¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Se apuesta todo al despojo petrolero
Jorge Canto Alcocer
Cuestionada
por la ineficiente e insuficiente respuesta del gobierno federal ante
la magnitud de los desastres naturales de semanas pasadas, Rosario
Robles Berlanga, la ex-izquierdista que se vendió al clan Salinas tras
su involucramiento con el corrupto empresario Carlos Ahumada en 2004,
pretendió revirar a los diputados que la confrontaban argumentando que
“mientras no haya reformas estructurales, no se podrá revertir la
pobreza”.
En diciembre de 2012, cuando inició su ilegítimo mandato, Peña cacareaba
cuatro reformas “estructurales” fundamentales: reforma laboral, reforma
educativa, reforma fiscal y reforma energética. Hoy en día, habiéndose
presentado los cuatro proyectos gubernamentales, sabemos que la llamada
“reforma laboral” no fue otra cosa que la legalización del precarismo,
de la absoluta inestabilidad del trabajador; la llamada “reforma
educativa” es una reforma laboral dirigida especialmente contra los más
de un millón de profesores de educación básica, instalando en las
escuelas el mismo precarismo que se ha impuesto en los demás órdenes; la
llamada “reforma fiscal” pretendió en primera instancia introducir
impuestos de “primer mundo” a un país que desciende al “inframundo”;
luego, ante un clima público de protestas desbordadas, el plan inicial
fue sustituido por un grosero “Frankenstein”, que golpeaba a todos,
menos a las grandes corporaciones, y que finalmente, por lo que podemos
anticipar, terminará siendo un conjunto de buenas intenciones que no
entrañe cambios impositivos ni buenos ni malos, sino todo lo contrario.
Lo que sí contempla el presupuesto de ingresos es un importante aumento
de la deuda pública del gobierno federal, equivalente a unos 20 mil
millones de dólares, en un entorno en el que la deuda mexicana va
convirtiéndose en peligrosa para las finanzas gubernamentales, dado que
sus bonos van quedando cada vez más en manos de inversionistas
extranjeros, una tendencia que seguramente aumentará en los próximos
meses, dado el nulo crecimiento económico que enfrentamos.
Justo la condición de vulnerabilidad externa en la que vamos quedando es
la que impulsó las crisis griega, española y de otras naciones, crisis
en el curso de las cuales se han multiplicado los sufrimientos de las
clases trabajadoras, pero también las protestas populares, la
inestabilidad política y la represión, con escenas de una violencia que
muchos pensaban que Europa había dejado para siempre en el baúl de los
recuerdos.
¿Por qué Luis Videragay y demás “ases” económicos del gobierno de Peña
están jugando el peligroso juego de precipitar a México a una situación
de vulnerabilidad macroeconómica? ¿Por qué no, ante la situación actual,
acudir a las reservas internacionales en lugar de al financiamiento
externo? Evidentemente, porque lo que se pretende es justamente
llevarnos a condiciones límite, para luego gritar desaforadamente “¡sólo
la reforma energética nos puede salvar!”.
Conste que únicamente hemos estado hablando en términos de estabilidad
macroeconómica, que hasta ahora había sido el gran lujo de los gobiernos
neoliberales, porque el colapso de la economía real es una constante,
como ha sido mencionado y evidenciado en multitud de ocasiones, al menos
desde el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, allá desde el ya
lejano 1982.
En el mundo tenebroso de la economía real, de carencias pasmosas,
corrupción galopante, violencia desenfrenada, juventud abandonada y en
adicciones, las cosas están por supuesto cada vez peor, pero es
indudable que una turbulencia financiera, que llevaría a mayores
recortes sociales, aumentos al precio de los servicios públicos,
despidos, impuestos emergentes y demás consabidas medidas neoliberales,
agudizaría los de por sí temibles sufrimientos de la mayoría de la
población, así como el consecuente incremento de las protestas
populares, de la violencia, de las adicciones … entonces la Rosario
Robles, Peña, Videragay y el resto de los corruptos volverán a gritar
“¡sólo la reforma energética nos puede salvar!”.
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