viernes, 11 de octubre de 2013

Las cosas están por supuesto cada vez peor

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
Se apuesta todo al despojo petrolero
Jorge Canto Alcocer

Cuestionada por la ineficiente e insuficiente respuesta del gobierno federal ante la magnitud de los desastres naturales de semanas pasadas, Rosario Robles Berlanga, la ex-izquierdista que se vendió al clan Salinas tras su involucramiento con el corrupto empresario Carlos Ahumada en 2004, pretendió revirar a los diputados que la confrontaban argumentando que “mientras no haya reformas estructurales, no se podrá revertir la pobreza”.

En diciembre de 2012, cuando inició su ilegítimo mandato, Peña cacareaba cuatro reformas “estructurales” fundamentales: reforma laboral, reforma educativa, reforma fiscal y reforma energética. Hoy en día, habiéndose presentado los cuatro proyectos gubernamentales, sabemos que la llamada “reforma laboral” no fue otra cosa que la legalización del precarismo, de la absoluta inestabilidad del trabajador; la llamada “reforma educativa” es una reforma laboral dirigida especialmente contra los más de un millón de profesores de educación básica, instalando en las escuelas el mismo precarismo que se ha impuesto en los demás órdenes; la llamada “reforma fiscal” pretendió en primera instancia introducir impuestos de “primer mundo” a un país que desciende al “inframundo”; luego, ante un clima público de protestas desbordadas, el plan inicial fue sustituido por un grosero “Frankenstein”, que golpeaba a todos, menos a las grandes corporaciones, y que finalmente, por lo que podemos anticipar, terminará siendo un conjunto de buenas intenciones que no entrañe cambios impositivos ni buenos ni malos, sino todo lo contrario.

Lo que contempla el presupuesto de ingresos es un importante aumento de la deuda pública del gobierno federal, equivalente a unos 20 mil millones de dólares, en un entorno en el que la deuda mexicana va convirtiéndose en peligrosa para las finanzas gubernamentales, dado que sus bonos van quedando cada vez más en manos de inversionistas extranjeros, una tendencia que seguramente aumentará en los próximos meses, dado el nulo crecimiento económico que enfrentamos.

Justo la condición de vulnerabilidad externa en la que vamos quedando es la que impulsó las crisis griega, española y de otras naciones, crisis en el curso de las cuales se han multiplicado los sufrimientos de las clases trabajadoras, pero también las protestas populares, la inestabilidad política y la represión, con escenas de una violencia que muchos pensaban que Europa había dejado para siempre en el baúl de los recuerdos.

¿Por qué Luis Videragay y demás “ases” económicos del gobierno de Peña están jugando el peligroso juego de precipitar a México a una situación de vulnerabilidad macroeconómica? ¿Por qué no, ante la situación actual, acudir a las reservas internacionales en lugar de al financiamiento externo? Evidentemente, porque lo que se pretende es justamente llevarnos a condiciones límite, para luego gritar desaforadamente “¡sólo la reforma energética nos puede salvar!”.

Conste que únicamente hemos estado hablando en términos de estabilidad macroeconómica, que hasta ahora había sido el gran lujo de los gobiernos neoliberales, porque el colapso de la economía real es una constante, como ha sido mencionado y evidenciado en multitud de ocasiones, al menos desde el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, allá desde el ya lejano 1982.

En el mundo tenebroso de la economía real, de carencias pasmosas, corrupción galopante, violencia desenfrenada, juventud abandonada y en adicciones, las cosas están por supuesto cada vez peor, pero es indudable que una turbulencia financiera, que llevaría a mayores recortes sociales, aumentos al precio de los servicios públicos, despidos, impuestos emergentes y demás consabidas medidas neoliberales, agudizaría los de por temibles sufrimientos de la mayoría de la población, así como el consecuente incremento de las protestas populares, de la violencia, de las adicciones … entonces la Rosario Robles, Peña, Videragay y el resto de los corruptos volverán a gritar “¡sólo la reforma energética nos puede salvar!”

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