sábado, 27 de abril de 2013

Vuelvo a decir las 'reformas' a lo pendejo

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
El cuento de Texas
Laura Bolaños Cadena

Este era un territorio con escaso número de habitantes. El gobierno del país del que formaba parte, estaba preocupado por colonizarlo. Familias anglosajonas pidieron permiso de establecerse ahí. Se les concedió poniéndoles ciertas condiciones que prometieron respetar. En cuanto hubo circunstancias propicias, estos colonos le pintaron, no un violín cualquiera, sino un hermoso Stradivarius al país anfitrión y declararon su independencia. Poco después se añadieron a la poderosa nación vecina. ¿Quieres que te lo cuente otra vez? 

La iniciativa presentada en la Cámara de diputados por la priísta Gloria Elizabeth Núñez Sánchez para eliminar del artículo 27 constitucional la prohibición de que extranjeros puedan adquirir terrenos en una franja de 100 kms de frontera y 50 de playa, fue aprobada con entusiasmo por diputados del PRI y del PAN. Hay que portarse como good friends con los extranjeros, sobre todo si son estadunidenses, que se han hecho de tierras dentro de las franjas prohibidas, para lo cual los infelices se han visto obligados a emplear subterfugios acudiendo a prestanombres y a fideicomisos.

La justificación de los pripanistas es de estricta lógica: Si de todos modos ya están ahí, pues que se queden, les quitamos lo ilegales y ya. ¿Cuál es la bronca? Hay que otorgarles seguridad jurídica, pobres. ¿Por qué mantenerlos en zozobra? Por caridad cristiana debemos ser generosos con ellos, darles confianza, así se dejarán venir no sólo muchos particulares, sino grandes inversionistas que satisfarán nuestra avidez por la dolariza. Por supuesto, les pondremos condiciones que prometerán respetar, no faltaría más.

Debemos adecuarnos a los tiempos. ¿Por qué nada más en el campo mexicano se ha de abrir paso a la gran explotación capitalista? Ya vimos lo que pasó con la genial reforma al mismo Art. 27, con la que Salinas de Gortari dio a los campesinos la propiedad absoluta de su cachito en los terrenos ejidales: las grandes compañías agropecuarias les compraron las tierras y hoy el campo es un magnífico negocio para ellas. Los atrasados campesinos nacionales no las sabían explotar. Recordemos una frase genial de José López Portillo: “La tierra es de quien la hace producir”. Estos pequeños propietarios corrieron con suerte: se convirtieron en mano de obra barata para el campo estadunidense.

Así ahora, en el caso de playas y fronteras, se podrán vender terrenos que permanecen improductivos en manos de mexicanos rascuaches. Serán adquiridos tanto por particulares extranjeros, que construirán casas más bonitas que las de nuestros paisanos, véase Ajijic, cerca de Guadalajara, como por las inmobiliarias trasnacionales que levantarán grandes urbanizaciones, también para extranjeros, hasta con playas exclusivas para puros güeros. La bola de prietos mugrosos no podrá entrar ahí. Que se bañen en su casa. Los hoteles de segunda, tercera y hasta cuarta categoría; las palapas que venden comida y otros negocitos pinches de mexicanos ídem, eufemísticamente llamados “pequeñas unidades productivas”, serán sustituidos por grandes cadenas hoteleras, comercios de lujo y otros adelantos. Se acabará el aspecto tercermundista que ahora afea nuestro país y abundará trabajo para mexicanos como meseros, jardineros y demás servicios. Otra ventaja: la gran mayoría de propietarios de consorcios, comercios y compradores particulares de playas y fronteras, será estadunidense, claro. Wellcome.

Ya Chole, patrioteros

Algunos alarmistas ponen el grito en el cielo pronosticando desastres para mexicanos desplazados de sus viviendas y pequeños negocios. Se verán obligados, dicen, a irse al comercio informal, la emigración y aun la delincuencia; esos de los rencores históricos seguirán con el dedo puesto en el resobado cuento de Texas, y hasta le pondrán un nombre muy feo a la iniciativa pripanista: traición a la patria.

Otros paranoicos recordarán cuántas veces a lo largo de la historia y en tiempos recientes, Estados Unidos ha tomado como pretexto para una invasión armada la defensa de sus ciudadanos, dizque víctimas de agravios por parte del gobierno del país donde residen. Y los menos exagerados gritarán que esto va a servir para mayores injerencias en México por parte del gobierno gringo. Ya déjense de cuentos.

No
es justificación, sino explicación del vandalismo

En la desolación ante el panorama nacional, muchos mexicanos se llevan las manos a la cabeza. Nunca se habían visto en México sucesos como los de la actualidad. Se ha perdido el respeto, se han perdido los valores. Apenas se puede creer que maestros cometan actos vandálicos, cómo es posible que jóvenes estudiantes agredan a los trabajadores de su institución educativa y hasta intenten quemar la dirección, y luego, pretextando la defensa de estos vándalos, otro grupito de estudiantes atente contra la máxima casa de estudios del país y mantenga ocupada la Rectoría. Nos aflige que a cada rato se den linchamientos, aunque sea de delincuentes de verdad.

La explicación está a la vista, no hay que buscarla muy lejos. Hay una gran irritación social por la forma en que se gobierna el país: la corrupción, la impunidad, la represión a movimientos sociales; el incumplimiento de obligaciones elementales de cualquier gobierno, como es preservar la seguridad de los ciudadanos. Los motivos de irritación surgen a cada paso, tan graves como los originados por la guerrita de Felipe Calderón contra el narco que ha sumido al país en un baño de sangre con horrores como los que nunca se habían imaginado siquiera, y que con pretexto de combatir esa misma delincuencia, los cuerpos policíacos y militares agredan de manera sistemática a la población, cometiendo atropellos, detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos y crímenes de lesa humanidad como la desaparición de personas, igualándose en esto con la delincuencia. La proliferación de los feminicidios, el encarcelamiento y asesinato de luchadores sociales con acusaciones falsas; los asesinatos de periodistas y atentados contra periódicos, todo esto y otros crímenes como la muerte por acciones y omisiones de decenas de infantes en el incendio de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, sin que se castigue a los responsables debido a sus nexos con el poder. La indefensión generalizada ante la delincuencia obliga a los ciudadanos a defenderse por sus propios medios o propicia el estallido de los instintos brutales de algunos, con el resultado de horrores como el linchamiento.

Aún podría ampliarse la lista de agravios pasados y presentes a la sociedad mexicana, pero para mencionar otros de los más gruesos, está la situación económica cada vez peor mientras la alta burocracia y los grandes capitalistas se reparten como botín de guerra el fruto del trabajo de todos. La entrega al extranjero de los bienes nacionales; la desesperanza ante las elecciones robadas una y otra vez; y el panorama cerrado para una juventud que se ve excluida de la educación superior y enfocada al desempleo y al subempleo, cuando no a la delincuencia.

Hay desesperación y exasperación que llevan a ciertos grupos a cometer actos vandálicos, lo cual no conduce a poner remedio a los males, sino a exacerbarlos y a justificar la respuesta violenta de los verdaderos responsables. ¿Cuáles son más vándalos?

No hay comentarios: