¡¡Exijamos lo Imposible!!
Estado de excepción
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Masacre, “legítima defensa”: FCH
Giras de cierre sexenal sin brújula
ONU exige a México abolir arraigo
Lo dicho
: Murillo Karam va a PGR
¿Burla o inconsciencia de Saynez?
“Todos al Angel”
, convoca Morena
“El poder más peligroso es el del que manda pero no gobierna”.- Gonzalo Torrente Ballester
Las últimas giras de Felipe Calderón, realizadas sin ton ni son, se han
convertido para el michoacano en un amargo adiós, en el que el tema
central, al igual que a lo largo de su gestión, fue su “guerra al
narcotráfico”. No puede ser de otra manera pues no hay otro rubro que
destacar, su sexenio tuvo el signo de la muerte, desde el principio
hasta el final. Lo mismo en Sinaloa, que en Veracruz, Michoacán o
Quintana Roo, el inquilino de Los Pinos ha dedicado los últimos días de
su gestión a justificar su fracaso en materia de seguridad, la
carnicería que desató su declaración bélica a los cárteles de la droga y
las múltiples violaciones a los derechos humanos que se cometieron a lo
largo su administración, con frases elaboradas por sus propagandistas
como “el Estado Mexicano actuó en legitima defensa” y “se golpeó, como
nunca antes”, las estructuras logísticas y financieras del crimen
organizado, las cuales no se apegan para nada a la realidad.
En Michoacán, uno de los cárteles que no logró desarticular, el de “Los
Caballeros Templarios”, lo despidió esta semana con narcomantas;
volantes y carteles se distribuyeron en comunidades rurales y cabeceras
de al menos una decena de municipios de Guanajuato, Guerrero y el Estado
de México, en los que le reprocharon la guerra emprendida contra los
grupos delictivos. Los recorridos para presuntamente inaugurar obras de
salud o de infraestructura vial, menores todas ellas que no justifican
el enorme gasto federal, fueron opacados por las justificaciones del
michoacano que no encontró argumentos para disculparse ante el pueblo
mexicano, pero si siguió insistiendo en que “cumplió” con su deber.
En Veracruz, felicitó a las fuerzas armadas por secundarlo ilegalmente
en labores policíacas que no les corresponde; en Quintana Roo, sólo fue a
supervisar el puente fronterizo Subteniente López II “Chactemal”, en el
que dice que se invirtieron 180 millones de pesos, y que servirá para
fortalecer el intercambio comercial entre México y Belice. En Chetumal,
volvió a defender su “ocurrencia” de cambiar el nombre al país de
Estados Unidos Mexicanos a simplemente México; en Ciudad del Carmen,
Campeche, tuvo otra “genial” ocurrencia, poner en marcha la obra de un
bulevar que llevará el nombre de Juan Camilo Mouriño, quien fuera su
secretario de Gobernación, y a quien le tuviera un gran cariño. No
importa que la actuación en la administración pública federal del
funcionario fallecido en un lamentable y todavía no aclarado accidente
aéreo, fuera sumamente cuestionada, sobre todo por favorecer los
intereses económicos de su familia, ligados a empresas españolas.
Hacia mucho tiempo que un gobierno federal no gastaba tanto para
alcanzar tan pobres resultados. Los saldos que deja y los pendientes que
hereda son muchos, particularmente en el área de seguridad pública, sin
dejar de destacar una nación completamente endeudada, con una economía
en franca desaceleración que sigue golpeando al empleo y a los
trabajadores mexicanos.
GRAN DESAFIO EN SEGURIDAD
El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jesús
Murillo Karam, será el procurador general de la República al iniciar el
gobierno de Enrique Peña Nieto. El hidalguense solicitará licencia a su
cargo, a partir del martes 4 de diciembre, una vez que haya presidido,
el 1 de diciembre, la sesión solemne de toma de protesta de Enrique Peña
Nieto como Presidente de la República. Su trabajo, coordinado con el de
Miguel Ángel Osorio Chong en la Secretaría de Gobernación, será
delicado y sumamente complejo por las condiciones de inseguridad que
imperan en todo el país y las violaciones a los derechos humanos que
deja la gestión calderonista, en la que prevalecieron e incrementaron
los casos de tortura, cateos ilegales, personas desaparecidas,
detenciones arbitrarias, una grave crisis penitenciaria y fugas de reos,
entre otros, que metieron a México en un régimen de “estado de
excepción” de facto, aunque no se hayan cumplido los requisitos legales
para tal efecto.
Como consecuencia de la ilegal utilización de las fuerzas armadas contra
los cárteles de las drogas, durante el agónico sexenio calderonista
hubo un grave retroceso en este rubro porque el área de seguridad
pública no dio el resultado al verse relacionada a casos de violaciones
en la materia. Ante este escenario, Felipe Calderón deja un enorme reto
al grado que tanto al interior del país como desde el exterior urge
atender, comenzando por mejorar la impartición y procuración de
justicia, porque han imperado la corrupción, el influyentismo, la
complicidad y la impunidad.
