Por Esto!
El PANucho da el cielo y el PRInocho el subsuelo
Manú Dornbierer
Satiricosas
En la columna “Entre semana” de Moisés Sánchez Limón, en el sitio “Punto Crítico” del 12 de agosto de 2013, se supo por fin lo que pasó con Mexicana de Aviación, la primera línea aérea de América. Con el permiso del colega que ha sido reportero de El Universal, director de “Impacto”, Jefe de Información de La Crónica, director del Heraldo de Puebla, etc., uf, un hombre que lo sabe todo, reproduzco el artículo que intituló ¿Calderón accionista de AeroMéxico?
“El de Mexicana de Aviación es un caso con elementos de sobra para una novela de corrupción en las altas esferas empresariales coludidas con el poder político que llevó a la pérdida de su fuente laboral a miles de trabajadores, entre pilotos, aeromozas y personal calificado en tierra. ¿A quién o quiénes interesa que Mexicana de Aviación no vuelva a alzar el vuelo? Desde la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha habido esfuerzos de sumo sospechosos, para encauzar por la vía de la solución a este grave problema que en un tris pueda mandar al bote de la basura a la empresa insignia de México en el sector de la aviación comercial.
Por eso, de acuerdo con información conocida el pasado fin de semana, por ahí de diciembre próximo Aeroméxico enfrentará un severo problema que llevará a la aerolínea a un status similar al de Mexicana. Esa fue la causa por la que Felipe Calderón estuvo hace unos días en México, para tratar el tema de Aeroméxico en Los Pinos porque, me dicen, es propietario de 60 por ciento de las acciones de la aerolínea comercial. sanchezlimon@gmail.com
A Fecal no lo juzgaron por genocidio como hubieran debido, pues aquí tienen con qué extraditarlo de Harvard. El problema Pri-Mordial (mordial, neologismo referente a “la mordida”) en este país retomado por el Prinocho, es la corrupción sostenida por la impunidad total.
LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA INFORMACION
Estoy de acuerdo con la Reforma Educativa, la indispensable regeneración del magisterio de México. Sólo le quiero pedir a mi amigo Emilio Chuayffet que la extienda a los políticos y a los empresarios que conforman la clase que realmente manda y decide. Son de una ignorancia crasa y tienen que EVALUARSE a la brevedad pues manejan cuestiones de vida o muerte para la Nación. Políticos y empresarios, no se informan, no se enteran, pero pagan miles de millones en propaganda para sostener sus vacías “tesis”. ¿Entregar el petróleo? Sí gritan, aunque desconozcan de la Reforma Energética lo que realmente encierra. No es creíble que todos sean unos descastados entreguistas hijos de a los que no les importa más que el dinero, pero no el país ni el planeta. Lo que pasa es que están desinformados, por no decir en la Luna.
Por fortuna, la información, la verdadera, no la propaganda de TV, está cada día más al alcance del ciudadano que maneja una computadora y tiene la obligación de transmitirla y explicarla a los que no están aún capacitados, Hay que combatir la TV propaganda matadora, para ello los ciudadanos tenemos que encontrar fuentes de información de confianza con mejores y más profundos conocimientos. A propósito del vital asunto petrolero, el ingeniero Apodaca Villarreal, uno de los corresponsales de este espacio me atrevo a decir, me remitió a un sitio “La Fundación Sesgo” que promueve “la tercera cultura de Latinoamérica”. Ahí encontré la información sobre lo que más importa detener en estos momentos: El gas “shale”. “Chale” con el shale, diría el jurista Rodrigo Juárez. Aguas con el gasss, deberíamos gritar los mexicanos como lo hacen ya otros terrícolas, pero en cambio permitimos que la CNN lo llame “El Tesoro de México”.
¿QUÉ ES EL SHALE GAS Y SU FRACKING?
“El gas de esquisto, también conocido como gas de lutita o gas pizarra (en inglés: shale gas y en francés: gaz de schiste), es un hidrocarburo en estado gaseoso que se encuentra en la formaciones rocosas sedimentarias de grano muy fino. Este tipo de gas natural se extrae de zonas profundas en terrenos donde abunda el esquisto, las lutitas o las argilitas ricas en materia orgánica. El interior rocoso del esquisto presenta baja permeabilidad, lo que impide su ascenso a la superficie. Por ende, para la extracción comercial de dicho gas, es necesario fracturar la roca hidráulicamente.” (Wikipedia).
