¿Debe renunciar Peña?
Alvaro Cepeda Neri
Prólogo Político
I.- Nada parece sacudir al presidencialismo a la mexicana (instituido por Obregón y Calles tras la Revolución). La corrupción del sistema presidencialista se inició con Miguel Alemán, hasta llegar a su máximo con CSG, que debido a sus abusos y corrupción, se le demandó la renuncia. Lo mismo con Zedillo por su complicidad en el homicidio de Colosio y las sangrientas represiones en Acteal, Aguas Blancas y El Charco, más su radicalización del neoliberalismo económico. También se planteó con Fox cuando empezó a enseñar el cobre, con su metiche esposa y la corrupción de sus hijastros. Igual se le exigió a Calderón por su torpe militarismo contra las delincuencias organizadas entre sus muchos errores. Y por su incapacidad, incompetencia, abuso del poder, corrupción y cinismo, Peña está siendo seriamente cuestionado por los reclamos en las calles y el periodismo crítico, que ha planteado su renuncia.
II.- Lo acaban de hacer Jorge Ramos (Reforma: 24/IV/15); Raymundo Riva Palacio (El Financiero: 27/IV/15); Ricardo Raphael, con su texto: Peña Nieto tiene que irse (El Universal: 27/IV/15). Y Ciro Gómez Leyva nos advierte en su columna, que si Peña echa mano de la censura a los medios de comunicación, sería un suicidio (El Universal: 24/IV/15). Pero la “oposición” dentro y fuera del Congreso, sólo lo ha sido entre comillas. Lejos quedó la actitud de Aurelio Manrique (1891-1967), quien increpó a Calles. Unos dicen que le gritó: “¡Farsante!”. Otros: “¡Ratero!”, a lo que el Turco, como apodaban a Plutarco, le reviró: “¡Pruebas!” y Manrique le replicó: “¡Te acuso de ratero, no de pendejo!”. O cuando en el salinismo, Porfirio Muñoz-Ledo se le puso crítico a CSG; y desde la asamblea del Congreso, la oposición real –sin comillas–, de la corriente que fundó, entre otros, Cuauhtémoc Cárdenas, lo abuchearon. Fue cuando el cínico de CSG acuñó la frase cómica: “Ni los veo ni los oigo”.
III.- No nos hemos atrevido a ir más allá. Algunos en la prensa escrita, uno que otro en la radio y casi nadie en los medios audiovisuales. Carmen Aristegui se atrevió a informar sobre la corrupción peñista, provocando que la complicidad de MVS-Vargas y Peña ejecutara la censura para cancelar su noticiero. Pero procede solucionar la exigencia de renuncia de Peña, si en una consulta popular el 40 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral lo demandan, lo cual es vinculatorio. O sea, que obliga a su acatamiento a los poderes Legislativo y Ejecutivo federales. Y pacíficamente deshacernos de un presidente. Por medio de una insurrección es harto difícil, ya que el militarismo acudiría a tratar de salvar al régimen. El pésimo gobierno de Peña está aferrado a la democracia representativa. Pero divorciado de la democracia directa que no obtiene soluciones a su pobreza, desempleo e inseguridad, mientas prospera la rapiña de la élite presidencial. No hay escapatoria, Peña debe renunciar y el Congreso nombrar a un sustituto, acusándole de traición a la patria; pues tiene a la Nación al borde del precipicio. Yo, por supuesto, también pido la renuncia de Peña. ¡Que se vaya!
csepedaneri@prodigy.net.mx
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