domingo, 27 de octubre de 2013

La total incapacidad personal de EsPurioN

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
A Peña lo persigue su ilegitimidad
Jorge Canto Alcocer

A once meses de su ilegal toma de posesión, Peña no ha tenido un solo día de tranquilidad en su presidencia comprada. Desde las tumultuarias y nacionales protestas que le dieron la “bienvenida” el primero de diciembre hasta el devastador trancazo de las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, un día sí y otro también los titulares de los medios de comunicación nacionales e internacionales, así como la percepción interna y externa, nos muestran un gobierno acorralado, impopular, sin margen de maniobra. La situación es tan tirante que incluso las rabietas y los malos tratos en público son el pan de cada día en el “gabinetito”, como bien lo atestigua el ninguneo a Miguel Angel Osorio Chong, quien de cabeza de la política nacional ha pasado a ser el “apestado” al que ni siquiera se le dirige la palabra y el saludo.

La proverbial incapacidad personal de Peña es ahora mera anécdota para chistoretes de centro nocturno, pues ahora las protestas populares se dirigen directamente a la yugular de la nueva administración priísta, centrándose particularmente en la contrarreforma educativa, el intento de despojarnos de nuestra riqueza energética y recientemente la miscelánea impositiva, rechazada universalmente por tirios y troyanos: empresarios, empleados, obreros, campesinos, es decir, por la inmensa mayoría de la población, incluyendo a quienes tradicionalmente habían apoyado las políticas neoliberales, como los grupos más conservadores de la patronal.

El reciente incidente de Guadalajara, cuando una joven estudiante de la elite regiomontana interrumpió uno de los clásicos actos de vasallaje con su valiente protesta contra la censura gubernamental, nos pinta de cuerpo entero la situación que enfrenta el ilegítimo gobierno del de Atlacomulco. Defensor de lo indefendible, su gobierno se ve obligado a enfrentar día con día protestas milenarias y tumultuarias en prácticamente todos los rincones del país.

La única forma de simular control y gobernabilidad ha sido acrecentando la represión, engrandeciendo el aparato y las medidas represivas. Y así como Peña expande su blindaje, así la mayoría de los virreyes de los Estados han escalado sus medidas coercitivas y estructuras de seguridad, no para combatir al llamado “crimen organizado”, sino simplemente para intentar que las protestas y manifestaciones opositoras queden fuera de la lente de fotógrafos y camarógrafos.

Las recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU no dejan lugar a dudas: las violaciones a los derechos ciudadanos han escalado en los últimos años, en la medida en que los espacios públicos son copados por cuerpos policiacos y militares, que aprovechan un escenario generalizado de impunidad y corrupción para, en vez de combatir a grupos criminales, con los que se negocian plazas y recursos, perpetrar todo tipo de abusos y agresiones contra la ciudadanía.

Las crecientes violaciones a los derechos humanos van aparejadas a la extensión de las protestas, y éstas se han vuelto imparables justamente en la medida en que se impulsan reformas anti-populares. En este contexto, sin el más mínimo apoyo reallos acarreos para fingir popularidad terminan siendo ampliamente contraproducentes Peña y sus aliados indudablemente agudizarán su política represiva, lo que, además de echar más leña al fuego, acarreará nuevas denuncias y nuevas condenas. Por si fuera poco, el cuestionado gobierno peñista se enterca en mantener a rajatabla su alianza política con el decadente Estados Unidos, muy a pesar de las humillaciones sufridas recientemente. Así, con los pies en el barro, y las protestas nacionales en ebullición, Peña y el PRI se disponen a “celebrar” el primer aniversario de su ilegítima restauración

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