Contralínea
Navarrete Prida y Alberto Pérez pillados por Proceso
Álvaro Cepeda Neri *
Muy pronto aparecerá la concesión de los desayunos que se dan en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (aunque lo de Previsión Social dejó de existir desde Fox), otorgada a un amigo-cómplice del peñista Navarrete Prida para hacer o pagar favores personales. Su desempeño es ya un asunto fallido, pues en lugar de evitar que se cancelen las plazas laborales (mientras hay 29 millones en la informalidad), negligentemente ha dejado que Mexicana de Aviación siga la ruta a su desaparición; desatiende a Aeroméxico y se olvida de los mineros explotados por el Grupo México de Larrea, por Slim, por canadienses y hasta chinos. Fracasado en la dependencia que le quedó grande –una vez que rechazó ser el procurador general de la República–, está en la lista de los que Peña cesará cuando tenga que justificar la falta de resultados porque no dieron el ancho y sólo enchinchan el escritorio y cobran como si lo desquitaran. Lo que no afectará a Navarrete pues, para completar su millonario salario, tiene una agencia de la Lotería Nacional (en Sonora aseguran que son más de 10).
Los titulares de las dependencias inmediatamente envían a sus directores de Comunicación Social –ahora con sueldos de no menos de 100 mil pesos al mes– como ha resultado quien, luego luego, antepone lo de “licenciado” a su nombre Alberto Pérez Blas; y que fue designado por David López, el mero mero de Los Pinos y Palacio Nacional, encargado de las redes de prensa en sustitución de Max Cortázar, el timbiriche-baterista de Calderón que amenizó las fiestas alcohólicas del ahora exiliado en la Universidad de Hard-Bar.
Resulta que el “licenciado”, encargado de cubrirle las espaldas a su jefe Navarrete, montó en cólera por el reportaje de Rosalía Vergara titulado El caso Aeroméxico. Traición de Estado (en la revista Proceso
1918, del 4 de agosto de 2013), donde informa que Navarrete Prida, en
lugar de conciliar a las partes obrero-patronales, se hizo pato en lo fundamental apoyando a los patrones –según la consigna peñista– haciendo una felonía traicionando a los trabajadores.
Indignado porque criticaron a su jefe Poncho
–como dicen que le llama en voz baja a Navarrete Prida–, el
“licenciado” de marras, sin saber replicar, envió una carta de entrada
altanera y prepotente, queriendo desvirtuar el análisis y encapuchar
la maniobra patronal de Navarrete para favorecer “la
cláusula-compromiso” sobre la nueva contratación de personal para
Aeroméxico (que debe escribirse: AeroMéxico). La respuesta del
“licenciado” (ha de tener una licenciatura en veterinaria o, cuando
mucho, en zoología) es tonta, pues realmente Navarrete no cumplió con su
obligación de conciliar, ya que la empresa dijo que continuaría con su
actitud antiobrera. Así, el “licenciado” exhibió más la fallida labor
que tiene encomendada. Ese “licenciado” que se dice director general de
¡Comunicación Social!, de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social,
se comportó como los nuevos jefes de prensa del peñismo, cuyos adalides
son Óscar Manuel Argüelles Dorantes y Carlos Olmos Tomasini, los que
llenos de soberbia ensucian más al peñismo ante los medios de
comunicación y la opinión pública.
*Periodista
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