Índice Político
Uno de los ingredientes más explosivos del fétido
caldo de inconformidad social que ahora mismo se cocina en el país es el
de la llamada reforma energética.
Desde mucho antes de su presentación y, por supuesto,
luego de conocerla, ha provocado infinidad de reclamos y reproches hacia
las autoridades que, sin escuchar a buena parte de la sociedad, se
empecinan en sacarla adelante.
Lo peor es que, todo así lo indica, ni esas mismas
autoridades parecen saber qué tipo de reforma energética es la que
finalmente proponen. Abrieron foros en el Senado, sí, para buscar ser
iluminados por los expertos, pero al final de cuentas tales opiniones no
serán siquiera tomadas en cuenta.
¿Cuál reforma energética, entonces?
No es, para empezar, lo que quieren buena parte de los
mexicanos, como ya se ha dicho. Quizá porque la expropiación de nuestros
recursos, en 1938, significó un acto de reivindicación frente a muchos
agravios que durante siglos nos fueron infligidos por las potencias del
momento.
Tampoco la que quisieran las grandes petroleras
mundiales. Ellas preferirían que les fuesen concesionados en propiedad
los yacimientos petrolíferos y no, como sucede en Irak
y muy probablemente aquí en México, ser socios de Pemex, lo que no es
precisamente muy atractivo, dadas las lamentables condiciones de la
empresa
Poco atractiva, en efecto, la propuesta del Ejecutivo para las llamadas “siete hermanas”.
De ello dan cuenta los enterados al relatar que, en reciente visita a Londres, los señores Luis Videgaray y Emilio Lozoya Jr.
acudieron a la sede de la poderosa reina del mar del Norte –y de todos
los mares–, la British Petroleum. Lamentablemente para ellos, no fueron
recibidos por el mero mero, sino apenas por un subdirector, ante quien
plantearon su demanda:
– Queremos –habrían dicho– el mapa de los yacimientos en aguas profundas que ustedes tienen detectados en el Golfo de México.
Y la respuesta:
– Sí, claro, por supuesto. En cuanto nos los entreguen en concesión, con todo gusto compartimos el mapa del tesoro… petrolero.
Y no. No es la reforma que quieren las grandes empresas petroleras.
Tampoco la mayoría de los mexicanos.
Entonces, ¿cuál reforma energética es la que quiere el señor Enrique Peña Nieto y, con él, sus colaboradores más cercanos?
LA QUIEBRA DEL BRASILEÑO
En mala hora para las intentonas gubernamentales de reformar al sector energético llegó la noticia de la quiebra del magnate Eike Batista, propietario de la petrolera OGX. Este lunes, apenas, The Wall Street Journal desplegó
en sus páginas la trágica historia de quien, apenas el año pasado,
figuraba en las listas de los multimillonarios de Forbes, con una
fortuna calculada en más de 30 mil millones de dólares. Hoy está
quebrado.
“OGX Petróleo e Gas Participações SA era el pilar del
imperio de Batista. En el prospecto para su emisión de acciones por
US$4.100 millones en 2008, la mayor en la historia del país (brasileño)
hasta entonces, la firma aseguró que contaba con los derechos para
explotar yacimientos que contenían hasta 10.800 millones de barriles de
crudo.
“Sin embargo, OGX gastó gran parte de su efectivo en un
fallido esfuerzo por desarrollar esos campos. En julio, OGX anunció que
era incapaz de extraer petróleo de la mayoría de ellos, lo que desató un
derrumbe de sus acciones.
“El colapso de OGX se propagó por todas las empresas de
Batista, ya que muchas tienen operaciones interconectadas. Por ejemplo,
la naviera OSX, que salió a bolsa, tenía a OGX como su principal
cliente. Se suponía que OSX fabricaría buques en un puerto en
construcción por su firma de logística, LLX, que también trabajaría con
su minera MMX.”
Y quebró. No encontró petróleo.
Conociendo esa historia, ¿qué empresario mexicano
arriesgaría sus capitales para invertir en una aventura para la cual el
gobierno mexicano ni siquiera tiene el mapa del tesoro… petrolero?
¿Quién sigue a Ramiro Garza Cantú, el exitosísimo
contratista de Pemex que tiene ya varios años intentando encontrar
petróleo en el subsuelo del Golfo, sin ningún éxito hasta ahora?
¿Usted se arriesgaría, aún a sabiendas de que el propio gobierno no sabe cuál es la reforma energética que en realidad quiere?
Índice Flamígero: Dejaron solo al muy limitado senador hidalguense David Penchyna.
Organizó los foros senatoriales. Ni siquiera lo secundaron los
diputados de San Lázaro. Pero tampoco la Secretaría de Energía. ¿Sabe
usted qué significado tiene esa soledad? + + + El colega y amigo Fabián Giles, recién ha publicado EL ALMANACO. Radiografía de la estupidez mundial,
un almanaque cómico, político, músico, mediático mundial que no
pretende ser un manual para acabar con este lastre pero sí para detectar
las estupideces que han provocado que el mundo esté como esté. Desde la
TV basura, pasando por los grandes negocios del futbol hasta la música
plástica y sin sentido, y todos aquellos que gobiernan o desgobiernan
para desgracias de muchos. Adelantándose a los tiempos editoriales en
México, la edición de EL ALMANACO se presenta primero en libro electrónico en versión en español http://www.amazon.com.mx/dp/B00FHDSDOA/y en inglés http://www.amazon.com/dp/B00FHOGM24 en el sitio Amazon.com y sus tiendas a nivel mundial. ¡Enhorabuena, Fabián!
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