¡¡Exijamos lo Imposible!!
Por Esto!
La paradoja “Díaz Serrano”
Manú Dornbierer
Satiricosas
II
La meta de estos escritos es probar que el actual embate por entregar
nuevamente el petróleo de México a las grandes compañías privadas
transnacionales, que nunca quitaron el dedo del renglón, proviene de un
pacto entre Carlos Salinas de Gortari y George Bush padre, consistente
en ir MINANDO poco a poco a Pemex para cansar a los mexicanos hasta que,
domados, algún día dijeran: No queda de otra, Pemex no funciona. ¡A
volar! En esa aberrante coalición la voz cantante fue la del diabólico
petrolero texano y presidente de USA, decidido a quedarse con todo el
petróleo del mundo, así fuese a punta de dos guerras para destruir un
país y una ocupación feroz, como fue el caso de Irak.
Las familias Salinas y Bush eran amigas antes de que tanto Carlos
Salinas como George Bush Senior coincidieran en las presidencias de sus
países. Salinas, nacido en México, DF, (3.4.1948) ocupó en forma espuria
el Poder Ejecutivo de México, de l988 a 1994. Bush padre el de Estados
Unidos, de1989 a 1993 porque en USA el periodo presidencial es de cuatro
años y en México de seis. Y Bush Sr. no pudo reelegirse para un 2º
periodo. De ahí la insistencia de imponer en Florida a su junior George
W. con una elección “a la mexicana” contra el candidato demócrata Al
Gore, en el año 2000.
Pero la amistad de las familias Salinas y Bush (y de los cárteles, según
infinidad de publicaciones de prensa en Estados Unidos indelebles en
Internet que cualquiera puede leer y que hablan sin tapujos de los lazos
con el narco de los dos clanes) data de mucho antes. Se visitaban unos y
otros los miembros de ambas familias que deberían escribirse en
italiano “famiglie” para definirlas mejor… El hoy de nuevo bañadito Raúl
Salinas de Gortari era cuatísimo de cuanto capo había a la mano. De
modo que no es extraño que el canallesco pacto petrolero entre el viejo
Bush y el entonces joven Carlos -y su padre Raúl Salinas Lozano- haya
cuajuado desde mucho antes, cuando Carlos era dizque subalterno de
Miguel de La Madrid a su vez enemigo acérrimo del ingeniero Jorge Díaz
Serrano, Director de Pemex, amigo y salvador del presidente.
Posteriormente JLP traicionaría a Jorge Díaz Serrano de manera vil e
indigna, permitiendo que lo acusaran de ladrón cuando el mismo Jolopo
había pedido al empleado de Pemex, el ingeniero Ignacio de León, que le
pusiera un sobreprecio a los barcos Cantarell y Abkatún para beneficio
de su hermana Alicia López Portillo. Por azares del destino presencié
durante una merienda en casa de mi amiga Helvia Martínez Verdayes, hoy
viuda de Díaz Serrano, la firma alusiva a esos barcos y escuché la
explicación que un propio daba a Jorge: “Nacho tiene hepatitis y no se
le puede llevar el documento”. ¿Le llevaron el documento de buena o de
mala fe? Quién sabe, pero el caso es que le costó esa firma la cárcel.
Los barcos se llamaban ¿o llaman? Cantarell y Abkatún en honor a los
campos descubiertos, sería mejor decir abiertos, en 1976. Cantarell, el
segundo yacimiento de crudo más grande del mundo que en el futuro Fox
llevaría estúpidamente al borde de agotamiento para satisfacer a sus
clientes y socios gringos y españoles.
Díaz Serrano era un estorbo para los planes de todos éstos. Para De la
Madrid, porque le podía quitar la presidencia, pero también para los
saboteadores que solapaban él y toda su camarilla involucrada. Y es que
paradójicamente Jorge Díaz Serrano, del que debía esperarse sometimiento
a los gringos y al dinero, pues al terminar su carrera en el Instituto
Politécnico Nacional fue becario durante dos años en Chicago de la
empresa estadunidense Fairbanks Morse, estaba dando la sorpresa. A CARGO
DE LA EMPRESA PARAESTATAL MEXICANA, QUE CONOCÍA COMO NINGUNO, ERA TODO
UN PATRIOTA EFICIENTE. Antes desde 1956 había sido contratista y
representaba a sus benefactores gringos. Fundó diferentes empresas.
Electrificación Industrial S.A., Servicios Petroleros EISA,
Perforaciones Marinas del Golfo (Permargo), Dragados S.A. y Compañía del
Golfo de Campeche S.A. que sustentaron las bases de lo que llegaría a
ser su gran fortuna personal. En Permargo en el año 1960 fue socio de
George H. W. Bush, según la información.
Y ahora resultaba que ese muy rico empresario paradójicamente estaba
haciendo en Pemex una labor nacionalista sorprendente que echaba por
tierra cualquier plan de entreguismo. Naturalmente impediría el plan de
MINAR a Pemex paulatinamente porque la renta petrolera mantenía al país.
