¡¡Exijamos lo Imposible!!
¿Alertas o chantaje?
Al cumplirse el 102 Aniversario de la Revolución Mexicana y cuando se
acerca el fin del fracasado y sangriento sexenio de Felipe Calderón, el
Departamento de Estado de Estados Unidos reprueba al régimen panista al
emitir una alerta de viaje para México en la que advierten a sus
ciudadanos de riesgos para su seguridad debido a los serios problemas
del crimen y la violencia
MEXICO, D.F., 20 de noviembre (ESTADO DE LOS ESTADOS / LILIA ARELLANO).-
Justamente en el 102 aniversario de la Revolución Mexicana, en cuya
ceremonia en el centro político del país, Felipe Calderón aseguró que el
Estado mexicano está mejor preparado y es más fuerte para enfrentar a
las organizaciones criminales, el Departamento de Estado de Estados
Unidos reprueba al régimen del michoacano al emitir una alerta de viaje
para México, en la que advierte a los ciudadanos estadounidenses de
posibles riesgos para su seguridad, debido a los “serios problemas del
crimen y violencia”, existentes por la intensa actividad del crimen
organizado en el territorio mexicano. A 10 días de que concluya la
administración calderonista, las autoridades del vecino del Norte
censuran la situación en que deja a la república mexicana, en un reporte
que también fija los parámetros bajo los que el gobierno de Barack
Obama recibirá al próximo mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, en la
Casa Blanca, y los términos en los que se habrá de analizar el tema de
la violencia en nuestro país, como resultado de la lucha contra los
cárteles de la droga.
Calderón fue puesto, nuevamente, en ridículo por el gobierno de Obama.
Es muy significativo el hecho de que en su última ceremonia oficial como
titular del Poder Ejecutivo, portando la banda presidencial, antes de
entregarla a Peña Nieto el próximo 1 de diciembre, el michoacano
resaltara en su discurso que el Estado mexicano está mejor preparado en
sus instituciones y es más fuerte para enfrentar la delincuencia, toda
vez que, agregó, cuenta con las herramientas jurídicas, tecnológicas y
operativas para el combate contra la criminalidad y para su prevención.
En ese acto, el inquilino de Los Pinos defendió, una vez más, su
estrategia sexenal para enfrentar al crimen organizado, al señalar que
“la justicia, la defensa de la vida, la libertad y la integridad del
patrimonio de las personas son principios y fin, razón de ser de todo
Estado de Derecho. Por lo mismo, protegerlos de la criminalidad y de
quienes atentan contra su libertad e integridad, han sido no sólo un
imperativo legal y constitucional, sino también político y épico”. Es,
precisamente la ausencia de eso que señala Calderón en su discurso,
“justicia, defensa de la vida, libertad e integridad del patrimonio”, lo
que define su administración a través de seis larguísimos años, por
cuyos resultados habrá de rendir cuentas, tarde o temprano, en el juicio
de la historia y los tribunales internacionales.
Unos minutos después de que se difundieron las palabras de Calderón, y
apenas había concluido el desfile conmemorativo del 102 aniversario de
la Revolución Mexicana que arrancó, con el paso de cinco aviones de
combate F-5 por la plaza del zócalo capitalino, y donde militares
realizaron una representación de distintos pasajes de esta gesta
histórica, entre ellos las firmas del Plan de San Luis, el Plan de
Ayala, el Plan de Guadalupe y la conformación de la Constitución de
1917, el gobierno de Estados Unidos lo desmintió tajantemente, al
alertar a sus ciudadanos evitar viajar a México, debido a la presencia
de grupos criminales trasnacionales que protagonizan una “violenta
lucha” por el control de las rutas del narcotráfico en el país.
A través de un comunicado, el Departamento de Estado explicó que en el
marco del combate a los narcotraficantes por parte del gobierno
mexicano, “las organizaciones criminales trasnacionales están implicadas
en una violenta lucha para controlar las rutas del tráfico de drogas y
otras actividades criminales”. Agrega que “como resultado, el crimen y
la violencia son graves problemas en todo el país y pueden ocurrir en
cualquier parte”. Destaca que “los ciudadanos estadounidenses han sido
víctimas de la actividad de las organizaciones criminales
trasnacionales, incluyendo homicidio, luchas con armas, secuestros,
secuestros de vehículos y robos en las carreteras”. Para que no quede
ninguna duda, el Departamento de Estado resalta que recibió el informe
de la muerte de 113 estadounidenses en 2011, bajo todo tipo de
circunstancias, mientras que en el primer semestre de 2012 la cifra fue
de 32.
Esos datos contrastan con la sangre derramada de mexicanos. Los últimos
reportes que emitió el gobierno mexicano en 2011, resaltaban que la
violencia derivada del narcotráfico cobró la vida de 47 mil 515 personas
entre diciembre de 2006 y septiembre del año pasado. A partir de ahí,
Felipe Calderón y su gabinete de seguridad determinaron no proporcionar
más información sobre el número de muertos a lo largo de la estúpida
guerra contra el narcotráfico, a fin de no afectar la imagen del
gobierno calderonista y para que no impactara en los resultados de la
elección federal, que finalmente perdió el partido en el poder, el PAN.
