Contralínea
No se les vaya a morir la Maestra en la cárcel
Álvaro Cepeda Neri *
Mancera dirá misa, pero la destronada reina del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, va y viene de hospitales porque la falta de un riñón y la presencia de otros males que se atendía en lujosos centros hospitalarios estadunidenses están haciendo mella en su salud. Además de sus guardaespaldas, siempre andaba cerca de ella, como parte de su equipo, Juan Meza, su cómplice, ahora su sucesor y testigo protegido, además de un equipo médico con todos los servicios, menos de funeraria ni crematorio, pues ella se creía inmortal e intocable. Exsalinista, excamachista, exobradorista, exzedillista, exfoxista y excalderonista, la Gordillo vive en la cárcel vigilada día y noche, tanto para que no se les vaya a morir en su celda, como para atender cualquier apuro.
No tiene lujos, pero sí todo lo necesario, además de las visitas de sus familiares. Su hija senadora anda muy calladita, como que sabe que de su silencio depende que su madre no sufra de más y están apurando el proceso penal, para que en cuanto se dicte una sentencia (que tal vez sea en menos de 1 año) le concedan una de las cuatro mansiones que tiene en la capital del país por cárcel.
Pero la Maestra, que ha tenido
tiempo para recordar sus días de gloria, dinero y poder, saca cuentas de
cómo cayó (al estilo de cuando Salinas se deshizo del líder petrolero
Hernández Galicia) en desgracia con Peña, al que ayudó a ganar en las
urnas con más de 2 millones de votos del SNTE y del Partido Nueva
Alianza. Enferma de poder y prepotencia, la bautizada como “líder
vitalicia” Elba Esther está padeciendo varios males físicos a sus casi
70 años (con actas falsas aseguraba tener 60 años, y con sus cirugías,
tratamientos de embellecimiento y visitas a la fuente de la eterna juventud en África, donde se bañaba con sangre de león, daba el gatazo juvenil).
Además de todo eso, se ayudaba con sus
vestidos comprados en Nueva York y París, sus bolsos y zapatos de marca
para millonarias, sus lentes a la Sofía Loren y relojes de oro;
vestía y calzaba como mandaban los cánones de la elegancia. Ahora viste
un uniforme de presidiaria. Tiene unos lentes salidos de un museo y
se peina con un chongo. Se ve bastante regordeta, pues antes usaba fajas
y llevaba un régimen alimenticio vigilado por un dietista que la hacía
lucir “lo mejor” posible. Ahora, entre altas y bajas de sus males, la
llevan de urgencia a los hospitales (aunque Mancera diga que no es
cierto). En una de esas se les puede morir y la que se le arma a Peña
que, en amores burocráticos, cambió a Elba Esther por la Rosario Robles.
Así que en una de esas nos salen con la
información de que falleció la chiapaneca, exdueña del SNTE y todavía
multimillonaria, porque dispuso durante 24 años de las cuotas de los
maestros sin que nadie la estorbara… Hasta que no siguió la “línea”. Los
peñistas rezan para que no se le vayan a agudizar sus males de la noche a la mañana y se les muera de un coraje atravesado que le haga padecer Chuayffet, su sucesor Juan Meza o alguna otra traición que la ha dejado a su mala suerte.
*Periodista
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