¡¡Exijamos lo Imposible!!
Presionan trasnacionales
Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
Petroleras van por concesiones en México
Medios de E.U. impulsan la privatización
Salinas-Aspe-panistas, estrategas del mal
Peso se deprecia; economía sigue cayendo
Persecución magisterial contra legisladores
Comprobado: reforma laboral explotadora
Rugido priísta de Nuevo León a Solidaridad
“Los desposeídos tienen un mundo que ganar”.- Karl Marx
Mientras el peso sigue depreciándose frente al dólar, hasta llegar a un
nuevo máximo de casi ocho semanas ubicándose en 13.1486 pesos por la
divisa verde, y la economía continúa en caída libre –Bancomer y Banorte
bajaron su previsión de crecimiento del PIB de de 2.7 % a 1.4 % y de 2.4
% a 1.7 %, respectivamente, para este año-, las trasnacionales
presionan abiertamente para privatizar Pemex, a fin de forzar al
gobierno de Enrique Peña Nieto a abrirles el negocio petrolero, por lo
que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, les responde empujando su
propuesta de reforma energética para “quitarle el freno al
crecimiento”, cuando el principal obstáculo para éste ha sido la
ineficiencia en el ejercicio del presupuesto y las políticas económicas y
monetarias de Estados Unidos, lo que es omitido por el gabinete
económico.
Los principales diarios estadounidenses, voceros del gran capital
trasnacional y los intereses económicos internacionales del gobierno de
Barack Obama, como The Washington Post, The Wall Street Journal y The
New York Times, presionan para privatizar Pemex, abrir a sus inversiones
el negocio petrolero, reducir la dependencia del presupuesto federal de
las ganancias petroleras, y establecer un sistema tributario justo,
como “la única opción” para sacar a la paraestatal de su deuda de 60 mil
millones de dólares, acabar con la corrupción en la dirigencia y
estructura del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República
Mexicana (STPRM) e impulsar la producción petrolera y generar un
crecimiento económico en México.
La cuestión de fondo es que las tres propuestas de reforma energética
presentadas por el gobierno federal, el PAN y el PRD, no plantean la
privatización –venta a privados- de Pemex; en las tres se propone que
Pemex continúe como una empresa pública y que el Estado mexicano
mantenga la propiedad de los hidrocarburos. La propuesta del gobierno de
Peña Nieto para reformar el sector energético, que se basa en contratos
de utilidad compartida para explotación de hidrocarburos entre el
Estado y la Iniciativa Privada –léase grandes compañías petroleras,
principalmente estadounidenses-, no atrae a tantas empresas con la
experiencia técnica y el poderío económico que se espera, toda vez que
éstas se inclinan abiertamente por las concesiones o los contratos de
producción compartida.
De hecho, las empresas petroleras estadounidenses y otras trasnacionales
están evaluando la invitación a participar en el sector energético
mexicano, con base a los detalles de los contratos ofrecidos, sobre todo
si permiten la posibilidad de incluir en sus estados contables las
reservas bajo explotación, y no sólo las utilidades a compartir. Todas
las empresas petroleras están esperando el fine print –los detalles que
se definirán en las leyes secundarias para su implementación- antes de
externar su decisión, ante la invitación del gobierno mexicano a
participar en su sector energético.
De ahí la presión ejercida, a través de los medios de comunicación
estadounidense. Ayer, The Washington Post sostuvo en un editorial que
“la mejor opción para los gobernantes mexicanos es abrir el negocio
petrolero (a la competencia), reducir la dependencia estatal de los
ingresos petroleros y privatizar Pemex, forzando a la compañía a
competir con empresas extranjeras más ágiles, sujetas a reglas
coherentes e impuestos razonables”. Para ese diario, Pemex es un
“monopolio apático, con una burocracia impenetrable y cuyo estatus es
sustentado sobre un sentimiento de soberanía y orgullo nacional”.
Subraya que es una empresa plagada de deudas, con una infraestructura
caduca, a lo que se suma el hecho de la decadencia de las reservas
petroleras. Critica que “el Estado toma enormes cantidades de dinero
para financiar un tercio del presupuesto nacional y la compañía no se
las ha arreglado para usar el resto para abrirse paso en la extracción
de petróleo bajo aguas profundas o para incrementar la extracción de
petróleo y gas natural de los exquisitos en tierra firme”. Sostiene que a
pesar de Pemex sigue produciendo grandes cantidades de crudo, dicha
producción se ha reducido a una cuarta parte y actualmente la deuda de
la paraestatal asciende a unos 60 mil millones de dólares.
