¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
¿Qué carajos hacen en el Pacto por México?
Alejandro Páez Varela
La respuesta del Presidente Enrique Peña Nieto a la demanda penal
interpuesta por el Partido Acción Nacional (PAN) por desvío de recursos
de funcionarios de Sedesol en Veracruz me tiene, por lo menos,
estupefacto.
Los agarran inyectando al Partido Revolucionario Institucional (PRI)
dinero destinado supuestamente a los pobres. Al día siguiente varios de
ellos fueron cesados, en un tácito reconocimiento de que se había
cometido peculado y otros delitos de orden electoral. Pero horas
después, el mandatario minimizó el hecho, aplastó el llamado de atención
y dijo a Rosario Robles:
“Rosario: No te preocupes, hay que aguantar, porque han empezado las
críticas, han empezado las descalificaciones de aquellos a quienes ocupa
y preocupa la política”. Agregó: “Que sigan aquellos criticando las
acciones, porque a otros los ocupan las elecciones; a nosotros nos ocupa
y nos compromete acabar con el hambre de México”. Y al final: “Hay que
aguantar”.
¿Hay que aguantar? Aguantar qué, ¿que se use el dinero de los mexicanos
más pobres para que el PRI gane elecciones? ¿Qué es lo que hay que
aguantar?
El mensaje es algo más que un simple apoyo a Rosario Robles. Es más profundo.
Entiendo la frustración de Gustavo Madero cuando escribió, en su cuenta de Twitter: “El Presidente no entiende nada…”.
Pero no es así. Peña Nieto y su grupo compacto –detrás del mensaje–
entienden perfectamente y, sobre todo, entienden (de manera torcida)
para qué es el dinero.
El mandatario decía, en el fondo: hay que aguantar aunque exista una
denuncia penal; hay que aguantar aunque nos agarraron con las manos en
la masa; hay que aguantar porque vienen más elecciones y porque
seguiremos desviando recursos hacia el PRI. Que nos critiquen. Hay que
aguantar.
Qué fuerte, como dicen por allí.
Lo que el PAN presentó no son “críticas”, sino hechos puntuales. Con
grabaciones y evidencia. Ese “hay que aguantar” me parece la respuesta
más cínica. Francamente descarada. Y frustrante, cómo no.
Pero eso, eso es el PRI. Quien lo dude, revise la historia de los últimos años en el Estado de México.
(Por cierto: ¿Qué carajos hacia Lula en el evento ultra priista de la
Cruzada contra el Hambre en Chiapas? Un hombre que se salva del cáncer
debería identificar un cáncer en donde lo vea, ¿qué no?)
***
Mi reflexión, sin embargo, no va exclusivamente entorno a estos hechos.
Quisiera concentrarme en el Pacto por México. Ya dije, en este mismo
espacio, lo que veía en la prensa nacional y extranjera: que todos los
créditos de este acuerdo político son para el Presidente. Él aparece
como el gran transformador de México, el estadista de los acuerdos
políticos. Los partidos de oposición, que quizás obran con buena
voluntad, son simples comparsas. No digo que lo sean: digo que así lo
leo en la prensa.
El episodio de Veracruz, estado gobernado por un cacique priista (Javier
Duarte, bruto y burdo, atorado en los años 50), me confirma que, en
términos ideológicos, el PRI de Peña Nieto es el mismo que el de Carlos
Salinas, quien centró su filosofía en cuatro ideas concretas:
1. Golpes espectaculares y populacheros que den la idea de un cambio profundo y repentino.
2. Que la prensa (los medios en general) es (son) otra herramienta del
ejercicio del poder, no un cuerpo independiente que sirve como
contrapeso.
3. Que los partidos políticos son parte de una estructura de poder. Se
les usa porque se les paga. Deben estar alineados, deben participar del
“tren del progreso” y no oponerse. Y en el caso de que quieran mostrar
independencia, mandarles la señal de que se usará toda la fuerza del
Estado para (de manera legal o ilegal) someterlos, pero sobre todo
exhibirlos como “opositores del progreso”.
