domingo, 20 de octubre de 2013

Enfrentar marginados contra marginados?

¡¡Exijamos lo Imposible!! 
Por Esto!
En desuso, autenticidad y patriotismo
Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

La agresión que sufrieron maestros disidentes que marchaban hacia el Palacio Legislativo de San Lázaro al cruzar por calles del barrio de Tepito, patentiza el grado de desesperación del grupo en el poder ante la firmeza del movimiento magisterial en contra de la derechización de un régimen decadente, que se opone a cualquier avance democrático por mínimo que sea. Tan absurdo comportamiento sólo habrá de acarrear males mayores al país, como así está sucediendo porque se vive dentro de un círculo vicioso cada vez más cerrado y lacerante.

La utilización de provocadores es el último recurso del gobierno ante su incompetencia y nula capacidad para resolver políticamente un problema que provocó la oligarquía por su terquedad en pretender instaurar un régimen fascista. Los maestros de la CNTE son los únicos que luchan con una visión muy clara del imperativo ineludible de frenar las embestidas del grupo oligárquico que no quiere esperar más tiempo para apoderarse de los bienes nacionales, incluida la autorización “legal” de emplear mano de obra carente de sus derechos básicos.

Como es evidente el fracaso gubernamental de acabar con el movimiento magisterial sobornando a sus dirigentes, han decidido en Los Pinos pasar a una etapa plagada de riesgos, que sólo podrá ser frenada con la organización masiva de la sociedad. Como no es conveniente un total rompimiento con las instituciones, cosa que habría de suceder si el gobierno de Peña Nieto se despojara de su máscara “democrática”, se recurre al viejo procedimiento de azuzar a grupos del lumpen proletario para que hagan el trabajo sucio.

Es tanta la voracidad de la oligarquía que no parece darse cuenta de las terribles consecuencias de un régimen empantanado en una lucha de clases cada vez más agresiva. La economía presenta resultados negativos que afectan a todo el aparato productivo, cuando lo razonable sería propiciar un crecimiento sostenido, aunque a niveles mínimos que frenaran la caída del empleo tal como está sucediendo. Se acaba de registrar una tasa de desempleo de 7 por ciento, la más alta de los últimos tres lustros, situación que habrá de repercutir en mayor constreñimiento del mercado interno.

Es obvio, de acuerdo con la experiencia histórica, que nadie saldrá ganando con la represión a las organizaciones populares y democráticas, con el propósito de arrinconarlas y obligarlas a rendirse. En las actuales condiciones del país, lo único que se habrá de conseguir es un mayor divorcio de gobernantes y gobernados, situación que acarreará una ingobernabilidad muy peligrosa, como lo deja ver el comportamiento de los provocadores del barrio de Tepito. Pero a mayor represión, más firme será la respuesta de los maestros disidentes y de otras organizaciones de trabajadores, a quienes se les ha estado arrebatando su confianza en las instituciones.

No será enfrentando a marginados contra marginados como la oligarquía podrá lograr sus objetivos económicos y políticos, porque finalmente tal enfrentamiento es coyuntural y no incide para nada en el contexto de la lucha de clases, que es entre la minoría oligárquica y el pueblo, quien cobra conciencia de su fuerza en la medida que se encona la agresividad contra un grupo de hombres y mujeres que está demostrando gran firmeza de convicciones.

Tal actitud está siendo valorada por importantes sectores de la población, a pesar de la costosísima campaña de desprestigio a la CNTE en la televisión y la radio. La cobarde agresión en calles de Tepito habrá de abonar en favor de los mentores disidentes, porque obligó a quienes no tienen interés en los asuntos públicos, a repensar las causas y efectos de un movimiento social y político que concierne a toda la sociedad y que es resultado de varias décadas de corrupción y simulación.

Consecuencia de tal realidad es no sólo el estancamiento económico, sino la marcha en reversa en muchos aspectos de la vida nacional. Buen ejemplo de esto es la burla que se hace contra el pueblo con la inauguración de obras públicas sin terminar, como la carretera Durango-Mazatlán, misma que ha sido escenario de varias ceremonias con ese fin, en el sexenio de Felipe Calderón, y el pasado jueves por parte del actual inquilino de Los Pinos. De ahí que el movimiento de los maestros disidentes sea visto como algo inusitado: la autenticidad y el patriotismo son actitudes en desuso.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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