¡¡Exijamos lo Imposible!!
Le falló la vacuna
Francisco Rodríguez
Indice Político
Acaba de sucederle —¡otra vez!— al precandidato presidencial único del PRI, Enrique Peña Nieto. Se arremangó la camisa, puso el antebrazo a disposición de sus asesores, le hincaron la aguja a manera de entrevista… y la vacuna falló estrepitosamente: le provocó una calamitosa reacción.
Medicina preventiva o mero marketing político, Peña y sus asesores quisieron adelantarse a las críticas que, por ejemplo en un debate, sus opositores podrían lanzarle como dardos envenenados, al publicitar sus relaciones extramaritales, mismas que aún son mal vistas por una sociedad mojigata que mantiene en sus códigos civiles y penales figuras como la del adulterio.
¡Qué valiente!, salieron a decir los del coro. Admitió lo que desde siempre se ha rumoreado, clamaron otros. Mientras que no menos aplaudían que así sus opositores ya no tendrían material que sacasen de las cañerías para atacarlo.
Pero, dicen los mercadólogos de la grilla totonaca, que una estrategia ganadora no está basada en lo que el candidato quiera decir o cumplir, sino está basada en el análisis frío y profesional, de qué es lo que tiene que decir y hacer éste para captar los votos que necesita para ganar. Que las consecuencias de esta decisión conllevan un alto riesgo de hacer el ridículo, de dañar las relaciones familiares y personales, de dañar el orgullo propio y el riesgo de la pérdida de capital personal…
Bien que se vacunara, pues… pero a la vacuna le faltaba un ingrediente, quizá el principal, y que no es otro sino el de hablar con la verdad.
Fue una vacuna producto de una mezcla inapropiada, además. Faltó que en su preparación interviniese una de las dos mujeres, Maritza Díaz Hernández, con las que Peña tuvo un hijo. Los alquimistas mexiquenses encargados del laboratorio no leyeron, tampoco se asomaron, a la página de Facebook de quien, desde hace meses, se dice ofendida por el abandono del precandidato presidencial único del PRI a su vástago.
Y una de las primeras reacciones a la fallida vacuna fue que a Peña se le acusara no sólo de mentiroso, sino de mal padre, a quien no le salen las cuentas de los hijos que tiene. ¡Qué bueno que, hasta el momento, Jessica de la Madrid se ha mantenido en silencio! Aunque…
Tanto que cuidan el principal activo del mexiquense, la imagen, y poco a poco estos dizque cuidados terminan desfigurándolo.
Peor, todavía, cuando la vía de aplicación de la vacuna fue equivocada. En el empaque las indicaciones decían que debería ser intramuscular –el estreno de un programa de televisión, con lo que obtendría gran alcance—, y terminó siendo subcutánea: en la edición dominical de un impreso, lo que implica menos lectores si, por ejemplo, hubiese aparecido el lunes.
También falló la vacuna, porque de acuerdo a los expertos no deben administrarse con tanta frecuencia. Y a Peña lo han vacunado como nunca antes en la presente temporada invernal: contra su analfabetismo funcional, contra su misoginia –“no soy la señora de la casa”—, contra su desconocimiento de lo que las mayorías deben gastar para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas, contra…
¿Sabe usted por qué más le falló la vacuna a Peña Nieto?
Por la falta de asepsia. Es muy común que se pretenda desinfectar el área con alcohol, yodo, cuaternarios de amonio, clorados etc. Pero no se considera que el uso de cualquier elemento químico atenúe los efectos de las vacunas.
Por eso es que cualquier experto en medicina preventiva recomienda la limpieza absoluta.
Y en el equipo de Peña, cada vez está más claro, no juegan limpio.
Falló la vacuna.
Provocó reacción.
Y el mal no se previno. Se agigantó.
Índice Flamígero: ¿Cuántos votos de los mexicanos va a rendirle a Peña Nieto su viaje a Davos, Suiza? ¿Cuántos le aportará su reunión, allá en la sede del Foro Económico Mundial, Universal e Intergaláctico, con Ernesto Zedillo? Mal asesorado, el precandidato único del PRI actúa como si de verdad ya tuviese el triunfo en el bolsillo y, cuando menos, fuese Presidente Electo, pero…
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