¡¡Exijamos lo Imposible!!
Farsante
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Cadena de mentiras de García Luna
Mandos de PF intentan deslindarse
Morena
, recomienzo de vida: AMLO
Participarán en elecciones del
2013
Casa Blanca
: EPN se reunirá con BO
Continúa la carnicería en la nación
“No temáis a los malvados. Tarde o temprano acaban por desenmascararse”.- Ferdinand Galiani.
A estas alturas, a nadie le queda duda que Genaro García Luna, titular
de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, es un farsante, un
especialista en montajes televisivos, un experto en falsear datos sobre
las capturas, en exagerar situaciones para montar shows mediáticos o
inducir agradecimientos hacia su persona por supuestas acciones
realizadas por la corporación. En múltiples ocasiones ha sido exhibido
con investigaciones serias, sustentadas y, sin embargo, se ha mantenido
como el “hombre fuerte” de Felipe Calderón hasta el final. Ha llegado al
extremo de manejar a la Policía Federal como su ejército particular y
no ha recibido, ni pagado, ninguna sanción, ni siquiera de carácter
administrativo. Ha sido cobijado por la impunidad, que todo parece
indicar terminará al concluir el presente sexenio de la violencia, de la
muerte, de la barbarie.
Nada sucedió a García Luna, a pesar de que se comprobó fehacientemente
el montaje en el caso de la ciudadana francesa Florence Cassez, a quien
en el 2009 la Agencia Federal de Investigación (AFI), encabezada en
aquel entonces por el actual secretario de Seguridad Pública, diseñó y
operó un espectáculo televisivo para mostrar a la opinión pública su
captura ante las cámaras de televisión; tampoco fue sancionado en el
caso de la captura de Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, sobre
la que proporcionó tres versiones distintas. Eso, por sólo mencionar dos
casos. Sin embargo, ahora se encuentra enfrentado con dos adversarios
de gran peligro: uno, la Agencia Central de Inteligencia de Estados
Unidos (CIA) y dos, la Procuraduría General de la República a cargo de
Marisela Morales, por el caso de la emboscada y ataque a dos agentes de
la CIA y un efectivo de la Armada en Tres Marías, Morelos, el pasado 24
de agosto.
La versión inicial más certera sobre los hechos la dio la propia
Embajada de Estados Unidos en México, que acusó el mismo día que el
vehículo en que viajaban “dos funcionarios norteamericanos” y un capitán
de la Marina fue emboscado por un grupo de individuos cuando se dirigía
a una instalación de entrenamiento. “El vehículo intentó escapar, fue
perseguido y sufrió daños considerables. Los pasajeros solicitaron la
ayuda de las Fuerzas Armadas de México, los cuales respondieron”. Tras
la agresión, los dos pasajeros estadounidenses fueron atendidos
médicamente y su condición se reportó estable. La embajada señaló que el
gobierno de México reconoció que elementos de la Policía Federal
estuvieron involucrados y dispararon contra el vehículo de su sede
diplomática. También informó que las autoridades de México iniciaron una
investigación y detuvieron a miembros de la Policía Federal
involucrados.
Desde el pasado 10 de noviembre, la Procuraduría General de la República
(PGR) exhibió el montaje de la Policía Federal y aseguró que los
policías federales implicados simularon hechos para evadir sus
responsabilidades: durante el ataque, los agentes iban vestidos de civil
y viajaban en autos particulares, pero al ser presentados por la
Policía Federal ante el Ministerio Público, lo hicieron uniformados y a
bordo de patrullas oficiales, “alentando así el ocultamiento de los
vehículos que tenían y simulando una circunstancia que resultó ser
falsa”. La PGR desmintió tajantemente a Luis Cárdenas Palomino, jefe de
División de Seguridad Regional de la Policía Federal, a la que
pertenecen los 14 policías implicados, en el sentido de que la
corporación tenía plenamente acreditado lo que estaban haciendo sus
elementos, presuntamente la investigación de un secuestro.
La mentira de Palomino fue muy evidente, toda vez que la investigación
de plagios dentro de la PF no la hace la División de Seguridad Regional,
que tiene encomendada la vigilancia de las carreteras federales, sino
un grupo especializado que no depende de esa área. Además, los agentes
de la División de Seguridad Regional están obligados a portar el
uniforme y sus divisas en cualquier circunstancia, salvo que su mando
les ordene lo contrario. Para la PGR, quedó claro que la Policía Federal
se inmiscuyó en un asunto de simulación de hechos y manipulación de
pruebas. Por esos hechos y tras agotar el periodo de arraigo, juzgados
federales de Jalisco y Chihuahua dictaron auto de formal prisión contra
los 14 policías federales involucrados en los ataques a los agentes de
la CIA y a un capitán de la Armada de México. Quedaron sujetos a
proceso, por su presunta responsabilidad en el delito de homicidio
calificado, en grado de tentativa y daño en propiedad ajena.
