebautizada por el primer mandatario como “capital” de Veracruz.
La dirigencia nacional del PAN tomó estas grabaciones como un pretexto para airear las tensiones internas
–en especial, con los calderonistas descontentos con la actitud
obsequiosa de Madero– y reclamarle al gobierno federal que, ¡oh
sorpresa!, actuara como si fuera el PRI-gobierno de siempre.
A su vez, el priismo veracruzano acusó
al grupo encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares, otrora aliado de
Elba Esther y ahora administrador de la franquicia panista en Veracruz,
de ser los responsables de las grabaciones. “Es pura grilla”, dijo en su
peculiar tono el mandatario Javier Duarte, experto en escalar los
conflictos y crisis estatales.
Las audiograbaciones de Veracruz se
convirtieron en el primer tiempo del Tango por México. Panistas y
perredistas demandaron juicio político contra el mandatario veracruzano y
contra la principal responsable y operadora de Sedesol, Rosario Robles.
Cuando apenas se desahogaba el entuerto,
Enrique Peña Nieto cometió una de sus memorables pifias y errores de
comunicación política. La famosa frase “aguanta, Rosario” detonó la
primera ruptura formal del Pacto por México. Robles, quien ya carga con
el desprestigio de la incongruencia y la desconfianza de priistas,
perredistas y panistas, fue llamada a comparecer en el Senado de la
República, al tiempo que el gobierno federal tuvo que cancelar la enésima función del acuerdo interpartidista para dar a conocer la “reforma financiera”.
Las cuatro horas y media de la comparecencia de la ex jefa de Gobierno capitalina en las comisiones del Senado fue el clímax de la impostura.
Robles no pudo deslindarse de su
responsabilidad real en el uso electorero de los programas como la
Cruzada contra el Hambre y con tal de defender a su cargo y a su jefe
–“no renuncio porque yo no aparezco en ningún video”, dijo en su propio deja vu
del Ahumadagate- provocó una de las ofensas más graves de un
integrante del gabinete peñista: comparar la impunidad del caso
veracruzano con la de Juan Molinar Horcasitas en el caso de la muerte de
decenas de niños en la guardería ABC.
Este desliz de Rosario casi pasó
desapercibido por los senadores, pero no por los usuarios de las redes
sociales. Mucho menos por los propios padres de las víctimas de la
tragedia impune del ABC. Al menos una disculpa de la titular de Sedesol
se esperaba tras este tropiezo.
PAN y PRD utilizaron la comparecencia
para lanzar quejas contra el discurso de Enrique Peña Nieto y condenar
al presidente de actuar como siempre han actuado los mandatarios del
tricolor: como jefes reales del PRI y operadores electorales del
partido-gobierno.
El tango de la comparecencia salió con muy mal saldo para Robles y un respiro para Peña Nieto. Se recompusieron las formas
al día siguiente en el Consejo Rector del Pacto por México, pero el
rostro del descontento profundo volvió a aparecer en Guerrero, en la
UNAM y en otros focos rojos que también pueden ser orquestados por
provocadores impunes.
El CEN del PRI, en sintonía con los
coordinadores legislativos del tricolor y con los comentaristas
mediáticos reproductores del “punto de vista de Los Pinos”, han abierto
las compuertas del infierno: condenaron los hechos de violencia
registrados en Guerrero y exigieron “que no queden en la impunidad”.
En un comunicado distribuido el
miércoles, la dirigencia nacional del PRI afirmó que los maestros
descontentos en Guerrero con la reforma educativa “hacen valer su
irracionalidad, están en contra de todo y a favor de nada”. “Es
reprobable la violencia y la ruptura del orden jurídico”, sentenció el
CEN priista.
¿Cómo van a conjurar el “vandalismo”
extendido en Guerrero, en Michoacán y ahora en las instalaciones de la
rectoría de la UNAM? ¿Con llamados a la mano dura o con operación e
interlocución políticas? ¿Con la multiplicación de los escenarios del 1
de diciembre del 2012?
El Tango por México no tiene respuestas aún para estas preguntas.
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