Se ha demostrado, fehacientemente, que a lo largo del régimen
calderonista hubo un incremento exponencial de casos de tortura, cateos
ilegales, personas desaparecidas, detenciones arbitrarias, entre otras,
no obstante el gasto exagerado para seguridad pública. En entidades de
la República que ya enfrentaban condiciones inusitadas, con regiones
donde la gente vivía con gran tranquilidad, ahora sobreviven en
condiciones de inseguridad que no tenían. Para el ombudsman nacional
Raúl Plascencia, “la incidencia delictiva se fue a las nubes, la
violencia por parte de los delincuentes se vio cada vez más acentuada,
las violaciones a los derechos humanos incrementaron”. Añadió que “no
hubo el éxito esperado, no hubo resultados y lo que si hubo fue un gasto
exorbitante destinado a la seguridad pública y resultados
verdaderamente contrarios a lo que la sociedad esperaba”.
Un buen inicio para la administración de Peña Nieto sería atender
cabalmente la petición del Comité contra la Tortura (CAT) de la ONU, de
abolir la figura del arraigo e impulsar la aprobación de una Ley general
sobre desapariciones forzadas. Hay que recordar que la administración
calderonista impulsó en 2008 elevar a rango constitucional la figura del
arraigo, la cual también fue avalada en varias entidades de la
República. Este hecho tuvo un efecto contraproducente al que dicen se
buscaba, es decir que propició un aumento progresivo de desapariciones
forzadas presuntamente cometidas por autoridades públicas o grupos
criminales o particulares que actuaron con el apoyo directo o indirecto
de agentes del Estado, en amplias regiones del país, entre las que
destacan los estados de Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Nuevo León y
Tamaulipas.
Se abandonó así la investigación de casos de desapariciones forzadas,
las cuales únicamente fueron archivadas y congeladas. Los responsables
de dichas desapariciones fueron cubiertos por la negligencia de las
autoridades (in) competentes y eludieron fácilmente cualquier tipo de
sanción. La indolencia exhibida por los tres niveles de gobierno
permitió un alarmante aumento del uso de la tortura durante
interrogatorios de personas sometidas a detenciones arbitrarias por
efectivos de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad del Estado, en
el marco de la guerra contra los cárteles de la droga. Se hizo una
costumbre que durante el periodo anterior a la entrega al Ministerio
Público, se infligiese tortura y malos tratos a los detenidos, con el
propósito de obtener confesiones forzadas y declaraciones
autoinculpatorias que, posteriormente, fueron utilizadas para encubrir
múltiples irregularidades cometidas durante la detención.
Ante estas prácticas, el CAT de la ONU urgió al Estado mexicano a
modificar su Código de Justicia Militar, de conformidad con las
sentencias dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la
Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con el propósito de
excluir la competencia de la jurisdicción militar para juzgar sobre
casos de violaciones de derechos humanos y delitos contra civiles, en
los que haya militares involucrados. Pidió a las autoridades mexicanas
permitir la realización de exámenes médicos independientes, cuando así
lo solicite el sospechoso ante el tribunal. En el ámbito legal, demandó
modificar la Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura, a fin de
que la definición de tortura abarque todos los elementos que figuran en
el Artículo 1 de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes. Pidió que las entidades federativas
tipifiquen los actos de tortura; que garanticen que el delito de tortura
no prescriba y que se conforme un registro centralizado de denuncias de
tortura y malos tratos.
La lista de recomendaciones del CAT es amplia: cumplir con el Protocolo
de Estambul; aprobar una Ley de Justicia para Adolescentes; mejorar las
condiciones de cárceles, centros psiquiátricos y centros para migrantes;
redoblar esfuerzos para prevenir, combatir y sancionar la violencia
contra las mujeres, incluidos los asesinatos y desapariciones por
motivos de género y llamó a cumplir con las sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en ese ámbito; instó a tomar las
medidas necesarias para garantizar la seguridad e integridad física de
defensores de derechos humanos y periodistas; pidió acelerar el
mecanismo de protección previsto en la ley en la materia.
Los políticos hidalguenses, a cargo de la SG y la PGR, están obligados a
trabajar eficientemente para encabezar los esfuerzos a fin de atender
la petición del Comité contra la Tortura (CAT) de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) de abolir la figura del arraigo e impulsar una
ley general sobre desapariciones forzadas. El cambio de fisonomía del
área de seguridad pública al mando de la Secretaría de Gobernación, que
quedará a cargo de Miguel Ángel Osorio Chong, y la Procuraduría General
de la República, con Jesús Murillo Karam al frente, tienen que dar
mejores resultados. Sin embargo, hay riesgos que deben tomarse en
cuenta, como el que se refiere a la incorporación de la Policía Federal a
la Secretaría de Gobernación que puede llevarla a convertirse en una
“Policía política”, tal y como lo han denunciado dirigentes de
oposición.
DEROGAR ARRAIGO: MC
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