Dos días después, un juzgado federal ordenó la aprehensión de cinco
mandos de la División Segunda Regional de la Secretaría de Seguridad
Pública (SSP) federal por encubrir y aleccionar a los policías que
dispararon contra el capitán de la Armada y dos agentes de la CIA, ese
24 de agosto en el poblado de Tres Marías, Morelos. La PGR entregó a la
SSP federal cinco órdenes de aprehensión para que las cumpliera, pero
sólo se logró detener a uno de los sospechosos, el inspector general
Juan Manuel Pacheco Salgado, porque a los otros les dieron el “pitazo” y
tuvieron oportunidad de ampararse. El único detenido fue procesado y
salió libre bajo fianza. La PGR no ha proporcionado los nombres de los
mandos amparados, que pertenecen a dicha división.
La subprocuradora de Control Regional, Procedimientos Penales y Amparo
de la PGR, Victoria Pacheco, dio a conocer en conferencia de prensa que
los 14 agentes que inicialmente fueron arraigados, confesaron, poco
antes de ser consignados, que sus jefes los instruyeron hacer
declaraciones falsas al Ministerio Público. La PGR constató el montaje y
las mentiras de la Secretaría de Seguridad Pública, y dejaron claro que
mandos de la SSP ordenaron a los agentes indiciados mentir en su
declaración al Ministerio Público; a pesar de que la SSP debía capturar a
cinco de sus mandos, sólo detuvo a uno; los otros cuatro recibieron el
“pitazo” a tiempo y se ampararon; la SSP tardó un mes en entregar los
vehículos particulares utilizados en el ataque por los agentes
involucrados; la SSP argumentó, desde al principio, que los agentes
involucrados investigaban un secuestro, el de Salvador Vidal Flores
Pérez, quien el 23 de agosto por la mañana fue interceptado cuando salió
de Tepoztlán y por quien sus plagiarios aparentemente pidieron 200 mil
pesos, pero éste era del fuero común y la Procuraduría de Morelos no
pidió a la SSP investigarlo; los agentes detenidos declararon, ante el
MP, que repelieron una agresión iniciada por el capitán de la Marina y
los dos agentes de la CIA, pero se demostró que sólo fueron disparadas
armas de los policías federales.
A pesar de todo lo anterior, de las evidencias, de las pruebas resultado
de las investigaciones, la Comisionada de la Policía Federal, Maribel
Cervantes, insistió este lunes en que la balacera en Tres Marías, contra
el vehículo de la embajada estadounidense inició por un disparo hecho
al aire desde la unidad diplomática, a pesar de que se ha comprobado que
los únicos que dispararon fueron los policías federales. Esa
funcionaria señaló también que la Policía Federal no ha defendido, ni
defiende a los 19 elementos de esa corporación involucrados en el
incidente. “Esos agentes deberán pagar lo que hicieron”, dijo. No
obstante, se mantuvo en la versión de que “no obedecieron, se alejaron
de los manuales de actuación, de los protocolos, y eso para nosotros ya
es una sanción”, intentando deslindar a los altos mandos de la PF y de
la SSP:
Toda la investigación de la PGR, de Marisela Morales, exhibe a la
Policía Federal y a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, a
cargo de Genaro García Luna. Sin embargo, aún no es revelado el móvil
real del ataque a los agentes de la CIA. Así, la pregunta básica sigue
siendo: ¿por qué un comando armado de la Policía Federal atacó a dos
agentes de la CIA? ¿Qué temían los policías federales y sus superiores
que los llevo a tomar la decisión de silenciarlos, a pesar de las
implicaciones diplomáticas y legales que derivarían del ataque? ¿Hasta
dónde ha permeado el crimen organizado y los cárteles de la droga las
filas de la Policía Federal y de la Secretaría de Seguridad Pública
(SSP) que obedecen órdenes de este tipo? ¿Hasta dónde llegan las
conexiones y tentáculos de los cárteles en las oficinas de la SSP y su
mando central, Genaro García Luna? ¿Podrá este funesto funcionario
mantener su impunidad en los meses siguientes? ¿Su destino en los
próximos años será estar tras las rejas en una prisión de máxima
seguridad?
RECOMENZAR
sigue leyendo
No hay comentarios:
Publicar un comentario