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Entre mitos y realidades inocultables
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
Lo dijo muy claro el subsecretario de Hidrocarburos de la Secretaría de
Energía, Enrique Ochoa Reza: cualquier empresario, mexicano o
extranjero, podrá construir y operar refinerías si es aprobada la
reforma energética tal como la presentó el Ejecutivo Federal. Sin
embargo, la propaganda oficial sigue sosteniendo que no se trata de
privatizar, sino de modernizar a Pemex. En la costosa campaña
propagandística que acaba de poner en marcha el gobierno de Peña Nieto,
se afirma que son “mitos” las críticas que se hacen a la iniciativa
presidencial.
Se nota que detrás de la estrategia privatizadora está el grupo
salinista, en el que sobresale la figura siniestra del insaciable Pedro
Aspe Armella, quien dijo en su momento que era un “mito genial” el
aumento de la informalidad en México.
Con el cabezal “¡Que no te engañen!”, se busca contrarrestar la
concientización que se está abriendo paso sobre la maniobra
anticonstitucional con la que se quiere entregar la renta petrolera a
empresarios privados, entre los que ya se encuentran ex funcionarios de
los gobiernos de Salinas, Zedillo y Fox, a los que seguramente se
quieren sumar algunos tecnócratas del sexenio del impresentable Felipe
Calderón Hinojosa. No contentos con el enorme daño que le hicieron al
pueblo de México a su paso por la administración pública, ahora
ambicionan entrar al jugoso negocio relacionado con todo lo que tiene
que ver con la producción, distribución y comercialización de los
hidrocarburos.
Con la etiqueta de “falso” a cada una de las principales críticas que se
han estado abriendo paso en el país, se pretende “justificar” la
operación más dañina para la economía nacional, con repercusiones muy
graves en el futuro, en cuanto que México perdería toda posibilidad de
hacer frente a los retos del crecimiento de una población que habrá de
reclamar satisfactores básicos y servicios, sin que para entonces se
tenga capacidad de hacerles frente. De tal magnitud es el cinismo del
grupo en el poder, atento sólo a quedar bien con la cúpula empresarial,
como lo están demostrando los hechos.
Ahora se comprueba porqué no se quiso construir la refinería de Tula,
pues ya se tenía prevista la reforma constitucional mediante la cual,
como lo aceptó sin ambages el subsecretario Ochoa Reza, empresarios
privados podrán construir y operar este tipo de instalaciones, como de
hecho ya lo están haciendo en el sector eléctrico, sobre todo
empresarios extranjeros. No es nada improbable que se tenga ya lista la
contratación de la empresa que se haría cargo de la construcción del
complejo en la zona de Hidalgo donde sólo se colocó la primera piedra en
el desgobierno de Calderón. Al fin que a los tecnócratas neoliberales
todo les ha salido conforme a sus planes, trazados desde el sexenio de
Miguel de la Madrid.
Sin embargo, luego de tres décadas de abusos contra el pueblo, la
realidad nacional está llegando a un clímax de inestabilidad social y
política que no tardaría en agudizarse, como lo demuestran los últimos
acontecimientos en los estados más pobres del territorio nacional. Ahora
no sólo los trabajadores están siendo afectados, sino los pequeños y
medianos empresarios, quienes seguramente harían causa común con las
clases mayoritarias en caso de que fuera necesario, como se advierte en
Michoacán, donde comerciantes, ganaderos y agricultores medianos están
dispuestos a llevar a cabo acciones conjuntas con los grupos de
autodefensa, como lo acaba de puntualizar el presidente de la Coparmex
de Chilpancingo, Javier Nava Romero.
Afirmó en reunión conjunta con un grupo de empresarios, comerciantes y
choferes de transporte público de la capital de Guerrero, que si los
tres niveles de gobierno no aplican medidas serias para acabar con la
inseguridad, el 30 de agosto cerrarán sus negocios, no pagarán impuestos
y, en caso de ser necesario, “formarán sus propios grupos de
autodefensa”. Informó que se tiene registro de catorce empresarios de la
región secuestrados en días recientes.
Vemos así que la descomposición de la realidad nacional obedece
básicamente al desinterés del grupo en el poder por resolver los
problemas que afectan a las clases mayoritarias. El colmo, sin embargo,
se está viviendo ahora con la abierta complicidad de algunas autoridades
con grupos delictivos, como está sucediendo en Michoacán. Se ha
encontrado una manera “novedosa” de sangrar aún más a la población
indefensa.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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