miércoles, 21 de agosto de 2013

Vaya que se enrredan con la Carta Magna

¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Imposible una Constitución a modo
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Si así, sin reformar la Carta Magna, Pemex ha sido un botín inacabable del grupo en el poder, no es difícil imaginar lo que habría de suceder de ponerse en práctica una explotación sin las ataduras constitucionales. Cada nuevo sexenio, los jerarcas del Ejecutivo compiten por ver quién tiene más ingenio y desvergüenza para saquear a la paraestatal. Así ha sucedido, en una carrera interminable, desde 1983, cuando Miguel de la Madrid llegó a Los Pinos con la encomienda expresa de sentar las bases, “jurídicamente viables”, para entregar nuestro petróleo a inversionistas privados.

Para no ser menos, los panistas pusieron su grano de arena, Vicente Fox con los llamados contratos incentivados hizo su agosto junto con sus amigos y los hijos de Marta Sahagún. Felipe Calderón, decidido a superar a sus antecesores, creó una tesorería paralela de Pemex, en la que depositan sus ganancias las 39 empresas filiales de la paraestatal que operan en el extranjero, como lo descubrió la Auditoría Superior de la Federación (ASF). El negocio no es cualquier cosa, pues el año 2011 obtuvieron ingresos por cerca de 434 mil millones de pesos que no fueron reportados a la Secretaría de Hacienda.

Dichas empresas no están sujetas al marco constitucional ni a la Ley de Petróleos Mexicanos, mucho menos a la legislación que regula a las empresas de participación estatal mayoritaria. La ASF ha venido señalando la existencia de esas empresas extralegales desde 2007, como señaló la senadora del PRD Dolores Padierna, quien puntualizó que las utilidades del holding denominado PMI, con sede principal en Holanda, deben ser muy superiores, pues al operar en el extranjero es difícil auditarlas correctamente, y además se rigen por las leyes de los países donde están asentadas.

Sin embargo, tal situación anómala continúa ahora con el PRI en Los Pinos, razón por la cual Calderón no va a ser llamado a cuentas. Se tendría que cancelar tan magnífico negocio, y eso no está contemplado por la camarilla gobernante. No hay ley que valga para evitar el saqueo mediante tal maquinación, y Calderón se da el lujo de pasear por la Ciudad de México como si no hubiera hecho un daño patrimonial al país comparable al que hicieron Salinas con el TLC y Zedillo con el Fobaproa. Al fin que todo queda en familia y el pueblo aguanta eso y mucho más, de ahí la firmeza para ir con todo para reformar la Constitución y vender de una buena vez Pemex a las grandes trasnacionales petroleras, vía un grupo selecto de miembros del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, quienes se llevarían su muy buena tajada.

En cambio, el secretario de Gobernación se muestra muy estricto en acatar la Carta Magna, al afirmar que la consulta popular que demandó Cuauhtémoc Cárdenas para que sea el pueblo el que decida el rumbo de Pemex, no está contemplada en el marco constitucional. Puntualizó que habría que reformar los artículos correspondientes. Véase el concepto que tiene Miguel Ángel Osorio Chong de la democracia: en ella no cabe la participación de la gente, aun cuando así lo garantiza el artículo 35 constitucional, referido a las prerrogativas del ciudadano, en su fracción tercera que dice: “asociarse libre y pacíficamente para tomar parte en los asuntos políticos del país”. ¿Se necesita una reforma a pesar de tan claro ordenamiento?
 
Cuando la ciudadanía demanda algo en su favor, de inmediato saltan los leguleyos al servicio del grupo en el poder para frenarla; pero cuando un miembro de la elite comete algún delito, entonces no hay ley que valga para castigarlo, como sobran ejemplos de ello a lo largo y ancho del territorio nacional. Y hasta tienen el descaro de decir, como lo hizo el domingo César Camacho Quiroz, que la Constitución no debe ser objeto de “veneración jurídica”. No lo es, pero sólo ahora que tanto interés tienen en reformar los artículos 27 y 28 con el fin de garantizar la explotación, sin riesgos legales, de los hidrocarburos mexicanos por parte de las famosas “Siete Hermanas”, cuyos accionistas están ansiosos de meterle el diente a Pemex.

Pero cuando no les conviene apegarse a la letra de la Carta Magna, salen con sus parrafadas, como lo hizo Osorio Chong para dar línea a la cargada priísta sobre la propuesta de Cárdenas. Quieren una Constitución a modo, lo que no va a ser posible.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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