El periódico más importante e influyente de la capital estadounidense
promueve que “las compañías extranjeras pueden proveer la tecnología y
el conocimiento de cómo hacer las cosas y el capital necesario para los
proyectos de Pemex en la exploración y explotación de las aguas
profundas y de las formaciones de la roca lutita (de la que obtienen gas
y petróleo Shale)”. Los escenarios catastrofistas difundidos por los
medios estadounidenses y hasta por los propios funcionarios del gobierno
de Peña Nieto, como el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell,
son refutados ampliamente por los propios diagnósticos preparados por
funcionarios de la paraestatal para realizar la promoción de la
participación de la iniciativa privada internacional en la exploración y
explotación de los hidrocarburos.
Uno de esos últimos diagnósticos, dado a conocer por la revista
“Proceso” en su último número, y que ilustra por qué el negocio de la
explotación e industrialización de los hidrocarburos de México es un
bocado sumamente apetecible para las trasnacionales, destaca a “Pemex
como la empresa número 14 en el mundo por su nivel de ingresos (más de
100 mil millones de dólares anuales); en el número 13 por sus reservas
en crudo y con un índice de utilidades anuales por 77 mil millones de
dólares anuales”.
La revista difunde los aspectos sobresalientes del documento denominado
Strategic FP&A in the Oil and Gas Industry… The Mexico Case”, en el
que se destaca que Pemex aparece con un margen bruto de ganancias de 48
mil millones de dólares, mayor que los 16 mil millones de Exxon (la
petrolera más grande del mundo), los 15 mil millones de dólares de la
Royal Dutch Shell, los 18 mil millones de dólares de Chevron y los 41
millones de dólares de Petrobras. Sólo la noruega Statoil supera
levemente dicho margen, pues registra 50 mil 490 millones de dólares de
ganancias.
El margen FRITDA (indicador financiero del beneficio obtenido antes de
intereses, impuestos. depreciaciones y amortizaciones) de Pemex es de 69
mil millones de dólares, cuatro veces más grande que los 16 mil
millones de dólares de la Exxon, casi el triple de Petrobras, que tiene
25 mil millones de dólares, y superior a los 40 mil millones de dólares
de Statoil. Estos datos explican por qué los inversionistas
estadounidenses están presionando para lograr la figura de la concesión,
no obstante que por cálculos políticos la administración de Enrique
Peña Nieto no se atrevió a ir tan lejos.
Sin embargo, las presiones han hecho mella en el gabinete económico, que
encabeza Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público,
funcionario que cínicamente aprovechó los datos sobre el “crecimiento
mediocre” del país, para impulsar las reformas –incluida, por supuesto,
la energética- que “habrán de quitarle el freno económico” al país, y
advierte que “si no se hacen las transformaciones que requiere la
economía mexicana, el crecimiento estará expuesto a los vaivenes de la
economía internacional.
El funcionario apuesta a la recuperación de la economía de Estados
Unidos y a la aceleración prevista del gasto público, para que el
desempeño de la economía mexicana mejore en el segundo semestre de 2013.
Pero sus esperanzas no son compartidas por los analistas económicos de
los principales grupos financieros del país.
JALAN AL BURRO DE LAS OREJAS Y LA COLA
En tanto que las demandas de gran parte de la sociedad transitan por un
camino, las intenciones gubernamentales van en sentido totalmente
contrario. Tal sucede con las exigencias para que se transparenten los
gastos públicos, se dé a conocer a todos los que aportan dinero a las
arcas públicas hacia dónde van los recursos, los presupuestos y esto
incluye a los tres poderes, a las entidades, a los municipios, a las
paraestatales, a las filiales, etcétera. La respuesta a esta petición
fue restar facultades al IFAI, ahondar en la opacidad y mantener ese
círculo vicioso formado por la complicidad corrupta de funcionarios de
todos los niveles.
Si la situación ha llegado a extremos no deseados, quizá ni siquiera son
tan alarmantes como ahora los pintan, se tiene nombres y muchos de
responsables que siguen enriqueciéndose al amparo del poder, sirviéndole
a los hombres de poder. Una reseña de la conducción que sobre la
paraestatal petrolera y en general sobre la energía se ha vivido en
México, nos permite recordar que es a raíz de la llegada de Miguel de la
Madrid al poder cuando se desploma toda la inversión que se había
realizado en Pemex, tiempo en el que si bien hubo una baja en los
precios del petróleo y se había endeudado al país para la construcción
de refinerías y diversas obras, todas ellas de gran importancia, eran
muchos los renglones, entre ellos las propias reservas, que creaban un
campo propicio para garantizar todos los empréstitos e incluso, mantener
el crecimiento de esta empresa que se traducía en la posibilidad de
hacer mucha obra de gobierno.
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