Por lo pronto países como Francia, Canadá y Bulgaria lo rechazan, pero ya hay detectados 48 importantes yacimientos de gas de esquisto, en 38 países, según la Energy Information Administration (EIA) ¿Y cómo se logra? Mediante una técnica aberrante que se llama Fracking.
“El proceso de ‘fracking’ consiste en perforar la tierra en forma vertical hasta alcanzar profundidades de 3,000 a 4,000 metros. Luego se realizan 6 perforaciones horizontales que pueden ser de uno a dos kilómetros y se inyecta a muy alta presión una mezcla de aproximadamente 30,000 metros cúbicos de agua con grandes cantidades de arena y decenas de toneladas de productos químicos cuya identidad es ocultada por las empresas explotadoras y así extraen petróleo o gas de las grietas generadas en las rocas impermeables de esquisto o pizarra. Casi el 50% de los líquidos inyectados regresan a la superficie junto con el petróleo o el gas extraídos. A continuación se separan los hidrocarburos obtenidos, se desechan los efluentes tóxicos y demás materiales cancerígenos que estaban en la roca. Esto genera una contaminación de las tierras fértiles cercanas desde el subsuelo, sus aguas subterráneas y manantiales. Incluso se generan sismos en las áreas donde están las rocas lutíticas debido a que los fluidos inyectados a presión provocan fallas en la corteza terrestre. Esta tecnología del ‘fracking’ se aplica desde 1998 en 34 estados de USA donde extensas áreas rurales han sido convertidas en zonas industriales con maquinaria muy ruidosa, miles de camiones transportadores de combustible o de agua y las demás materias primas para perforar. Luego, estas materias primas son desechadas en lagunas al aire libre, sin ningún control ecológico o son reinyectadas en el subsuelo.
En enero del 2011, el Centro Tyndall de la Universidad de Manchester en Inglaterra divulgó información al respecto de esta nueva tecnología extractiva de los Estados Unidos llegando a varias conclusiones de gran interés. Las principales conclusiones del Centro Tyndall fueron las siguientes:
El análisis químico de los materiales utilizados en la extracción del aceite o del Shale, gas de esquisto, conlleva un importante riesgo de contaminación del suelo y de las aguas superficiales aledañas.
Hasta la fecha se considera imposible decidir sobre la viabilidad ecológica de este proceso para su área de influencia en Inglaterra y en Europa.
La explotación del gas de esquisto aumentará, sin duda, las emisiones de gases de carbono a la atmósfera. Los volúmenes de agua requerida en este proceso generarían graves déficits en los suministros de agua (...) El riesgo de contaminaciones en las fuentes de agua por los productos químicos utilizados en el proceso conduciría a un rechazo total de parte de los organismos encargados de la regulación ecológica. Sobre estos mismos riesgos que señala la Universidad de Manchester en Inglaterra existe una publicación de la revista ‘Climatic Change Letter’ de la Universidad de Cornell de Estados Unidos, donde señala que en sólo 20 años de explotación con esa tecnología quedaría una huella de óxidos de carbono muy superior a la que ha dejado el uso del carbón mineral en cientos de años debido a la gran dificultad para capturar sus gases residuales, incrementando en forma muy peligrosa el denominado ‘efecto de invernadero’. Esta misma Universidad de Cornell reveló acerca de un estudio realizado en 24 áreas rurales de 6 estados norteamericanos, donde se registró el nivel de contaminación de aire, agua y suelo mediante la tecnología del ‘fracking’, ocasionando la muerte de 70 animales por beber agua contaminada, además de sufrir deformaciones congénitas (como nacer sin cola) o serios trastornos reproductivos y gastrointestinales. Advirtiendo la posibilidad de que estos mismas deformaciones podrían aparecer en las carnes y leche de dichos animales.
En 2012, The New York Times por fin se atrevió a publicar los resultados de una investigación muy reciente en la Marcellus Shale, la mayor cuenca de esquisto en los Estados Unidos, situada en Pensilvania. Según esta investigación científica, el supuesto tratamiento de los efluentes no eliminaba algunos de los tóxicos que eran descargados en aguas de uso público. De 149 perforaciones efectuadas, 42 excedían las normas de la FDA para agua potable debido a la presencia de radio, 41 por el benceno y 4 por el uranio. Además 128 estaban excedidas en una radiación generada por el radio y el uranio. (Información parcial de Fundación Sesgo, alfonsoelizondo.com)
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