¡¡Exijamos lo Imposible!!
Proceso
Peña y la parcialidad institucional
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Enrique Peña Nieto se equivoca en su
diagnóstico de la problemática nacional. Insiste que el principal reto
es la construcción de un “Estado fuerte” y el fortalecimiento de la
oficina presidencial, cuando en realidad lo que hace falta es la
reorientación del formidable poder gubernamental hacia la defensa del
interés público y el desarrollo nacional. Nuestras dificultades no
surgen de una supuesta debilidad del Estado mexicano como tal, sino de
su utilización parcial y el aislamiento de la clase política de la
sociedad.
El desastre de los 12 años de gobiernos panistas se debe
a que Vicente Fox y Felipe Calderón conscientemente utilizaron la silla
presidencial para favorecer a sus amigos y atacar a sus rivales. El
legado más importante, la “alternancia”, es la enorme acumulación de
poder y riquezas en las manos de Televisa, Carlos Slim y El Chapo
Guzmán. Las recientes liberaciones del general Tomás Ángeles y del
exsubprocurador Noé Ramírez Mandujano comprueban una vez más la
parcialidad de la actuación de las instituciones bajo el mandato de
Calderón.
Hoy Peña Nieto envía señales de absoluta continuidad. La
detención de Elba Esther Gordillo, la utilización de programas sociales
para fines políticos en Veracruz, la extraña ventilación pública del
caso de Ricardo Monreal y el sorpresivo otorgamiento de amparos a MVS
Comunicaciones para que pueda seguir gozando de sus concesiones de banda
ancha 2.5 Ghz, todos demuestran que sigue vigente la política de
utilizar la ley y las instituciones con fines políticos y para pagar
favores personales.
Por mucho que Gordillo sea un personaje
políticamente indefendible y muy probablemente corrupto, la forma y el
fondo de su detención respondieron a evidentes coyunturas e intereses
políticos (mi análisis aquí: http://ow.ly/kbLZp). Con respecto a
Monreal, no existía necesidad alguna de publicitar el supuesto plan de
atentado en su contra. Las declaraciones en los medios de comunicación
tanto del procurador Jesús Murillo Karam como del mismo Monreal
solamente tienen lógica dentro de un contexto en que el gobierno federal
estaría utilizando los múltiples esqueletos que el político zacatecano
tendría en su proverbial “clóset” para silenciar a una de las voces más
fuertes de la oposición política.
El caso MVS es también
llamativo. El actual subsecretario de Medios de la Secretaría de
Gobernación, Eduardo Sánchez, fue durante años director jurídico de MVS
Comunicaciones y litigó personalmente el asunto de las concesiones de la
banda 2.5 Ghz. El año pasado el mismo presidente de MVS, Joaquín
Vargas, hizo públicos sus intercambios con Javier Lozano en el caso de
Carmen Aristegui, evidenciando la absoluta disposición del empresario a
negociar contenidos y espacios con el gobierno. La sorpresiva
cancelación de mis propias participaciones en este mismo medio respondió
a la misma lógica. Todo parece indicar que Vargas será el nuevo
empresario mediático apapachado por el régimen, equivalente a lo que
ocurrió con Emilio Azcárraga durante las administraciones de Fox y
Calderón.
Con absoluta razón entonces 73% de la población mexicana
se encuentra “insatisfecha con el funcionamiento de la democracia”, de
acuerdo con Latinobarómetro, y solamente 38% de los ciudadanos tienen
“interés en los asuntos que se discuten en el Congreso”, según la
Segunda Encuesta Nacional de Cultura Constitucional del IIJ-UNAM. Existe
una justificada desconfianza ciudadana en los políticos y en las
instituciones realmente existentes porque no han funcionado para
resolver los problemas de la gente. De acuerdo con un estudio de la
ANUIES, por ejemplo, de seguir las tendencias económicas actuales, para
2020 solamente 6% de los jóvenes egresados con licenciatura al año
encontrarían un empleo de calidad.
No debería sorprender a nadie
entonces la velocidad con la cual se ha desgastado la imagen pública del
Pacto por México. De acuerdo con una encuesta de la empresa Parametría
(http://ow.ly/kaf6V), hoy solamente 21% de la población cree que el
pacto “beneficiará a gente como usted” y 31% cree que les “perjudicará”.
Únicamente 35% de los encuestados creen que el pacto beneficiará “al
país”. Los ciudadanos tienen claro que el pacto no es más que un acuerdo
entre los mismos políticos desacreditados de siempre para avanzar sus
propios intereses.
Los ciudadanos mexicanos aparentemente no son
tan fácilmente manipulados y engañados como lo imaginan los grandes
consorcios mediáticos. Otro ejemplo es que, de acuerdo con el periódico
Reforma, Peña Nieto inicia su mandato con una tasa de aprobación
ciudadana (50%) menor que cualquier presidente mexicano al inicio de su
sexenio en las últimas dos décadas. Hasta Ernesto Zedillo, quien asumió
la Presidencia en diciembre de 1994 en medio de una doble crisis
económica y política de enormes proporciones, con una fuerte devaluación
del peso y un movimiento guerrillero en Chiapas, inició su mandato con
una tasa de aprobación (53%) más alta que la de Peña Nieto.
Aun
Calderón inició su sexenio con mayor entusiasmo ciudadano. Después de
las conflictivas elecciones de 2006, todavía 58% de la población
aprobaba la gestión de Calderón en marzo de 2007. Y no existe
comparación desde luego con la histórica “luna de miel” de Vicente Fox,
quien inició su mandato con 70% de aprobación ciudadana.
El
desgaste del Pacto por México y la debilidad de Peña Nieto son buenas
noticias para las luchas ciudadanas a favor de la construcción de un
nuevo Estado que defienda el interés público. Significa que el juego de
intereses y de manipulación institucional de la vieja clase política
podría estar acercándose a su fin y que la sociedad mexicana pronto
tendría su día.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
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