En la alerta emitida por el Departamento de Estado, se admite que
millones de estadounidenses viajan a México sin problema alguno, por
razones de estudio, turismo y negocios, y que la administración
calderonista hace un “esfuerzo considerable” para proteger a
estadounidenses en los principales destinos turísticos. No obstante, el
comunicado ofrece una lista de los estados mexicanos que suponen, en
estos momentos, una mayor preocupación por la violencia, el narcotráfico
y otros delitos: Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo
León, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Zacatecas,
Aguascalientes, Chiapas, Colima, el Estado de México, Guerrero, Jalisco,
Michoacán, Morelos y Veracruz. En total 19 entidades de 32 que
conforman la república mexicana.
La perorata de don Felipe estuvo plagada de lugares comunes y que ahora,
al agonizar su gestión, no dicen absolutamente nada a una población que
padeció sus errores, sus yerros, sus incapacidades y todos los defectos
de su personalidad. Frente a los representantes de los poderes
legislativo y judicial, los miembros del gabinete e historiadores
galardonados con el Premio a la Trayectoria en Investigación Histórica
sobre el Rescate de la Memoria y Testimonios José Valadés, el michoacano
más repudiado del país dijo que debe fortalecerse al Estado emanado de
la Revolución, pero sostenido en el derecho y el fortalecimiento de sus
instituciones.
Esta alerta del Departamento de Estado es una doble jugada del gobierno
de Barack Obama, pues es emitida luego de confirmarse la reunión con
Enrique Peña Nieto en la Casa Blanca, antes de que éste tome posesión
como Presidente de México, para repasar asuntos de interés bilateral,
regional y global. La agenda del mexiquense trae entre los rubros
pendientes la solicitud al gobierno estadounidense de variar la
estrategia seguida hasta el momento contra los cárteles de la droga, con
el propósito fundamental de reducir la violencia en el país. Para nadie
es un secreto que la estrategia implementada en el Pentágono e impuesta
a las fuerzas armadas mexicanas, no redujo el volumen del tránsito de
estupefacientes hacia el territorio estadounidense, donde son consumidas
por al menos 30 millones de adictos; tampoco es un secreto que dicha
estrategia sólo sirvió para controlar el mercado de las drogas en EU, es
decir, para garantizar su abasto sin alterar sus precios; en otras
palabras, las ganancias del lavado de dinero, que suman cientos de miles
de millones de dólares, se han convertido en un pilar para el sistema
financiero estadounidense.
Tampoco, a nadie le escapa que la guerra organizada en México, a partir
de la firma de la “Iniciativa Mérida”, sirvió para mantener funcionando
la industria armamentista de Estados Unidos, que lo mismo le vende a las
fuerzas armadas regulares del país que a los cárteles de la droga, en
operativos tan funestos y reprobables como “Rápido y Furioso”, que
permitió el traslado de miles de armas de asalto a las manos de los
sicarios al servicio de los cárteles de la droga mexicanos. Otro
objetivo destacado de esta conflagración fue que sirvió de muro de
contención a la migración de centroamericanos que buscan el “sueño
americano”, aún a costa de su vida, y que deciden correr todos los
riesgos con el fin de mejorar las condiciones de bienestar de su
existencia.
El colmo es que la guerra al narco de Calderón no sólo no eliminó la
estructura de las organizaciones criminales sino que las fortaleció, las
modernizó, y las hizo más impermeables a los operativos militares.
Además, permitió que los tentáculos de los principales cárteles llegaran
hasta las oficinas de los funcionarios de primer nivel encargados de
combatirlas, no sólo hasta presidentes municipales o gobernadores y sus
jefes de seguridad pública, sino hasta lo más alto de la estructura
gubernamental federal. El actual enfrentamiento entre la Procuraduría
General de la República (PGR) que encabeza Marisela Morales, y la
Secretaría de Seguridad Pública (SSP) a cargo de Genaro García Luna, así
lo confirman.
Mientras, en el Senado de la República, la bancada del PRD busca que el
presidente electo, Enrique Peña Nieto, defina una nueva agenda bilateral
con Estados Unidos –que trascienda el tema de seguridad- en su reunión
con el presidente estadounidense Barack Obama, programada para el 27 de
noviembre.
FELIPE “EL SALADO”
En este sexenio, cayó sobre los mexicanos el mal fario o salación de
Felipe Calderón. El todavía inquilino de Los Pinos enlutó a más de 100
mil familias, si consideramos que de los desaparecidos, sus padres,
madres, hermanos, primos y demás familiares los lloran como muertos, sin
perder la esperanza de encontrarlos vivos, la cual se debilita cada vez
que encuentran una fosa clandestina.
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