martes, 29 de octubre de 2013

Washington ha perdido influencia global

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
La “diplomacia coercitiva”
Pedro Díaz Arcia

Vapuleado por el escándalo de los sistemas de espionaje masivo realizados por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés), entre otras desgracias que han carcomido en los últimos años la credibilidad en Estados Unidos, ahora crece el temor de que la principal potencia militar pierda el poder de inspirar miedo a sus enemigos.

Dick Cheney, ex vicepresidente estadounidense durante el gobierno de George W. Bush (2001-2009), criticó la política exterior de la Casa Blanca al afirmar que Washington ha perdido influencia global y que “sus adversarios ya no le temen”; no obstante las múltiples demostraciones de fuerza, con la inclusión de actos genocidas, ejecutados bajo la presidencia de Barack Obama.

Cheney, un avezado halcón, declaró este domingo en una entrevista con la cadena ABC: “Creo que nuestros amigos ya no cuentan con nosotros, no confían en nosotros, y nuestros adversarios ya no nos temen. Esa era la clave y la base de nuestra capacidad de influencia”.

Es de suponer, en el caso de los amigos, que desconfíen de quienes los espían; aunque algunos indignamente lo justifiquen, y otros respondan con paños tibios a la ofensa. Pero es cierto que cada día crece el número de aquellos que a cualquier riesgo enfrentan la violación de las normas internacionales venga de donde venga.

El dardo de Cheney está dirigido fundamentalmente a exigir acciones más agresivas de Washington en el Medio Oriente; entre ellas, una implícita vuelta de tuerca en los territorios ocupados por Estados Unidos en la región; y una mano dura respecto a Irán desechando complacencias con el actual gobierno del presidente Hasan Rohani respecto al programa nuclear.

En lo que respecta a Afganistán, es necesario tener en cuenta que después de 12 años de guerra el país aún permanece ocupado por 66 mil soldados invasores. Las tropas de la “alianza” no han eliminado el terrorismo, presunto objetivo de la agresión, ni mejorado las condicionas de vida del pueblo. En este período, por ejemplo, las acciones de la poderosa Lockheed Martin se multiplicaron 15 veces en la Bolsa, índice menor al de los civiles asesinados por los ocupantes.

Obama, atrapado en el marasmo de un conflicto heredado, pretende mantener sus tropas en Afganistán después del 2014; lograr la impunidad para sus soldados; y aplicar las estrategias consistentes en acciones encubiertas y el uso de sofisticadas armas y medios, en lugar de intervenciones militares. Estos enfoques, denominados “Huella ligera” o “diplomacia coercitiva”, trazados por los secretarios de Estado y Defensa, John Kerry y Chuck Hagel, respectivamente, dos veteranos de la guerra de Vietnam, forman parte de la filosofía presidencial.

En un intento por enriquecer el debate respecto a la denominada “Doctrina Obama”, matizada por la prepotente concepción de la “excepcionalidad” del país en la preservación de los principios democráticos en el mundo, se podría apuntar que el registro histórico de la retórica nunca podrá superar la imposición -en última instancia- de la realidad.

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