¡¡Exijamos lo Imposible!!
Libertad de la palabra
Ciro Maroma y Teatro
Ramón Martínez de Velasco Molina
Nunca falta el engreído y petulante dizque ‘líder de opinión’ que,
delirando grandeza, hace de lo privado una supuesta ‘noticia de interés
público’.
Es el caso del merolico Ciro Gómez Leyva, quien sin pudor tituló su columna de Milenio diario así: ‘Adiós a Milenio Televisión’, donde se lee: “Los tiempos cambian, se cierra un ciclo, es hora de decir adiós”.
Por supuesto, como suele ocurrir en estos casos de narcisismo barato,
no falta el idiota que se solidariza con el comediante de su propia
obra de teatro.
El primer imbécil en ‘twittear’ necedades fue ese tipo asqueroso llamado Felipe Calderón Hinojosa: “La salida de Ciro (…) de Milenio TV es una enorme pérdida para México” (¿Para México… animal?).
Le siguieron los ‘televisos’ Carlos Marín y Joaquín López-Dóriga.
El primer payaso recuerda cómo ‘Narciso’ Gómez lo rescató del desempleo (pues lo corrieron de la revista Proceso).
El segundo confiesa que “a veces lo envidié”, confesión que lo pinta
de cuerpo entero, pues sólo una persona enferma del cerebro envidia a
otra (y sólo un estúpido se siente envidiado por los demás).
El maromero Álvaro Cueva (ex colaborador de la chismosa Paty Chapoy)
también sabe desperdiciar hojas de papel: “Estoy en shock”, “No lo puedo
creer”, “Me apaniqué”. Y ya con el hocico caliente, salibea la gran
babosada de la semana: “Ver a Ciro por las noches era una obligación
para todo aquel que quisiera estar informado de noticias que nadie más
se atrevía a dar” (O sea, este hermano-lelo no sabe de la existencia de
Carmen Aristegui ni de Lydia Cacho).
Finalmente, Juan Pablo Becerra-Acosta también le pone incienso a la ‘diva Leyva’.
Pero a este periodista no lo criticaré. Él sí tiene una trayectoria respetable. Su revista semanal, Macrópolis (1991-1994), es de lo mejor que he leído.
Afortunadamente, un lector de la dizque “triste noticia” me quitó el
asco provocado por tanta adulación: “La neta, ya se había tardado. Sus
columnas son brutalmente malas y sólo revelan lo servil que puede llegar
a ser un mexicano. Un insulto para la inteligencia que aún le queda al
pueblo”.
Por mí, esta ‘vedette’ de Televisa, Milenio y Radio Fórmula puede ya jubilarse.
De otro modo, su propio dicho (“los tiempos cambian, se cierra un ciclo, es hora de decir adiós”) será una mentira más.
Y cuánto apuestan a que se va a echar para atrás.
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