Gritos e insultos, la verdad detrás de ruptura PRI-Gordillo
José Gil OlmosProceso
Distrito Federal— Públicamente lo manejan como una “separación amistosa”, pero en el encuentro que tuvieron el viernes 13 hubo insultos, gritos y amenazas entre la dirigencia nacional del PRI y la del Partido Nueva Alianza (Panal), que rompieron el acuerdo de ir juntos en los comicios de este año.
Al enterarse de la ruptura, Elba Esther Gordillo –líder y fundadora del Panal– dijo que se trata de un intento de “quinazo” en su contra ideado por Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari.
Públicamente, las dirigencias de ambos partidos dijeron que la decisión de no continuar con la alianza Compromiso con México –donde también está el Partido Verde Ecologista de México (PVEM)– fue para mantener los equilibrios internos y porque no se alcanzaron las condiciones políticas necesarias para seguir juntos.
En un comunicado el PRI detalló: “No se alcanzaron las condiciones políticas necesarias en los equilibrios internos de los partidos. Esta decisión se tomó con el interés fundamental de respetar y preservar la unidad y los derechos políticos de los militantes de los tres partidos”.
El dirigente del Panal, Luis Castro Obregón, argumentó que el principal desacuerdo fue que el PRI quería ampliar a más de 10 estados la alianza, lo que impide la ley, y que por ello habían tomado la decisión de ir por separado.
Pero detrás de las declaraciones oficiales la historia es otra, más compleja, llena de intereses de Elba Esther Gordillo y de venganzas en su contra. Según versiones de testigos, el resquebrajamiento tendrá consecuencias graves para el PRI y para la maestra, que podría concluir su reinado sindical de dos décadas.
La ruptura
El pasado 16 de noviembre, aún bajo el liderazgo de Humberto Moreira, el PRI concretó la coalición Compromiso por México mediante la cual el priísmo cedía candidaturas al Senado a sus aliados en Chiapas, Sinaloa, Puebla, Nayarit, Quintana Roo, Jalisco, el DF, Veracruz, Estado de México y Zacatecas. Además se iría en alianza en 126 de las 300 candidaturas a diputaciones federales de mayoría.
El acuerdo preveía que una de las hijas de Gordillo, Mónica Arriola, sería candidata a senadora por Chiapas; Fernando González, yerno de Gordillo, lo sería en Sinaloa; Jorge Kahwagi en Baja California y para diputados el ex consejero electoral Emilio Zebadúa y El Niño Verde, Jorge Emilio González.
A cambio de esta ventajosa alianza, según la versión extraoficial, el dirigente nacional priísta amarraría para su hermano y también profesor Carlos Moreira la secretaría nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con lo cual mantendrían vigente el proyecto de largo aliento de la familia del ex gobernador de Coahuila.
Todo este plan, sin embargo, se derrumbó el 2 de diciembre cuando Humberto Moreira tuvo que renunciar a la presidencia nacional del PRI después de que fue denunciado por dejar a su estado –Coahuila, del que fue gobernador– con una deuda de casi 34 mil millones de pesos.
Pedro Joaquín Coldwell lo sustituyó y desde ese momento comenzaron a revisar el acuerdo firmado con el Panal, sin que Gordillo se enterara.
Emergieron entonces con más fuerza las críticas a la alianza con el Panal y el PVEM, críticas encabezadas por el senador Francisco Labastida Ochoa. Cuando éste fue candidato presidencial (2000) se dijo traicionado por Maricruz Montelongo, quien encabezaba la red Mujeres por Labastida y que recibió la instrucción de su madre, Elba Esther Gordillo, de operar silenciosamente en favor de Vicente Fox.
En la avalancha de críticas surgieron las de otros legisladores priístas como Carlos Flores Rico, Carlos Jiménez Macías y María Elena Orantes quienes en 2006 estuvieron en el equipo de la campaña presidencial de Roberto Madrazo, a quien Elba Esther Gordillo también traicionó con una contracampaña, ofreciendo su apoyo al candidato panista.
Además estuvo la dura crítica de Joel Ayala, líder del sindicato de burócratas a quien la maestra Gordillo le arrancó parte de sus agremiados para crear su propio sindicato de trabajadores del gobierno.
Pese a que dentro del PRI y en el equipo de campaña de Peña Nieto ya se fraguaba el rompimiento, en el Panal todo seguía igual y Castro hacía planes para fortalecer el voto del magisterio hacia los candidatos priístas. La idea era fortalecer la estructura electoral del SNTE convenciendo a los maestros de movilizarse, haciéndoles pensar que lo mejor para ellos era votar por el PRI y que si ganaba López Obrador las consecuencias serían fatales para todos, no sólo para Gordillo.
También se les prevenía de la inminente exhibición del documental De panzazo, dirigido por Juan Carlos Rulfo y narrado por Carlos Loret de Mola, en el que se hace una severa crítica a la educación básica del país y se cuestiona el trabajo de los profesores.
En esas estaba la dirigencia del Panal cuando el viernes 13 por la mañana el equipo de Peña Nieto la citó a una reunión para hablar de la alianza; no les dijeron que se trataba de ponerle fin.
‘Quinazo’
En 1989, cuando apenas empezaba a gobernar, Carlos Salinas de Gortari ordenó la detención del líder petrolero Joaquín Hernández Galicia La Quina, a quien consideraba enemigo porque no le había dado su apoyo. Ese mismo año también ordenó la defenestración del líder magisterial Carlos Jonguitud y la ascensión de Elba Esther Gordillo en su lugar.
Dos décadas después la maestra Gordillo siente que ahora se está urdiendo un plan similar en su contra y que el primer paso es la ruptura de la alianza con el PRI.
“¡Esto es un quinazo” les dijo enojada a sus allegados y a parte de su familia, reunidos en su casa de Polanco, cuando le confirmaron la noticia de la ruptura con el PRI, cuenta uno de sus colaboradores.
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