¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
Un órgano nacional de elecciones; sí, pero…
Jaime Cárdenas
En entregas anteriores he defendido la idea de un órgano nacional de
elecciones. Los principales argumentos de los detractores de esa
propuesta son:
1) Que el órgano nacional electoral afectará al federalismo.
2) Que será más compleja para un órgano nacional la organización de los procesos electorales.
3) Que es más barato, presupuestalmente, mantener el esquema actual.
Llama
la atención el fervor de quienes defienden el federalismo para mantener
el esquema vigente de órganos electorales estatales conviviendo con el
federal. En este país, en el que se reforma la Constitución todos los
años, la mayoría de los cambios constitucionales de los últimos 12 años
son antifederalistas porque consisten en aumentar las atribuciones del
Congreso de la Unión y de los órganos autónomos en detrimento de las
competencias estatales.
Las voces que hoy señalan que la creación de un órgano nacional de
elecciones es antifederalista nunca se han manifestado para protestar
contra ese centralismo creciente. Ni siquiera han articulado opinión
alguna.
También llama la atención que no se realice un diagnóstico serio de la
situación del Estado federal mexicano, en el que, en lugar de
federalismo, existe un feudalismo que asfixia cualquier experiencia
federal efectiva. Habría que democratizar a las instituciones estatales y
municipales haciendo uso del poder federal.
Es el único camino para desarticular el poder de los gobernadores, que
actúan como caciques y virreyes, controlando a instituciones y poderes
en sus estados.
Es de mayor peso que el argumento federalista el de la complejidad,
porque para el futuro órgano electoral nacional ésta sería mayor a la
que ahora tiene, por ejemplo, el IFE, pues organizaría las elecciones
federales, estatales y municipales. Sin embargo, la eficacia y
eficiencia del futuro órgano electoral nacional dependerá de su diseño
institucional —si cuenta con uno flexible y operativo— y de la habilidad
y conocimiento de sus funcionarios.
El tema del costo del órgano nacional de elecciones comparado con el IFE
actual también se circunscribe a la forma en que se diseñe el futuro
órgano. Puede ser menos oneroso que el vigente esquema dual, o más. Ello
dependerá de si todos los órganos locales y municipales son
permanentes, si funcionarán sólo en periodo electoral, si los partidos
van a recibir financiamiento público adicional por participar en
elecciones estatales y municipales o no, etcétera.
Ya sea que se conserve el esquema vigente o se cambie, lo más importante
de toda esta discusión es el método de elección o nombramiento de los
titulares del órgano nacional de elecciones o de los actuales órganos
electorales.
Si va a prevalecer el nombramiento de consejeros electorales por cuotas de partidos, estamos perdidos.
Los magistrados electorales, los titulares de los órganos
constitucionales autónomos, el procurador general de la República, los
consejeros de la judicatura federal, el titular de la Auditoría Superior
de la Federación y los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación deben ser elegidos por voto universal, directo y secreto de los
ciudadanos. Las razones:
1) Los órganos cúspide del Estado merecen contar con legitimidad
democrática directa de los ciudadanos para tener responsabilidad ante
ellos y porque deben ser expresión de la soberanía popular.
2) La historia política y constitucional de México demuestra que estos
nombramientos se realizan antes por el presidente hegemónico y ahora por
el acuerdo de las cúpulas partidistas.
3) Ello limita su independencia porque suelen actuar y decidir como si fuesen correas de transmisión de quien los designó.
4) Esos órganos y poderes se han partidocratizado y se conducen en atención a ese hecho.
5) No hay pluralismo jurídico, político o ideológico en esos órganos y
poderes porque sus titulares representan y reproducen las concepciones
jurídicas o políticas de las clases dominantes.
6) Por el método de designación existente, los titulares de esos órganos
y poderes pierden independencia: no afectarán los intereses de quien
los nombró.
7) Son órganos elitistas.
8) Los titulares no generan vínculos con la ciudadanía ni le rinden
cuentas.
9) Resuelven de espaldas a la sociedad, no promueven
necesidades, intereses o derechos de los ciudadanos sino intereses y
privilegios de los dirigentes y beneficiarios del status quo.
Lo más importante de esta discusión es el método de elección de los
titulares (...) si va a prevalecer el nombramiento de consejeros
electorales por cuotas de partidos, estamos perdidos.
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