Los gobernantes desprecian manifestaciones y peticiones
Además de los supuestamente
inviolables derechos de escribir y publicar escritos y la libre
manifestación de las ideas (artículos 6 y 7), los que más ejercen los
mexicanos son el de petición y el de manifestarse en las calles
(artículos 8 y 9). El caso es que funcionarios y actores de la vida
pública que se amparan en el ambiguo calificativo de “iniciativa
privada”, no respetan al periodismo crítico que informa cuanto sucede en
el país. Constantemente atacan en sus medios de comunicación privados
(Televisa con sus radios concesionadas; Tv-Azteca, etcétera), la libre
manifestación de las ideas e ignoran las peticiones y manifestaciones
que plantean graves problemas.
Llegó la Caravana del Hambre integrada por campesinos, pequeños
ganaderos, agricultores, y ciudadanos a quienes afecta la pobreza y
saben del hambre de los rarámuris, para presentar peticiones. No les
harán caso. El Congreso General obligó al calderonismo a destinar una
partida miserable para paliar esas catástrofes, que tardíamente y a
cuentagotas, entregaron a una minoría que perdió cosechas, ganado, aves,
por falta de agua y heladas que arrasaron tierras en Sonora, Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Colima y Sinaloa, por citar
algunos estados. Los 100 mil indígenas de la Sierra Tarahumara, con todo
y la ayuda de última hora, están marcados por la anemia, la
desnutrición y las enfermedades irreversibles.
Los del Partido Acción Nacional (PAN) insisten en prohibir las
manifestaciones, porque interrumpen la libre circulación de peatones y
transporte; pero son incapaces de solucionar lo que las origina. No se
quieren ensuciar las manos… que tienen llenas de corrupción,
porque esos funcionarios de derecha, religiosos, robaron en 12 años lo
que priístas en 54 (de Miguel Alemán a Ernesto Zedillo). Como los desgobernadores
no atienden las protestas y peticiones de sus gobernados, éstos se
organizan y marchan al Distrito Federal, en donde el calderonismo, a
veces, recibe a una comisión a través de funcionarios menores, los
engaña y los hace regresar sin respuestas. A la mayoría ni caso les
hace.
Portavoces de la Caravana del Hambre denunciaron que los gobiernos municipales, de las entidades y el federal pusieron oídos sordos
hace dos años a la alerta de escasez de agua en las presas, que hoy
afectó las cosechas hasta para el autoconsumo, sobre todo cuando para
satisfacer el consumo nacional, se importan granos. El campo con su
potencial agrícola ganadero y avícola, fue abandonado durante los dos
sexenios panistas como nunca antes. Dejando todo al libre mercado del
neoliberalismo económico, donde los empresarios, banqueros y financieros
han ganado a lo bestia con el empobrecimiento masivo. Y, ahora,
con el hambre y las consecuencias de la sequía agravada con heladas. Las
manifestaciones para nada sirven. Los gobernantes, en particular
Calderón y su PAN, que van de salida y tendrán que huir del país, se
burlan de las peticiones sociales y amenazan con represiones si éstas se
salen del cauce donde van y vienen en un círculo vicioso sin
soluciones.
*Periodista
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