4. Sembrar en la conciencia pública que en la construcción (de la idea)
del progreso, nada puede atravesarse: ni siquiera los valores
democráticos.
Entiendo la frustración de Gustavo Madero ante la respuesta de Peña
Nieto. La entiendo. Pero le pregunto con honestidad: ¿Y qué esperaba?
Ahora que se atenga, porque esto apenas comienza.
Si se sienta en la mesa de los licántropos, no pasarán más de 28 días para cuando haya Luna llena.
***
Me detengo en esta idea: sembrar en la conciencia pública que en la
construcción (de la idea) del progreso, nada puede atravesarse: ni
siquiera los valores democráticos.
La respuesta del Presidente Peña Nieto al PAN es justamente una
confirmación de este principio: háganse a un lado; no jodan, no se
atraviesen, no critiquen, no molesten porque estamos “construyendo
progreso” y si en el camino debemos minimizarlos, aplastarlos,
someterlos, descalificarlos (y derrotar el avance democrático)… lo
haremos.
Da lo mismo que el Presidente ensayara antes la afirmación, o que le
saliera del ronco pecho. Confirma, como sea, que así piensa; que así
piensan. La traducción es: “Que sigan ladrando, Rosario, que nosotros
vamos seguirle. Nos vale la evidencia, nos valen las grabaciones, nos
valen las críticas”.
Se trata de la misma respuesta que dieron con Monex y Soriana. Y les sirvió. Se quedaron con la Presidencia.
Honestamente, sí me preocupa que el PAN esté tan alicaído y siga
aferrado al calderonismo que tanto daño ya le hizo. Me preocupa que el
PRD esté en manos detribus negociadoras (que, por cierto, no abrieron la
boca cuando les tocaron a uno de sus contactos en el gobierno federal:
Rosario Robles). Me preocupa que el destino de Morena sea aún incierto.
Si no existe (como en el Estado de México) una oposición fuerte, este
país quedará secuestrado por el PRI (como el Estado de México) durante
muchos años. Si logran aplastar a los partidos o corromperlos (como en
el Estado de México), al mismo tiempo devorarán a la prensa (como en el
Estado de México). Sin prensa y sin partidos políticos fuertes, seguirán
los ciudadanos: acabarán (como en el Estado de México) con las voces
disidentes, con las causas de los de pié.
Lo peor es que justamente desde la mesa (las mesas) del Pacto por México
es desde donde se está extendiendo la estrategia de control.
Ojalá entienda bien la oposición que permanecer en el Pacto por México
le restará poder. Y que cuando intente salirse, le va a costar caro:
“Los enemigos del progreso abandonaron el Pacto porque les interesan más
sus causas que las causas del pueblo”, dirá Peña Nieto.
El PRI es una máquina de control. Madero y Jesús Zambrano no pueden caer
en el juego de que, a costa de una idea (una simple idea) de progreso,
se sacrifiquen valores democráticos que nos han costado a todos los
ciudadanos tanto como a ustedes.
Les pregunto, honestamente: ¿Qué carajos hacen PAN y PRD en el Pacto por
México? ¿Por qué permitieron que, como le gusta al PRI, el Congreso sea
un simple órgano de validación de los acuerdos que se hacer por fuera?
¿Qué no se han dado cuenta que el PRI quiere –y lo está logrando– acabar
con todos los espacios de discusión (la prensa incluída) y restarle
fuerza a los Poderes de la Unión?
¿Por qué tanta inocencia? ¿Es inocencia?
Después de la grotesca respuesta de Peña Nieto a la evidencia de desvío
de recursos en Veracruz para beneficiar al PRI, ¿no les queda claro
quiénes son los priistas y qué representan?
¿Qué carajos hacen en el Pacto por México?
¿Por qué se prestan a la destrucción de las instituciones y los
principios que, con muertos inclusive, hemos construido entre todos los
ciudadanos libres?
Por favor, respóndanse, ¿qué carajos hacen en el Pacto por México?
(SIN EMBARGO.MX)
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