¡¡Exijamos lo Imposible!!
Ente manipulable
María Teresa Jardí
Es muy complicada la situación para la humanidad entera y aún es peor la situación en el caso de los mexicanos. Como salta a la vista, obvio el imperio gringo busca desatar otra guerra y Europa se le suma, atando a Irán, sin entender que también van a por ella. Las nuevas dictaduras ya no van a estar encabezadas por militares. Los nuevos dictadores van a ser impuestos por el FMI, al estilo de los que ya mandan en Italia y en Grecia. Y en cuanto a México, destinado está a ser el lugar donde caigan las bombas, en primera instancia, que sobre el imperio tiren los acosados por éste que se van a defender aunque se asesine a la humanidad entera. Las nuevas dictaduras ya no van a estar encabezadas por militares. Pero México, laboratorio de la maldad mundial, condenado parece haber sido a vivir una dictadura paramilitar. México ha sido condenado a ser el laboratorio de todo lo malo que, como destino, se quiere imponer en el mundo y de manera particular en América Latina y destinado, además está, a ser el lugar donde caigan las bombas destinadas a los gringos. Protegido que debe estar el imperio por el escudo que los yanquis a estas alturas, es obvio que deben tener para desviarlas a su patio trasero, en primera instancia. Patio trasero en que han convertido a México con la venia de desgobernantes de derecha, cínicos entreguistas, sin el menor pudor desde Zedillo, al menos.
Bombas que sobre el imperio van a tirar, que nadie lo dude, los países acosados por el imperio maldito que juega a la guerra porque la guerra es el negocio que más dinero deja. Imperio que mantiene a su pueblo idiotizado por la telebasura y con drogas cada vez más sofisticadas y perniciosas, y envenenado con petróleo con el que se elabora la comida chatarra que además exporta, pueblo sometido que en Wall Street se rebela aunque salte la duda de si es tiempo para la humanidad todavía.
Destinados estamos los mexicanos a recibir las bombas que van tirar los países que se van a defender del imperio, que nadie lo dude, aunque se asesine a la humanidad entera. Países que se van a vengar del imperio, aunque arrasen primero con México y sigan después con Centroamérica y luego ya se verá si el Sur logra, sumándose a los atacantes del imperio, parar a éste, antes de ser devastado también por los enemigos del mundo. La voracidad de las transnacionales es un pozo sin fondo. Acabaron ya con la democracia y nada tan pernicioso como acabar con la esperanza de los pueblos. Pueblos que cuando ya no tienen nada que perder, ni nada a que aspirar, se levantan con la furia que da el saberse de todas las maneras condenados a morir, además de estar aconsejados por el hambre que, como otro fantasma, también recorre el planeta.
La maldad de los hombres ha sido desde siempre proverbial. Ahí está la historia como testigo de la lucha eterna del bien contra el mal. Pero la maldad en este siglo, que pareciera haber nacido con alguna maldición, no encuentra parangón ni siquiera en las venganzas de los dioses que en los relatos de las diversas mitologías se expresan. La oligarquía burguesa lo quiere todo. La mediocre clase media, que es fascista, por definición. No olvidemos que el fascismo es un movimiento de masas. No está dispuesta a tomarse la molestia de pensar más allá de lo que le ordena la telecracia. Los burgueses defienden lo que son. La clase media se sueña burguesa y también la baja aspira a conservar “lo que tiene” envidiando ambas, lo que les gustaría también a ellas tener al mismo precio de desprecio al otro que jamás va a compartirles nada. No atinan, ni la clase media baja, ni la clase media alta, a entender que ni una ni otra tienen nada. Que la mayoría, convertida previamente en no pensante, es simplemente un ente manipulable.
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