EDITORIAL
Domingo 15, febrero del año 2009
Domingo 15, febrero del año 2009
“El hombre debe de ser siempre el mismo; aún dormido”. Pitágoras.
La difusión de las comprometedoras conversaciones telefónicas del Secretario de Comunicaciones y Transportes, dan a entender varias cosas.
Antes que nada, lo primero que resalta es, sin duda, la clase de políticos que tenemos en nuestro México; que en mucho son la causa por la que estamos así, al borde del estallido y el abismo. Nosotros, al soportarlos, somos la otra parte de la responsabilidad.
No solo por los cargos que ha ocupado Luis Téllez (como si supiera de todo) pero el significativo hecho de tener amantes ¡por Internet! habla mucho de su psique; y por supuesto, de su moral, que son otros aspectos que habría que analizar detenidamente.
Toda vez que un individuo que tiene una amante, no es ciertamente una persona muy equilibrada que digamos; y además está muy habituada a mentir. Sin poder excluir la importancia que tiene los diferentes Partidos Políticos en los que, a conveniencia, ha militado.
Su lealtad a ellos, a los Partidos Políticos y a su ideología; y a quienes fueron sus jefes y le dieron la oportunidad de destacar, es igualmente necesario no pasar por alto para emitir una opinión.
El tratar de desviar la atención contraatacando, o de hacerse la víctima con una demanda por intervenir conversaciones privadas, lo que finalmente lo hace ver todavía más mal, da la lectura de que Luis Téllez es de los individuos que piensan que una persona pública tiene derecho a una vida privada; cuando el servir a la Patria es un trabajo de tiempo completo.
Y más aún cuando la vida pública no es otra cosa que el reflejo de la vida privada; pues es difícil creer que se puede ser decente en casa e indecente en la calle; o viceversa. Y un claro ejemplo lo tenemos con Marcial Maciel, a quien injustificadamente hasta ya lo querían hacerlo santo, cuando en su vida privada era un pervertido, indigno de cualquier tipo de confianza o aprecio.
Luis Téllez no es una persona de fiar, es evidente, y debe ser separado del cargo de inmediato; de otra forma, si sigue manteniéndolo en el Gabinete, como lo hizo con Juan Camilo Mouriño, a pesar de su falta de credibilidad, Calderón va a seguir tropezándose a cada paso y el camino luce largo.
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