¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
En desuso, autenticidad y patriotismo
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
La agresión que sufrieron maestros disidentes que marchaban hacia el
Palacio Legislativo de San Lázaro al cruzar por calles del barrio de
Tepito, patentiza el grado de desesperación del grupo en el poder ante
la firmeza del movimiento magisterial en contra de la derechización de
un régimen decadente, que se opone a cualquier avance democrático por
mínimo que sea. Tan absurdo comportamiento sólo habrá de acarrear males
mayores al país, como así está sucediendo porque se vive dentro de un
círculo vicioso cada vez más cerrado y lacerante.
La utilización de provocadores es el último recurso del gobierno ante su
incompetencia y nula capacidad para resolver políticamente un problema
que provocó la oligarquía por su terquedad en pretender instaurar un
régimen fascista. Los maestros de la CNTE son los únicos que luchan con
una visión muy clara del imperativo ineludible de frenar las embestidas
del grupo oligárquico que no quiere esperar más tiempo para apoderarse
de los bienes nacionales, incluida la autorización “legal” de emplear
mano de obra carente de sus derechos básicos.
Como es evidente el fracaso gubernamental de acabar con el movimiento
magisterial sobornando a sus dirigentes, han decidido en Los Pinos pasar
a una etapa plagada de riesgos, que sólo podrá ser frenada con la
organización masiva de la sociedad. Como no es conveniente un total
rompimiento con las instituciones, cosa que habría de suceder si el
gobierno de Peña Nieto se despojara de su máscara “democrática”, se
recurre al viejo procedimiento de azuzar a grupos del lumpen proletario
para que hagan el trabajo sucio.
Es tanta la voracidad de la oligarquía que no parece darse cuenta de las
terribles consecuencias de un régimen empantanado en una lucha de
clases cada vez más agresiva. La economía presenta resultados negativos
que afectan a todo el aparato productivo, cuando lo razonable sería
propiciar un crecimiento sostenido, aunque a niveles mínimos que
frenaran la caída del empleo tal como está sucediendo. Se acaba de
registrar una tasa de desempleo de 7 por ciento, la más alta de los
últimos tres lustros, situación que habrá de repercutir en mayor
constreñimiento del mercado interno.
Es obvio, de acuerdo con la experiencia histórica, que nadie saldrá
ganando con la represión a las organizaciones populares y democráticas,
con el propósito de arrinconarlas y obligarlas a rendirse. En las
actuales condiciones del país, lo único que se habrá de conseguir es un
mayor divorcio de gobernantes y gobernados, situación que acarreará una
ingobernabilidad muy peligrosa, como lo deja ver el comportamiento de
los provocadores del barrio de Tepito. Pero a mayor represión, más firme
será la respuesta de los maestros disidentes y de otras organizaciones
de trabajadores, a quienes se les ha estado arrebatando su confianza en
las instituciones.
No será enfrentando a marginados contra marginados como la oligarquía
podrá lograr sus objetivos económicos y políticos, porque finalmente tal
enfrentamiento es coyuntural y no incide para nada en el contexto de la
lucha de clases, que es entre la minoría oligárquica y el pueblo, quien
cobra conciencia de su fuerza en la medida que se encona la agresividad
contra un grupo de hombres y mujeres que está demostrando gran firmeza
de convicciones.
Tal actitud está siendo valorada por importantes sectores de la
población, a pesar de la costosísima campaña de desprestigio a la CNTE
en la televisión y la radio. La cobarde agresión en calles de Tepito
habrá de abonar en favor de los mentores disidentes, porque obligó a
quienes no tienen interés en los asuntos públicos, a repensar las causas
y efectos de un movimiento social y político que concierne a toda la
sociedad y que es resultado de varias décadas de corrupción y
simulación.
Consecuencia de tal realidad es no sólo el estancamiento económico, sino
la marcha en reversa en muchos aspectos de la vida nacional. Buen
ejemplo de esto es la burla que se hace contra el pueblo con la
inauguración de obras públicas sin terminar, como la carretera
Durango-Mazatlán, misma que ha sido escenario de varias ceremonias con
ese fin, en el sexenio de Felipe Calderón, y el pasado jueves por parte
del actual inquilino de Los Pinos. De ahí que el movimiento de los
maestros disidentes sea visto como algo inusitado: la autenticidad y el
patriotismo son actitudes en desuso.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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