jueves, 26 de enero de 2012

Claramente se trata de esterminio etnico

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Las redes sociales obligaron a Calderón


Desde 2010, el gobierno federal sabía de la falta de agua en más de 1 mil 500 municipios del centro al Norte del país, donde padecerían sed, hambre y enfermedades los pobladores. Y que los 100 mil tarahumaras y otros grupos indígenas que habitan esos territorios, a su tradicional abandono social y económico por parte de sus gobernantes, se sumaría la hambruna. Pero el Ejecutivo federal, el director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, y ¡Gobernación!, decidieron esperar el “año electoral” para cumplir con sus obligaciones. Y cuando esa población estaba en los límites de morir de hambre y sed, destinaron cerca de 30 mil millones de pesos para paliar el mal.


Las redes de comunicación del Twitter, enterados de que los tarahumaras estaban muriendo de hambre y resignadamente esperaban el final, hablando hasta de suicidios (que el desgobernador de Chihuahua, Javier Duarte, desmintió con sus estupideces de que los indígenas son muy fuertes y no recurren a esos métodos), desataron una alerta eficaz para convocar a donaciones en ayuda de esos mexicanos. Se armó tal estallido de compasión e indignación que hasta entonces Felipe Calderón reaccionó. Los twitteros lo obligaron a llevar comida y agua a los rarámuris. Sin embargo ya era tarde, pues las consecuencias negativas de esas carencias hicieron mella en éstos y cientos de miles de mexicanos sitiados por la sequía.


Si los twitteros no hubieran dado la alarma y los ciudadanos, con su ayuda, no hubieran detonado el problema de vida o muerte, Calderón y los desgobernadores de Sonora (Guillermo Padrés Elías); Chihuahua; Coahuila (Rubén Moreira Valdez); Nuevo León (Rodrigo Medina de la Cruz); Tamaulipas (Eugenio Hernández Flores); Durango (Jorge Herrera Caldera); Colima (Mario Anguiano Moreno); Sinaloa (Mario López Valdez); incluso Nayarit (Roberto Sandoval), hubieran esperado acercarse más a las elecciones para auxiliar a esa población. El exigir a los gobiernos a cumplir con su obligación de resolver problemas como el de la sequía, es una victoria civil. Desde 2010, a diario se informaba la desesperación por falta de lluvias que, con las heladas de 2011, devastaron la agricultura. Nada hicieron los gobernantes y hasta que las redes sociales salieron a dar la batalla para ayudar a los rarámuris, Calderón y la Conagua hicieron como que nada sabían y empezaron a dictar acuerdos que nada resolvían tampoco. Y cuando los campesinos y ganaderos más empobrecidos decidieron venir al Distrito Federal y presionar a los funcionarios calderonistas, empezó a fluir la ayuda.


Una vez más a sabiendas del desastre, los gobernantes se hacen idiotas y sólo actúan cuando la sociedad se moviliza. El llamado de los twitteros fue la punta de lanza para socorrer a los mexicanos de la Sierra Tarahumara y tuvo un eco internacional. Pero Calderón ahora, con fines electoreros, ordena llevar alimentos y agua potable que no resuelven el problema; tuvo seis años para actuar y fue indiferente. El mal está hecho y exhibe al calderonismo y al Partido Acción Nacional de malvados políticamente, pues dejaron que el problema fuera irreversible, por las enfermedades debido a la falta oportuna de alimentos y agua. Los twitteros, ciudadanos siempre en alerta, sacudieron a la nación y obligaron al calderonismo a cumplir con sus obligaciones.
*Periodista

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