Tampico, Tamaulipas
Lunes 23 de enero de 2012
Palabras de Andrés Manuel López Obrador, precandidato a la Presidencia de la República por la Coalición Movimiento Progresista, en el Foro sobre Energía, realizado en Tampico, Tamaulipas
Amigas y amigos, me da mucho gusto estar con ustedes en Tampico, en esta región del país que históricamente se ha caracterizado por el desarrollo de la industria petrolera, desde el surgimiento de la industria petrolera, desde que el petróleo estaba, a lo mejor no querían yo que dijera lo siguiente, pero lo voy a decir, desde que el petróleo estaba en manos de compañías extranjeras, desde que predominaba El Águila, entre otras empresas extranjeras, desde principios de el siglo XX, del siglo pasado, como no recordar El Ébano y todo lo que fue la Paja de Oro.
Por eso se decidió hacer, entre otras cosas, este foro, aquí en Tampico, les informo que estamos celebrando estos foros temáticos en todo el país para que se conozca bien nuestro Proyecto de Nación, en el caso de este foro nos permite una vez más exponer las razones por las que consideramos fundamental la utilización del sector energético como palanca del desarrollo nacional. Pero antes conviene también dar a conocer nuestros argumentos, nuestras razones del porqué no debe continuar la política de privatización, desmantelamiento y corrupción que se ha llevado a cabo por más de dos décadas, tanto en el petróleo, como en la industria eléctrica.
En primer lugar, es necesario recordar que uno de los logros más importantes de la Revolución Mexicana fue que en el artículo 27 de la Constitución se estableció el principio de que a la nación le corresponde el dominio directo de todos los recursos naturales, entre ellos “el petróleo y todos los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos o gaseosos”.
Esto fue un logro del Movimiento Revolucionario, quienes conocen bien la historia de nuestro país saben que costo bastante enfrentar presiones y el Constituyente del 17 estableció este principio: los recursos naturales son de dominio exclusivo de la nación y esos recursos incluyen desde luego el petróleo.
Este principio rector se hizo realidad plenamente en 1938, con la decisión, patriota y visionaria del general Lázaro Cárdenas Del Río, de expropiar el petróleo en beneficio del pueblo y de la Nación.
Posteriormente, porque el petróleo es una gran tentación, dos presidentes de México, reformaron el artículo 27 para no dar margen a malas interpretaciones, el presidente Ruiz Cortines y el presidente López Mateos reafirmaron el predominio de la Nación sobre el petróleo.
Sin embargo, al paso del tiempo y hasta nuestros días, todavía antier, el precandidato del PRI, ofreció que iba a privatizar el petróleo, se le olvida o no conoce el artículo 27 Constitucional, el petróleo no es del gobierno, ni siquiera es del Estado, el petróleo es de la Nación.
Siempre ha estado latente el riesgo de volver a entregar los recursos energéticos de la Nación a particulares nacionales y sobre todo a extranjeros.
Aquí expreso con toda claridad que durante nuestro gobierno, porque estoy optimista vamos a ganar de nuevo la Presidencia de la República, durante nuestro gobierno se aplicará de manera estricta lo que establece el artículo 27 Constitucional en materia de petróleo y de generación y distribución de energía eléctrica.
Otra razón fundamental para impedir la privatización de la industria petrolera, es que nos quedaríamos sin la posibilidad de desarrollar al país en beneficio de la mayoría de los mexicanos. Como lo hemos propuesto en otras ocasiones, como aquí se ha dicho, con el petróleo podemos industrializar a México, crear empleos, abaratar los precios del gas, las gasolinas, el diesel y la electricidad, fortalecer nuestro mercado interno y garantizar el bienestar de la población. Si se privatiza el petróleo o se comparte la renta petrolera con empresas extranjeras, no tendríamos realmente, y esto lo digo de manera responsable, no se tendrían cómo, no se tendrían recursos para sacar adelante al país.
No se podría industrializar a México, porque las empresas que requieren energéticos baratos para su desarrollo, quedarían a expensas de monopolios extranjeros, la privatización del petróleo no le conviene al sector empresarial, a los empresarios de México.
Se cancelaría el futuro para millones de mexicanos, se estaría condenando al pueblo sólo a sobrevivir, a seguir padeciendo por el desempleo, y se continuaría creciendo, cada vez más, como país que exporta mano de obra a los Estados Unidos.
Por último, nos oponemos a la privatización porque queremos vivir en paz, y sabemos que la paz es fruto de la justicia. Lo afirmamos con absoluta responsabilidad: si se entrega la renta petrolera a particulares, nacionales o extranjeros, no habría presupuesto porque las empresas privadas no pagarían impuestos por más de un billón de pesos, como lo hace actualmente la industria petrolera nacional.
Actualmente y eso también expresa la visión que tenía el general Cárdenas, han pasado más de 70 años de la expropiación petrolera y hoy en día de cada peso del presupuesto nacional 40 centavos provienen del petróleo, y en consecuencia no habría forma de mejorar las condiciones de vida y de trabajo del pueblo y se estaría cancelando las posibilidades de transformar a México por la vía pacífica.
El despojo del petróleo dejaría latente el riesgo de una confrontación violenta, lo cual nos llevaría a más sufrimiento, inestabilidad política y social, al predominio del uso de la fuerza y no necesariamente a la emancipación del pueblo, nosotros no queremos la violencia. Recordemos que desde la expropiación petrolera hasta nuestros días, el petróleo ha sido un instrumento de paz y de estabilidad política, precisamente porque ha estado en manos de la Nación.
En contraste a la política de privatización, que se ha venido imponiendo, si no del todo, si hay que decirlo, han tenido avances en muchas áreas, en contraste a esa política, nosotros proponemos integrar a todo el sector energético, modernizarlo, limpiarlo de corrupción, administrarlo con eficiencia y racionalidad, utilizarlo como palanca del desarrollo nacional y, al mismo tiempo, como la piedra angular para llevar a cabo la transición energética con el uso de combustibles renovables y no contaminantes.
De manera específica llevaremos a la práctica, cuando menos, las siguientes acciones:
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