Téllez encubre la corrupción
Francisco Rodríguez
Francisco Rodríguez
Indice Político
Para mi hermano Erick. El gran, el mejor de todos los apoyos
Para mi hermano Erick. El gran, el mejor de todos los apoyos
Luis Téllez sigue a disgusto en la titularidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. El quería Hacienda. O, ya “de perdida”, Relaciones Exteriores. Las buenas relaciones entre Ernesto Zedillo y Felipe Calderón –resaltadas durante la semana que ayer concluyó— lo hacían soñar, en el segundo semestre del 2006, en que sería él quien cerrara el ciclo de 25 años de tecnocracia en el poder, que alguna vez creyó poder establecer Carlos Salinas de Gortari.
Los momios, empero, no favorecieron a Téllez. Desde el FMI llegó la orden y se acató: Agustín Carstens manejaría aquí los intereses monetarios del planeta globalizado.
Téllez sigue a disgusto. Más ahora que ha tenido que servir de “tapadera” a las causas y orígenes del “avionazo” del último 4 de noviembre, en la que no sólo perdieron la vida altos cargos de la Administración del señor Felipe Calderón y viandantes, sino –lo peor— se hizo manifiesta una vez más la situación de vulnerabilidad ante este tipo de eventos de una de las zonas más pobladas del país.
Y ese disgusto, esa incomodidad en la que se maneja Téllez lo ha llevado, incluso, a proferir descalificaciones del todo inaceptables en contra de un medio de comunicación cual lo es el diario peninsular POR ESTO!, que recién desplegara un reportaje en el que se afirma que el malogrado Juan Camilo Mouriño tripulaba la aeronave en el momento en que ésta se vino a tierra.
Aún titular de la SCT –aunque no quiera—, Téllez consideró en la radio que dicha información de POR ESTO! fue publicada con “perversión”. Se equivoca de pe a pa. Nadie que no sean los funcionarios gubernamentales son quienes sí emplean a la perversión como leit motiv de sus afirmaciones. Los ejemplos sobran. De los recientes, “catarrito” sería botón de muestra.
Paradojas de la vida. Justo cuando Téllez profería sus insultos al diario más leído de la península yucateca –Campeche y Quintana Roo incluidos— su propietario y editor, don Mario Renato Menéndez Rodríguez, era condecorado con la máxima presea, La Utilidad de la Virtud, reconocimiento que le hace la Sociedad Cultural José Martí de La Habana, junto con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por su vida dedicada al Periodismo Auténtico y a la Cultura, así como a la Unidad de América Latina. “Ese premio encierra su lucha por los Derechos Humanos, por la equidad jurídica, en pocas palabras, por la justicia humana, se dijo ahí”.
Paradojas, pues. Producto del enojo, pero sobre todo del disgusto, la desazón y la incertidumbre en medio de los cuales se mueve Téllez al frente de la SCT. Un ejemplo más: su pleito a morir con la nueva subsecretaria Purificación Carpinteyro quien, todo así lo indica, está a horas de aventar los bártulos en esa dependencia. “Allá ustedes sigan haciéndose bolas”, les podría decir.
Un Correo Revelador
Ahora que, por lo que hace al “avionazo”, y en tanto transcurren los 13 ó 14 meses que —nos dijeron a los cada vez menos crédulos mexicanos— va a durar la investigación internacional, son ya varias las hipótesis que en sólo un trimestre han ido adquiriendo visos de verosimilitud entre los expertos de la industria aeronáutica.
Reproduzco parte de un correo recién recibido, a petición expresa además, sobre lo avanzado en este tema.
“Creo –me dice el experto en aviación, cuya identidad guardo— que lo que sigue haciendo la SCT, a través de las desafortunadas declaraciones, por decir lo menos, de López Meyer y de Arellano, es confundir a la opinión pública y acrecentar la sospecha de que se está tratando de desviar la atención para ocultar los hechos verdaderamente graves detrás de este penoso asunto.
“Lo menos que podría hacer el gobierno federal en este momento para mostrar un poco de vergüenza y dignidad es pedir perdón públicamente a los familiares de los pilotos por las cobardes declaraciones de López Meyer y la cínica actitud de Téllez y de Arellano.
“Las declaraciones de López Meyer y de Arellano en la última conferencia de prensa son una burla a la inteligencia y al más elemental sentido común. ¿Cómo pueden decir que con el análisis de sólo el 40 ó 45% de los restos del avión se “...revela que éste no sufrió una falla mecánica”. Es absurdo.
“Hay gran cantidad de testigos que han dicho que al día siguiente del accidente hubo personas vendiendo lo que ellos mismos anunciaban como “...restos del avión accidentado”, obviamente robados del lugar y que seguramente nunca se recuperarán.
“Además, hay partes que por el material de que estaban hechas simplemente se evaporaron debido a las altísimas temperaturas producto de la conflagración. Otras sufren tal gravedad de daño que es imposible determinar su naturaleza o si tuvieron algo que ver en la ocurrencia del accidente.
“Si en algo comparto dichos con Téllez, es en que la investigación no durará menos de 18 meses. Y agregaría yo que, aún en ese momento, en el que los investigadores entreguen su dictamen final, continuará prevaleciendo la idea de que algo se ocultó... así nos han acostumbrado a razonar nuestros políticos mentirosos, cínicos y cobardes.
“Sigo considerando que el accidente se debió a un desperfecto grave en el empenaje (la cola) de la aeronave. Descarto el desplome debido a la turbulencia porque la trayectoria que siguió el Lear Jet durante su caída no la pudo haber seguido si no se hubiera mantenido la integridad aerodinámica de las alas y del empenaje y, finalmente, que el desperfecto o falla fue tan catastrófico y en condiciones tan adversas (baja altitud), que ninguna tripulación, por entrenados o hábiles que hubieran sido los pilotos, hubiera podido salvar al XCVMC.
“La SCT sigue tratando de distraer la atención para que nos olvidemos de seguir investigando la corrupción y la negligencia de la DGAC, de SENEAM y, por supuesto también, de la SEGOB…”
Indice Flamígero: Es cierto. El señor Felipe Calderón abraza muchas profesiones. Su título es de abogado. Tiene un posgrado itamita en administración pública, y otro harvardiano de media hora –nótese en su manejo del idioma inglés— en la misma disciplina. No ha mucho en una gira por la República de Chile dio (malas) muestras de sus conocimientos en psicología, recomendado al sexólogo Freud ¡para entender la crisis financiera de Wall Street (¿sería porque a muchos los pasaron por las armas y sin condón?). Recién dio muestras públicas de su vocación teológica y de consejería familiar. Ha vuelto a las andadas médicas: “el catarrito” puede convertirse en “pulmonía”. ¿Estadista? No. Eso no.
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