Su único aliado entre los políticos del momento era otro “hacedor”, el
profesor Carlos Hank González, muy criticado, pero también necio
nacionalista. Los empleados de Pemex que trabajaban en la Torre de la
avenida Marina Nacional, construida en el TRIENIO increíble, decían “Se
respira patriotismo y celebramos la apertura de la petroquímica”. Había
un entusiasmo generalizado por los avances como estupendamente lo
describió el periodista Fausto Fernández Ponce en el texto publicado en
este espacio el otro sábado.
Había que frenar a Díaz Serrano que efectivamente parecía estar logrando
que su “cuate”, el presidente pudiera pronto “administrar la
abundancia”. El sonorense pensaba “Sí se Puede”, pecado imperdonable
para un mexicano en la política, y lo estaba probando. La estrategia de
sus enemigos consistió, por consiguiente, en deshacerse de él y en
desacreditarlo.
Así se hizo a la primera ocasión: Díaz Serrano fue despedido de su
puesto de Director de Pemex el 6 de junio de, 1981 cuando estaba en
Europa por haber subido inmediatamente, como la OPEP y demás productores
de crudo, el precio del barril mexicano. El pretexto fue “no haber
consultado al Secretario de Energía”, el mequetrefe José Andrés de
Oteyza al que JLP acababa de nombrar. Oteyza estuvo días antes en París
cenando con el grupo franco-mexicano del petróleo. Los funcionarios
franceses tenían en gran estima a Díaz Serrano. En cambio uno de ellos
en una cena, señalando a Oteyza, me preguntó: Qui est ce con? En
traducción franca: ¿quién es ese pendejo? Y le atinó el francés pues
Oteyza decidió de regreso en México NO bajar el precio del barril de
crudo y le costó a México la friolera de 10 mil millones de dólares. Nadie le compró su petróleo mexicano más caro que el de la OPEP y otros.
Y tuvo el flamante secre que vender el crudo, contraviniendo la ley, a
la reserva militar gringa. Me he preguntado si tuvo algo que ver su
furia por “no haber sido consultado”, con el poco caso que le hicieron
los franceses al “Secretario de Energía” en tanto que le demostraban
gran aprecio al Director de Pemex. ¿Por ardido hizo tanto daño?
Jorge aceptó en 1982 el puesto de embajador en la URSS y en Mongolia que
le ofreció López Portillo y posteriormente el de Senador por Sonora,
del que sería en 1983 ignominiosamente desaforado y juzgado por la
propia Cámara de Diputados por el asunto del sobreprecio de los barcos
para Alicia López Portillo.
Todo se planeó de antemano. El Secretario de la Contraloría General de
la Federación, Francisco Rojas, un lacayo del lamentable vicioso que era
Miguel de la Madrid, lo acusó de haber comprado dos buques tanque
pagando 35 millones de dólares de más. Al tener Díaz Serrano fuero
constitucional como legislador. “Fue necesario un juicio de procedencia
ante la Cámara de Diputados para podérselo retirar y tras escuchar los
argumentos de la PGR y del propio Díaz Serrano, votó mayoritariamente su
desafuero, siendo inmediatamente arrestado. Permanecería los siguientes
5 años en prisión.[] La Cámara se reunió constituida como jurado de
procedencia el 30 de julio de 1983 “en el contexto de los promesas de
campaña de Miguel de la Madrid cuya campaña electoral tuvo como lema Por
la renovación moral, que buscaría castigar la corrupción y dispendio
del régimen de López Portillo”. Sin embargo, según las opiniones de
muchos sectores, fue convertido en objeto de venganza por haber
competido con De la Madrid por la candidatura presidencial del PRI.
La víspera de ese cruel día de los vergonzosos - para México- “desafuero
y juicio” en la Cámara de Diputados del Padre del Petróleo Mexicano,
habíamos cenado en mi domicilio en el 9º y último piso de un edificio en
Polanco, Jorge y Helvia Díaz Serrano, los abogados defensores del
ingeniero, el licenciado Enrique Mendoza Morales, su siempre fiel
colaborador, el Lic. Andrés Iglesias y la que esto escribe. El menú fue
exquisita carne de Sonora que había enviado el primo de Jorge, Luis
Bojórquez, hijo del Constituyente que conocí como Jefe de información
del periódico “Novedades”. Pero había muchos otros participantes no
invitados: Los operadores de dos helicópteros dando vueltas encima del
techo de acrílico de mi terraza, los francotiradores apostados en los
balcones del edificio de Protexa enfrente, y posiblemente en otros
edificios, y los soldados en las escaleras que conducían a mi
departamento, en cuchillas con sus fusiles en la puerta. Días después
balacearon desde el edificio de Protexa el departamento de abajo, en el
octavo piso, donde vivían mis hijos.
La gran mayoría de la clase política, encabezada por Carlos Salinas, y
por supuesto la prensa, incluyendo Proceso ¡qué vergüenza! Julio
Scherer, se portaron en forma repugnante. Pero el peor sin duda fue
George Bush padre, que no levantó ni la ceja. Era el más interesado en
el petróleo mexicano y por ende en destruir al socio, si en realidad lo
fue, que le resultó ¿con qué derecho? UN GRAN PATRIOTA MEXICANO.
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